Ficha técnica:
Jornada 30.
Sevilla, 27 de marzo de 2020, Sánchez Pizjuán.
Colegiado: Carlos del Cerro Grande.
Sevilla: Tomas Vaclík, Jesús Navas, Diego Carlos, Jules Koundé, Sergio Reguilón, Nemanja Gudelj, Éver Banega, Joan Jordán, Lucas Ocampos (Franco Vázquez, m. 40), Suso (Sergi Gómez, m. 30) y Luuk De Jong
FC Barcelona: Ter Stegen; Nélson Semedo, Gerard Piqué, Samuel Umtiti (Clément Lenglet, m. 18), Jordi Alba; Sergio Busquets, Ivan Rakitic (Arturo Vidal, m. 55), Frenkie de Jong
Victoria sevillista por 2-0 que añade más presión a la parte alta de la clasificación. El encuentro se decidió en el minuto 26 cuando Messi destituyó a su primer entrenador Quique Setién. Unos minutos antes, el pasiego había afeado al argentino su actitud, tras intentar Leo llegar, desde la medular hasta el área contraria, sorteando a cuantos rivales le salían al paso, harto de contemplar a su equipo pasarse el balón, durante veinte minutos seguidos, sin apenas acercarse al área. Un paradón de Vaclik puso fin a la aventura del rosarino.
A los gritos, con aspavientos, de Setién de “¡Pero pásala, Leo! ¡Hay que pasarla!” reaccionó el crack azulgrana dirigiéndose a Carles Naval, en la banda, mientras le señalaba al pasiego:
—Está despedido.
—Pero Leo… ¿Qué haces? —intentó enmendarse el cántabro—. ¡Me malinterpretas! Yo no pretendía… —dijo atropelladamente mientras el delegado del equipo lo cogía por el hombro y lo alejaba del terreno de juego— “¡La posesión! ¡No se puede abjurar de la posesión!”, fueron las últimas palabras que se le escuchó antes de diluirse en la penumbra del túnel de acceso.
—¡Un momento! ¡Un momento! ¿Entonces yo soy el primero? —preguntó emocionado Eder Sarabia.
—Hasta el descanso —dictó el diez.
Al 45 se llegó con 0-0 pese a la presión adelantada que había ordenado el técnico interino, pero que fue bien resuelta con un par de ajustes por parte de un Lopetegui que, desde ese momento, dominó con solvencia la batalla táctica. Gudelj, Jordán y, sobre todo, Banega, consiguieron imponerse en la medular y los contras de Ocampos y Suso pusieron en serios aprietos, en varias ocasiones, a la zaga del Barcelona.
En el vestuario, los jugadores se encontraron a Josep María Bartomeu visiblemente nervioso. El presidente, no obstante, trató de aplacar su efusividad al percatarse de la llegada de Messi.
—Pero ¿qué ha pasado, Leo? —le preguntó en un tono muy comedido.
—Me tenía hasta las pelotas, el boludo… —contestó sin ni tan siquiera mirarlo—. Tocaaala, tocaaala… la posesión… ¡la concha de su madre!
—Pero es el estilo, Leo… —replicó el mandatario, pausadamente.
—El estilo hace mucho que nomás soy yo, huevón.
—De acuerdo, de acuerdo… —hizo un gesto apaciguador con las manos— ¿Pero no podías esperar al final para echarlo? ¿Ahora qué hacemos? ¿Terminamos el partido con Eder?
—Este quilombo también es suyo, así que fuera —Indicó sin titubear, tras lo cual Carles Naval y Pepe Costa sacaron al vasco del vestuario mientras este profería exabruptos.
Bartomeu, sentado en un banco, con la cabeza entre las piernas y las manos en la nuca, entremezclaba aleatoriamente lamentos con súplicas.
—¿Ninguno de vosotros tiene el título de entrenador?
—A mí se me ocurre, presi… —se escuchó decir a Gerard Piqué, mientras Bartomeu se echaba la mano a la cara por temor a su interlocutor— que igual podría hacerle una oferta a Lopetegui.
—¡Pero si es el entrenador de nuestro rival hoy!
—Sí —asintió el central —, pero recuerde lo del Mundial. Allí se bajó del tren en marcha. Además, es matar dos pájaros de un tiro. ¿No tocó usted a Rodrigo en la previa del Valencia, o a William José antes del partido de Anoeta, o a Ángel la semana del Getafe o…?
—Vale, vale, vale… Pero es que entrar al vestuario del Sevilla, en este instante…
—Yo tengo su móvil. Por Intentarlo…
—¿Leo?
—Pseee…
Arturo Vidal por Rakitic, fue el primer cambio de Lopetegui a los 10 minutos de la segunda parte. El de Asteasu, había aceptado la oferta que le trasladó el Barça por WhatsApp —tras meditarlo siete minutos—, con un emoticono con el pulgar hacia arriba. Inmediatamente informó al Sevilla, que dispuso de cinco minutos para nombrar un nuevo técnico, responsabilidad que fue asumida por Dorival Júnior, técnico hasta entonces del Club Athletico Paranaense y que fue el elegido por Monchi para la ocasión.
Notaron más los sevillistas el efecto de “entrenador nuevo victoria segura”. Tras un asedio continuado, a los quince minutos marcó De Jong, completamente solo, de un cabezazo a la salida de un córner.
—¡Te dije que cogieras a De Jong! —le reprochó Julen a Umtiti, que lo escuchaba sin comprender— ¡Pero al de ellos! ¡No al nuestro!
Lo intentó el Barça a partir de entonces, con un estilo más directo y con Vidal como referencia en punta de ataque y Messi recibiendo atrás y filtrando pases al chileno y a Griezmann. Tanto perdonaron que en el minuto 38, una contra del Sevilla fue remachada por Ocampos que puso el 2-0 en el marcador.
—Estoy al horno, ¿pensás hacer alguna cosa? —le dijo Leo a su nuevo entrenador, reclamándole una reacción.
—Creo que voy a bajar a Ansu Fati al Barça B, pero no sé si con eso nos bastará ahora mismo.
Y efectivamente, con derrota azulgrana 2-0, terminó el encuentro. En Carrusel Deportivo, Quique Setién, que había sido contratado por la Cadena SER como comentarista, afirmó que “a mí me daría vergüenza jugar como jugó el Sevilla durante los primeros 25 minutos”. En la rueda de prensa, Julen Lopetegui se abstuvo de comentar esas declaraciones “ya que soy el técnico visitante” y afirmó no plantearse la posibilidad de ser destituido sino solo seguir trabajando para sacar al equipo adelante. Pero no llegó a coger el tren de retorno a Barcelona, ya que su domicilio estaba en Sevilla y porque, además, ya había sido relevado de su cargo antes de abandonar el Sánchez Pizjuán.
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