Sin gracia

Un domingo sin fútbol, perdón, un domingo sin que juegue el Madrid es menos domingo. O tal vez más domingo, es decir, un día sin gracia, el día más lánguido de todos los posibles domingos lánguidos, un almuerzo familiar sin promesa de que la tarde tendrá arreglo, un paseo por el parque largo y despreocupado (demasiado largo y despreocupado), un lacónico "pues vayamos al cine" que no resulta convincente, un sofá y una manta que todo lo cubre, lo tapa y no lo remedia.

La prensa deportiva parece saber todo esto sin explicitarlo. Sin el Madrid en acción, pareciera que todo se desparrama, que no hay concentración, que se abre el abanico de temas de portada sin que algunos de ellos lleguen ni siquiera a merecer la categoría de tema, pues se quedan en alusiones interrumpidas por bostezos. Abramos el catálogo no sin cierta modorra.

Marca siempre ha tenido esta cosa en principio elogiable de atender a otros deportes más allá del fútbol, y hoy lo hace con dos importantes logros (o preámbulos de logros): Garbiñe Muguruza y Rafa Nadal disputarán hoy sendas finales en el Open de China, cosa que, cómo no, nos alegra. Ocurre, sin embargo, que Marca suele ampliar la mirada hacia otros deportes -baloncesto, tenis... hasta bádminton- cuando no tiene más remedio, bien porque se ha dado un éxito realmente sonado en alguna disciplina ajena al balompié, bien cuando lo sonado es la clamorosa ausencia del balompié. Sin desmerecer las finales de Muguruza y Nadal, creemos que estamos ante el segundo de los casos, y eso, de algún modo, demuestra un interés un tanto forzado por parte de Marca, cuando no un pelín tramposo.

De todos modos, admitimos que la trampa es asumible, así que aceptamos pulpo como animal de compañía y celebramos el recuadro lateral de la portada, donde Gareth Bale hace lo propio por la histórica clasificación de Gales para la próxima Eurocopa. Allí, por cierto, estará Piqué, siendo pitado sin duda por todos los madridistas franceses, que -si asumimos la torticera "explicación" que nos han dado de los pitos al central catalán- es lo mismo que decir todos los franceses. No deja de ser curioso que, a través de Piqué, ese culé recalcitrante, la cantidad de madridistas por metro cuadrado haya crecido exponencialmente. Moltes gracies, amic.

As trae a su portada lo que nosotros traíamos al portanálisis de ayer. No tenemos ningún afán competitivo con el diario de Relaño, claro está. Él juega en una liga diferente a la nuestra. La suya es una en la que el Madrid siempre zozobra, se incendia, se derrumba, explota, cae, deprime y hasta avergüenza; la nuestra, en cambio, ha alcanzado la certeza de que buena parte de los males del Madrid le vienen inoculados desde fuera, más o menos como un virus que no tiene problema alguno en invadir un organismo para hacerle decaer y devenir enfermo como mejor medio para favorecer su propia supervivencia.

Podría decirse que un virus de verdad no tiene más remedio que hacer lo que hace, que tal es su esencia, su modo de comportarse y hasta su función biológica, pero no ocurre lo mismo con esta inoculaciones que le son impuestas al Madrid por parte de cierta prensa. Estos virus -puesto que solo lo son metafóricamente- pueden siempre comportarse de otro modo, pueden hacerlo con honesta subjetividad, con sana voluntad informativa, con noble afán crítico, con desusada ecuanimidad y ausencia de doble moral. Pueden, sin ir más lejos, recordar sus años de facultad y repasar sus apuntes. (Perdón por la utopía).

De modo análogo, también podría ser diferente eso que venimos llamando el virus FIFA. El eufemismo nos parece atinado en lo que se refiere a los resultados que tiene para la salud de los futbolistas, pero el apelativo da la impresión de tener un carácter irremediable, como si el virus fuera ciertamente un virus y, por tanto, no fuera responsabilidad de nadie que tanto daño haga. Y no. Si los Relaños que nos asolan pueden volver a la facultad de periodismo, las altas instancias del fútbol mundial podrían observar con atención la escabechina y ponerse a trabajar para buscar soluciones a este despropósito. Mientras tanto, hoy toca rezar por Modric y sus molestias musculares. Ay.

Cerramos el catálogo de las portadas deportivas de hoy con las catalanas. Ellos están a otra cosa. Ellos andan ya buscando fichajes para apuntalar un equipo que no parece ofrecer todas las garantías. Tal vez seamos nosotros, pero nos da en la nariz que abrir con fichajes a principios de octubre no indica nada bueno para los amigos culés. Es como si quisieran buscar fuera la ilusión que no encuentran en casa propia y eso siempre ha estado muy feo, además de ser causa de no pocos divorcios.

Según Mundo Deportivo, el Barcelona busca central y según Sport busca un "fichaje de impacto". Vuelve Pogba a las portadas y nosotros no sabemos ya si reír o llorar recordando el veranito que nos dio sin querer el jugador de la Juventus a través de su presencia día sí y día también en los medios catalanes. También vuelve Verratti, el supuestamente nuevo eterno pretendido por Madrid y Barça, pero sobre todo llegan a la portada de Mundo Deportivo nuevas caras y nuevos nombres. Nosotros nos quedamos con un tal John Stones. No tenemos ni idea de quién es pero nos gusta cómo casan nombre y apellido, como si de un actor de tratara. John Stones. No nos negarán que resulta sonoro y atractivo.

Que venga John Stones, incluso al Barcelona; o mejor, sobre todo al Barcelona, donde, al parecer, siguen sabiendo mucho de artes escénicas. No en vano, en delirante Top secret, Mundo Deportivo "informa" de que Messi está "orgulloso por la ovación espontánea que recibió en el teatro". No diremos aquello de que la cabra tira al monte, pero sí recordaremos aquella película de un joven Val Kilmer que precisamente se titulaba Top secret, una parodia loquísima que, a diferencia de esta protagonizada por el héroe Messi, por la arpía Agencia Tributaria y por el palmero Mundo Deportivo, sí nos hacía gracia.