Serrat, la Supercopa y los fichajes del Madrid

El análisis de las portadas de los periódicos deportivos de hoy

Buenos días. Las legítimas quejas del no-madridismo (que no es lo mismo que el anti) para que no nos apropiemos de Nadal tienen su contrapartida en Serrat: Serrat es de todos, oiga. Por eso nos sienta especialmente mal, así, de mañana de domingo, el topar con un titular como el de Sport. “Hoy puede ser un gran día”, reza citando el título de aquella gran canción del bardo catalán. “No consientas que se esfume, asómate y consume la vida a granel. Hoy puede ser un gran día. Duro con él”. Que no nos birlen a Serrat los que se limitan a compartir con él filiación futbolística, porque Serrat es universal.

Habremos de admitir, a renglón seguido, que las molestias que nos ocasiona la prensa cataculé en nuestra calidad de fans de Serrat no son nada en comparación con las que nos ocasiona en nuestra condición de seguidores del Madrid. Y no es que hagan nada que resulte particularmente abyecto. Se limitan a señalar lo que sucede esta noche, la final de la Supercopa de España que enfrentará a su Barça al Athletic, y donde no dudaremos en afirmar, aunque no se trate del trofeo más prestigioso ni importante, que nos gustaría estar. No es Serrat, es la Supercopa. No sos vos, soy yo.

Querríamos estar ahí. Por supuesto que sí. Pasadas 48 horas del varapalo ante los leones, nos sigue doliendo no solamente el haber perdido, sino el cómo se perdió. Es cierto que hubo un segundo tiempo digno y que invita a alguna esperanza, pero la imagen del primer tiempo no pudo ser peor, y lo peor es que se parece muchísimo a la ofrecida en muchos otros partidos. Lo que tiene de indignante la semifinal jugada (y perdida) ante los de Marcelino es que fue una forma de perder calcada a muchas derrotas anteriores. Nuestro querido Joe Llorente lo expresaba brillantemente en un tuit. Le parafrasearemos: “Dice Zidane que no se puede ganar siempre, y tiene razón. Pero también sería bueno no perder siempre igual”.

Desde el inmenso amor que le tenemos a Zidane, nos resulta insoslayable la tarea de certificar que desde fuera no se ven soluciones a problemas que parecen enquistados. Vamos más allá. No solo no se ven soluciones, sino que no se atisba un intento por buscarlas. La sensación es que nos hemos abonado a una receta sin reparar en la ya muy estimable cantidad de veces que el plato ha resultado insípido, cuando no hemos acabado con la cocina chamuscada. Por eso no nos parece desatinado aprovechar la envidia que nos dan el Barça y el Athletic (aunque la Supercopa sea un título menor) para solicitar a Zidane que nos sacuda de encima la sensación de inmovilismo, de autoindulgencia, que inevitablemente nos transmite su renuencia a la experimentación. Bien nos duele señalar que ahora mismo, en el equipo, se emiten señales de resignación que no nos gustan, y que vienen reflejadas en las actitudes de Zidane en las ruedas de prensa, muchas de las cuales vienen a resumirse en un “esto es lo que hay”. No, Zizou. El Madrid nunca puede ser un “esto es lo que hay”, ni siquiera cuando esto sea, efectivamente, lo que haya.

En este sentido, nos llama la atención el recuadro inferior de As, que se lamenta por el hecho de que aún estén “en el aire” 395 millones en fichajes realizados en los últimos tres veranos, contrataciones que, si exceptuamos la de Hazard, han correspondido a fichajes de jóvenes promesas.

La respuesta a esta muy legítima inquietud debe ser doble. Por un lado, la esperanza. El que aún estén “en el aire” no implica que no vayan a fructificar, tal vez no todos, pero sí un porcentaje notable de ellos. Por otro, la exigencia de coherencia: debe existir una armonía entre la política general de fichajes del club y la dirección técnica. No tiene ningún sentido apostar por los jóvenes desde la cúpula del club si quien tiene que ponerlos a jugar no aplica el mismo criterio. Sabemos que no es fácil. Zidane sabe que se le paga para ganar, pero a estas alturas debería haber empezado a creer que los jóvenes con los que cuenta pueden ser una ayuda considerable en pos de esa meta. Si no lo cree (y la cesión de Jovic al Eintracht puede ser indicativa de ello), el problema que tenemos es de fondo, y puede ser más grave de lo que inicialmente augurábamos.

Por lo demás, Marca trae como principal argumento del día la tragedia de Sergi Mingote en el K2. Como no podía ser menos, nos unimos al duelo y enviamos un abrazo a sus familiares y seres queridos.

Pasad buen domingo.