La situación de Isco y Marcelo en el Real Madrid
En Las consecuencias del amor, una película interesante como todo lo que hace y poco conocida de Paolo Sorrentino, Toni Servillo interpreta a un extraño secundario de la mafia que como Prometeo, permanece encadenado ad infinitum en un extraño hotel suizo. Nadie sabe qué hace allí, ni quién es ni a qué se dedica. Nadie sabe qué espera, si es que espera algo. No habla, no interactúa con nadie, sólo mira abúlico la ventana de la cafetería, ignorando los requerimientos de la camarera, interpretada por la bellísima nieta de Ana Magnani. Sobre la película gravita un existencialismo prácticamente nihilista, una idea confusa acerca de la utilidad y del sentido de las cosas que pasan en ella. Me estoy acordando mucho de Titta di Girolamo, el personaje de Servillo, desde el pasado sábado. Veía a Isco correr por la banda izquierda, pasársela a Marcelo, ver cómo éste se la devolvía, intentaban ambos llegar a la línea de fondo, bajar a defender (es un decir) las contras del Cádiz, y me preguntaba lo mismo que al ver al protagonista de Las consecuencias del amor: ¿por qué? ¿Para qué? O como se interrogaba a sí mismo Montaigne: “no lo entiendo”·
Aunque la obsesión por los datos y la métrica es una de las pestes del fútbol moderno, a veces resultan imprescindibles para entender mejor las cosas. Hay un dato que lo dice todo, que es pura “evidencia científica”: Marcelo ha sido titular en 26 de los 54 partidos de Liga desde que regresara Zidane, de los cuales el equipo ha perdido ocho y ganado quince. De los otros 28 partidos de Liga dirigidos por Zidane desde marzo de 2019 y en los que Marcelo fue suplente, el Madrid ganó diecinueve y no perdió ninguno. Desde luego, con Mendy, en este estado de cosas, no tiene nada que hacer: uno parece un toro de Jandilla subiendo la cuesta de Santo Domingo de Pamplona cada vez que juega y el otro, el pobre Marcelo, rumia la desesperanza vital desintegrándose sobre la cal de la banda.
El caso de Isco es ligeramente diferente. Fue de la partida en casi todos los grandes encuentros de la temporada pasada, que fueron los que mejor jugó el Madrid, al menos en la Liga: los dos Clásicos, contra el Atlético, la Supercopa, frente al PSG en el Bernabéu… probablemente aquel fue el partido más eléctrico y vistoso del Madrid en la temporada, una noche en la que parpadeó una bestia nonata, abortada por las patadas de Meunier y cuyo recuerdo se diluye como lágrimas en la lluvia. Sin embargo, el Isco que se pudo ver el otro día contra el Cádiz era futbolista prejubilado: lento, pesado, reiterativo, fuera de forma, apático, sin ritmo y lo que parece más grave, sin ganas. Carne de meme, no en vano dejó unos cuantos, especialmente uno sangrante y muy doloroso para quienes lo hemos considerado toda la vida un futbolista de culto: en lo que pretendía ser una pausa desequilibrante llegando a la línea de fondo, su cuerpo giró como una peonza y la gravedad lo expulsó del paraíso del fútbol de élite empujándolo suavemente hacia atrás. Cayó de espaldas y se pudo sentir el remache de los clavos sobre su ataúd. Requiescat in pace quien fue un fantasista.
El caso de Isco es ligeramente diferente. Fue de la partida en casi todos los grandes encuentros de la temporada pasada, que fueron los que mejor jugó el Madrid, al menos en la Liga
A veces, siguiendo las “evoluciones” (cuánta de aquella jerga periodística se echa en falta ante la invasión totalitaria del nuevo argot pseudoespecializado que domina por completo el lenguaje deportivo en España) por la banda de estos dos antaño ejes del equipo, parecía uno estar viendo un gag cómico, un sketch de Pantomima Full. Si todo en la vida nace y muere, el imperio de estos dos ilusionistas, que nació en Lisboa con el allegretto de la Séptima de Beethoven de fondo, está muriendo con la musiquilla de Benny Hill. Duele a la vista, como si uno asistiera al ultraje de una obra de arte, al derribo iconoclasta de la estatua de algún emperador. En Lisboa se pudo sentir una vibración cuando Ancelotti quitó del campo a Khedira y a Coentrao y los metió a los dos, juntos. Un aleteo de mariposa que terminó con un huracán tragándose al Atlético. De eso ya no queda nada, hubo un conato, un espejismo como digo, el día del PSG en el Bernabéu. Los anales recordarán aquel partido como el último día en la vida de un genio como Marcelo, que también acabó aquel partido lesionado aunque la Historia sólo recuerde la patada criminal al tobillo de Hazard. Pero esa noche, la última gran noche europea del Bernabéu de la que se va a cumplir pronto un año, se entrevió algo en esa parcela izquierda del ataque del Madrid, la zona donde históricamente ha habitado el duende en este equipo. Fue un chispazo que evocó al pasado, a los juegos infantiles entre Roberto Carlos y Zidane, al tetris entre Marcelo, Cristiano y Benzema, una conexión luminosa entre Marcelo, Isco y Hazard, que la desgracia no dejó cuajar. Sólo Isco logró “reinventarse”, en la terminología economicista actual. Sobre él pivotó ese “endofútbol” como lo bautizó Hughes en sus crónicas que tuvo días de esplendor a partir de entonces y condujo, mal que bien, al Madrid de Zidane hacia la victoria final en el campeonato.
Todo esto, no obstante, es farfolla. El presente de Marcelo y de Isco es una cosa muy depresiva que no invita al optimismo. Llegados a este punto muchos hinchas, con lógica aprensión, qué es lo que Zidane espera de su continua confianza en ellos, pues está claro que físicamente, al menos, por el momento, no parecen futbolistas del Real Madrid. Se me ocurra que en este contexto de carestía, incertidumbre, entorno volátil y ausencia de reemplazos de confianza, Zidane haya decidido apurar al máximo los recursos puestos a su disposición. Parece claro que ni Isco, ni Marcelo, ni tampoco Nacho o Lucas son, a corto plazo, otra cosa que segundos o terceros platos, soluciones de compromiso y fondo de armario. Como tales el entrenador, fiel a su política de rotaciones y motivación continuas, recurre a ellos en las mesetas que separan momentos-valle de la temporada, como esta semana, en la que el equipo debuta en el difícil grupo europeo y viaja al Camp Nou.
El presente de Marcelo y de Isco es una cosa muy depresiva que no invita al optimismo
Esta razón tiene que ver con lo que Taleb, en su ensayo El Cisne Negro, llama “redundancia”. La naturaleza suele redundar en sus recursos, no optimizar. Por eso tenemos, dice el ensayista libanés, dos pulmones, dos riñones, dos ojos y dos oídos, aunque nos bastaría con uno de cada. Es la forma natural de “ser eficiente”, o sea, la capacidad de “disponer de alguien o de algo para conseguir un fin determinado”. La redundancia natural niega el axioma del menos es más: es mejor estar preparado para lo que venga, pues lo que está por venir es, por definición, desconocido. A la incertidumbre hay que llegar con las alforjas todo lo llenas que se pueda y no hay curso deportivo más incierto que el presente, segundo acto del fútbol en los tiempos del COVID. A falta de otra cosa, Zidane aprovecha las reservas grasas del enjuto cuerpo madridista, y a ver quién le discute al mejor entrenador de la Historia moderna del club que lo conocido, aunque viejo y gastado, no es mejor que los chavales del Castilla que están por co(no)cer.
Decía antes que tanto Isco como Marcelo presentan ahora mismo un estado físico incompatible con el fútbol de élite, al menos con el fútbol según lo debe entender un jugador del Real Madrid. Eso no es lo peor. Al fin y al cabo es fácil recuperar la forma, sólo se precisan constancia y sacrificio. En ese sentido, por ejemplo, el aspecto de Marcelo es radicalmente diferente al que presentaba hace dos temporadas, año en que podemos fechar el inicio de su declive. Isco, en cambio, parece sumido en una absoluta apatía senequista: despojado de pasiones, vaga por el verde sin encontrarse ni hacer demasiado tampoco por ello, lejos ya de tribulaciones, en un estado de abandono cercano a la ataraxia. Quizá sea feliz. En Marcelo en cambio no hay apatía. Hace un año se publicaba una emocionante carta suya en The Players Tribune en la que nos confesaba lo motivado que estaba tras el año de mierda que sucedió al final del Madrid de Plata. “Tengo un mensaje para todos los que han dudado de nosotros: volveremos. Rezo por ello cada noche. El Real Madrid volverá”. Pero querer no es poder. A veces las estrellas se apagan sin más. Pasamos el resto de nuestras vidas preguntándonos por qué, como Toni Servillo en la película de Sorrentino. Son las consecuencias del amor.
Fotografías Getty Images
"El caso de Isco es ligeramente diferente. Fue de la partida en casi todos los grandes encuentros de la temporada pasada, que fueron los que mejor jugó el Madrid, al menos en la Liga: los dos Clásicos, contra el Atlético, la Supercopa, frente al PSG en el Bernabéu… probablemente aquel fue el partido más eléctrico y vistoso del Madrid en la temporada"
En 1468 minutos que jugó la temporada pasada, 2 goles y 2 asistencias.
"A falta de otra cosa, Zidane aprovecha las reservas grasas del enjuto cuerpo madridista, ".
Eso de las reservas grasas, en un artículo dedicado a Isco y Marcelo (aunque menos), no deja de ser una manera de señalar.
Para mi, Marcelo es un jugador dotado con una técnica maravillosa, que en ataque era imprevisible y se convertía en un factor de desequilibrio para las defensas rivales, cualidades que compensaban de sobra a sus lagunas en defensa. Su nivel ha sido buenísimo durante muchas temporadas.
"El caso de Isco es ligeramente diferente", pero en un sentido distinto. No me ha parecido nunca desequilibrante. Sin fondo físico, ni siquiera en sus mejores temporadas, su indudable calidad técnica se perdía en "giros de peonza", que si antes no acababan en derrumbe en el suelo como ahora, sólo servían para que la pelota que giraba al unísono con Isco, acabara en el mismo sitio en el que empezó. Muy bonito, pero nada práctico.
A Isco sólo le recuerdo dos partidos formidables, uno en Gijón que ganó él solo, y otro, con la selección, en el Bernabeu contra Italia. Demasiado poco para lo que prometía.
En cualquier caso, ni el uno ni el otro están en condiciones para ser titulares en el Madrid actual. Y me temo que no hay posibilidades de que recuperen el nivel necesario.
No son los únicos casos de la plantilla, pero son los más sangrantes, por el recuerdo de lo que fueron, o de lo que podrían haber sido.
Saludos.
Muy buen comentario. No se ven a menudo críticas tan duras que al mismo tiempo no caigan en la ridiculización y en la falta de respeto a profesionales que están ahí por algo.
Con el nivel físico y psicológico del fútbol actual, es muy aventurado decir que no tienen sitio en el Real Madrid, pues considero que no lo tendrían en ningún club de primera, sobre todo en los que sobreviven a base de trabajo.
Marcelo simplemente no puede. O juega de interior izquierda directamente o nadie en su sano juicio (excepto Zidane) le pondría de lateral. Si estuviera en el Getafe de Bordalás, probablemente jugaría mucho menos que en el Madrid.
En cuanto a Isco, es como la guinda que le ponen a los pasteles. Antes relucía y le daba lustre al conjunto (aunque nunca ha demostrado ser la esencia de ese pastel, solo el adorno), pero con el tiempo, la guinda se ha ido desdibujando, soltando el característico juguillo rojo que solo estropea la cobertura. Probablemente él lo sepa y de ahí nazca su apatía, pero si con 28 años ya parece un ex-futbolista, la culpa es de su falta de profesionalidad.
¿Por qué dices que es muy aventurado decir que no tienen sitio en el Real Madrid cuando a continuación dices que no tendrían sitio en ningún equipo de primera? Es contradictorio.
Ese "aventurado" que usas es sinónimo de arriesgado, gratuito, osado... Así que, según tú, es muy atrevido decir que no tienen sitio en el Real Madrid porque no lo tendrían en ningún equipo de primera. ¿Ein? ¿Mande? No eres coherente. O has usado mal el adjetivo. No tiene sentido lo que dices. Busca otro adjetivo que no lleve a confusión. 😉
Me ha faltado un "solo"
"es muy aventurado decir que no tienen sitio SOLO en el Real Madrid, pues considero que no lo tendrían en ningún club de primera, sobre todo en los que sobreviven a base de trabajo".
Isco ha quedado marcado. No hay vuelta atrás. El verá lo que hace. Si ponerse en forma a base de entrenamientos individuales y colectivos, demostrando vergüenza torera, O sigue en su "línea" curva.
Pues si encima añades a su currículum la indisciplina durante el periodo Solari,apaga y vàmonos.Ambos deberían estar ya fuera del Madrid.
Correcto.
Es muy fácil decir que ambos deberían estar fuera. Pero existen los contratos. y si ningún club los quiere, a ver qué haces.
Otra cosa, Marcelo está claro que por la edad o por lo que sea, quiere, pero no puede. Sin embargo lo de Isco es distinto, solamente tiene 28 años. Me gustaría saber qué le pasa a Isco exactamente.
En cualquier caso, me da pena cuando veo a un gran jugador y a un gran madridista como Marcelo en su decadencia.
Isco me cae bien (no olvido que ha defendido públicamente al club muchas veces), pero en el aspecto deportivo debería espabilar.
Marcelo lleva 3 años en clara decadencia, desde Cardiff, tenía 28 años, ahora tiene 32, no es la edad; a Carvajal le pasa lo mismo, después de Cardiff empezó a bajar su nivel.
Marcelo lleva en decadencia unos años, si, pero últimamente se le nota mucho más y la edad no ayuda. Carvajal también ha bajado mucho, no tanto como Marcelo. La verdad es que tenemos un problema en ese lateral. No se yo si Odriozola va a servir. Me acuerdo de Danilo, me ponía de los nervios cuando salía sustituyendo a Carvajal...
¿Danilo? ¡Ah, sí! Ese jugador que fue defenestrado en Cope, Ser, Radiomarca, Ondacero, etc., porque iba a quitar el sitio a un español y no valía y era un vergüenza su fichaje y le pusieron a caldo continuamente... El mismo jugador al que luego calificaron de muy bueno porque jugaba en el City o en la Juve.
Sí, ya sé quién es ese Danilo. 😉
Confieso que a Danilo le he echado de menos a veces en estos últimos tiempos...empezó muy dubitativo y tuvo sonoras pifias, pero es cierto que no le dieron tiempo pa'na', se lo cargaron entre toda la patulea.
Tanto Marcelo como Isco terminan contrato en 2022. Me temo que no tendrán renovación. Y traspasarles a otro club el próximo verano dependerá de las ofertas que tengan y que quieran. Si no, se irán cuando se les acabe el contrato. Como les va a pasar el próximo verano de 2021 a Nacho, Lucas Vázquez y Modric.
Gloria eterna a Marcelo; héroe inolvidable de la historia madridista.
Están acabados para el RM, es la opinión mayoritaria entre muchos madridistas, esto no es negar a ninguno de ellos sus méritos y aportaciones a la historia del RM, en diferentes niveles y calidades. Pero no pueden ser titulares excepto en contadas y necesarias excepciones...los datos de Marcelo son terribles en estos últimos tres años, el malagueño es la decadencia futbolística personalizada, Nacho y Lucas, sobre todo éste, no dan más de sí para el RM y de los demás veteranos con más de 32 años, pues creo que hay que afrontar definitivamente su sustitución, desde el número 4 al 10...sin complejos y con agradecimiento pero mirando al futuro con el club en la cabeza...
Las consecuencias de amor muchas veces son irreparables. Estar enamorado a veces no es la mejor noticia.A veces confundimos el amor con un capricho.
La realidad es lo que dice el artículo. Valoro el partido contra el Cádiz y puedo subscribir perfectamente muchas de sus aseveraciones.
Luego, miro al pasado y veo que afirmaciones, valoraciones, opiniones de este calibre ya se emitieron individual e incluso colectivamente sobre la capacidad de reacción de la plantilla actual.
Una plantilla que ha sufrido el abandono de confianza generalizado cuando se fue Cristiano, amplificada esta orfandad después con la temporada de los traspiés con tres entrenadores resbalando encadenadamente.
La cuesta abajo o sangría se detuvo progresivamente gracias al trabajo concienzudo de un sanador que sabe administrar perfectamente vitaminas anímicas, técnicas y físicas. Un domador de fieras que también sabe emplearse con dulzura en el micrófono y repartir viajes con la mayor suavidad. Todavía hay un jugador al que le mandó a buscar minutos y sigue buscando la luna de París una y otra vez, sale siempre rebotado.
La realidad es como esa pared de Bambino. Al final hay un señor con chaqueta que se retira de la mesa, al ocaso recoge más dinero que los demás . Una y otra vez, porque las partidas terminan .Sólo hay que dejarlas evolucionar, como el amor.
Hoy se ve que la opinión de la inmensa mayoría es derrotista, se volvió a equivocar y la realidad lo corrobora puntualmente. También provisionalmente punto por coma , línea por párrafo ,escrito está en la cabecera.
Sólo hay una objeción. El señor de la chaqueta sabe jugar a las cartas.No demos
por hecho una vez más que olvidó sus nociones sobre el juego , su conocimiento de la baraja. Ese hombre al final suele salir del casino con una sonrisa. Algún día saldrá del casino y se irá a Ikea y cuando miremos a la vitrina, él ya no estará allí.
Sólo era un juego. Zidane es sólo un hombre que construye sueños blancos para que otros disfruten. No olvidemos que es sólo apariencia su aspecto de estatua metálica inasequible a la derrota. Dentro de esa apariencia también hay un hombre que duda y pone cada carta en la mesa para ver lo que sucederá.
No olvidemos que nadie sabe por qué pone cada una de esas cartas,en eso consiste también su oficio.No le salvará nadie el último día. Será un día como éste. O no y será el quien se levante de improviso y le veremos camino de la tienda.
Dejemos que juegue esta partida y no demos por hecho que sabemos la razón por la que lanza cada carta.
Hace casi exactamente un año estábamos con el mismo debate y puede que incluso con los mismos individuos aludidos.
Visto el aceptable, que no magnífico (magnífico se hizo por causas 8-2 externas, no por méritos propios), resultado final de la temporada pasada, todavía es pronto para echar a los leones a parte de nuestros bastante mermados recursos.
Pero, por otra parte, si un año después, el debate sigue siendo el mismo, y los individuos aludidos también son los mismos del año anterior, debería hacerse un toque de atención al planificador o planificadores de la gestión de recursos.
Si en la época de Florentino I lo de "Zidanes y Pavones" tuvo también su reverso tenebroso, hay que tener cuidado con que la época de Florentino II, el nuevo leitmotiv de "talento joven a precio razonable" también tiene sus aristas.
Abrazos madridistas