Me produce mucho orgullo haber pertenecido a la única generación de madridistas que ganaron la Champions formando íntegramente con once españoles, ni un solo extranjero. La Sexta también me hizo especial ilusión porque habíamos perdido ya dos finales de Copa de Europa, habiendo jugado yo de titular la que se perdió 5-3 con el Benfica de Eusebio. Era un equipo muy potente el del mozambiqueño, que agarró a un Madrid dorado pero ya en decadencia. Al año siguiente perdimos también la Final contra el Ínter, en el que sería el último partido de Di Stéfano, aunque esa Final ya no la jugué yo por estar lesionado. La jugó Vicente.
¡De manera que a la tercera fue la vencida!
Éramos un equipo en transición tras una etapa brillantísima, y nadie esperaba que hiciéramos ese papel. Nadie esperaba que pudiéramos ganar el torneo. Conscientes de que nuestros puntos fuertes eran el coraje y la unidad, nos aplicamos a ellos hasta conseguir llegar a la Final de Bruselas.
La semifinal contra el Ínter fue extraordinaria. En el partido de ida, Betancort se lesionó y tuvo que aguantar hasta el final, al no estar aún los cambios contemplados por el reglamento. Por eso, en aquella época era imprescindible abstenerse de jugar si uno no estaba a tope. El equipo aguantó muy bien la adversidad, impidiendo al Ínter que se acercara a los dominios de su maltrecho portero. Al final ganamos 1-0, gol de Pirri.
La vuelta fue dramática. Nos adelantamos con un gol de Amancio, pero ellos empataron por medio de Facchetti y nos apretaron muchísimo. Betancort seguía lesionado, jugué yo y tuve que emplearme a modo. El Ínter, comenzado por Helenio Herrera, era el mejor equipo de Europa en ese momento.
No me sentía especialmente presionado, pese a haber jugado poco durante el año, pues el titular era Betancort. Pero yo ya llevaba años en el Madrid y tenía experiencia. Había jugado ya una Final, como decía antes. Ya tenía una trayectoria. Siempre estaba preparado. Nervios siempre hay, eso sí. Y además ese campo, el del Ínter, era una caja de cerillas. La grada era muy vertical. Sentías al público muy encima. Y nos tiraban de todo. Recuerdo que en un momento dado, en un córner, recogí del suelo el ferodo de un freno. Eran otros tiempos. Nada de cogerlo e irte a llorar al delegado de campo, como ahora. Lo dejabas en un rinconcito y a jugar. Ni pío.
Pero hicimos un buen partido y, aunque el Ínter nos acorraló, aguantamos estupendamente. Yo tuve que intervenir mucho, como digo, sobre todo hacia el final.
Para la final, Betancort estaba ya recuperado. Sin embargo, Miguel Muñoz siguió apostando por mí. Supongo que, obviamente, estaba muy satisfecho con mi actuación en Milán.
Había cierta presión en aquella Final, pero tampoco eso nos hacía sufrir mucho. Ten en cuenta que, por otro lado, nadie contaba con que llegaríamos a Bruselas. Salimos a jugar tranquilos.
Del Partizan no sabíamos mucho. Algún técnico del club había ido a verlos jugar y había elaborado algún informe, pero poca cosa. Fuimos a lo nuestro. A luchar y a estar bien armados. Es lo que nos decía Gento en el vestuario. Él ya había ganado el título cinco veces nada menos (al igual que Pachín, Santamaría y Puskas, que aún estaban en la plantilla) y nos decía justamente eso: que nosotros a lo nuestro. Y mira por dónde: nos volvimos con la Copa.
En el partido se sufrió porque el Partizan se adelantó. Sin embargo, una gran jugada de Amancio supuso el empate, y un chutazo lejano de Serena la victoria.
El jolgorio en el vestuario fue tremendo, como lo fue la vuelta en el avión. No ha habido una alegría mayor. Aunque, claro, algunos eran más dicharacheros que otros. Algunos lo exteriorizaban mucho y otros, como Gento, lo llevaban más bien por dentro.
Desgraciadamente, faltan muchos de mis compañeros para disfrutar de un aniversario como el de hoy.
*Texto escrito en 2019, reflotado con motivo del 54 aniversario de la sexta Copa de Europa del Real Madrid.
Así viví la Primera: Paco Gento
Así viví la Segunda: Andrés Amorós
Así viví la Tercera: José Emilio Santamaría
Así viví la Cuarta: José Emilio Santamaría
Así viví la Quinta: Luis Miguel Beneyto
Así viví la Sexta: “Pirri”
Así viví la Sexta: José Araquistain
Así viví la Séptima: Pedja Mijatovic
Así viví la Octava: Steve McManaman
Así viví la Novena: Roberto Carlos
Así viví la Novena: Luís Alberto de Cuenca
Así viví la Décima: Juanma Rodríguez
Así viví la Décima: Vicente Ruiz
Así viví la Undécima: Álvaro Arbeloa
Así viví la Duodécima: Antonio Esteva
Así viví la Decimotercera: Jesús Bengoechea
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Mi portero favorito. La edad es lo que tiene. Que has visto mucho. Y Araquistain es un portero fantástico.
Saludos!
Gracias por compartir esos maravillosos recuerdos, maestro