Un sentimiento con bigote

Buenos días. La prensa deportiva española a 6 de junio de 2016 se divide en dos escuelas: 1. los que ya pasan de la Undécima como si fuera cosa del pleistoceno y 2. los que tienen a bien arrojar vitriolo sobre quienes la conquistaron, exactamente igual que hicieron desde el mismo instante en que se proclamaron campeones y en realidad desde que sostuvieron que nunca lo lograrían (o sea, siempre). Dentro de 2. existen a su vez dos subtendencias:

2.1. Quienes se enzarzan en revisionismos si se quiere risibles, pero al menos pseudofutbolísticos, arbitrales o relativos a otras instituciones del balompié, por medio de los cuales el Real Madrid queda desprovisto de la Undécima o al menos del derecho a haberla ganado (ilegitimidad que se extiende al pasado despojándonos de otras Copas de Europa anteriores).

2.2. Los que recurren a cotilleos de tercera y asuntos no ya de papel couché, sino de papel higiénico, para presuntamente denigrar al Real Madrid o a alguno de sus más destacados profesionales.

Marca, la corrección política hecha diario deportivo, podría caer (y de hecho ha llegado a caer en el pasado) en algo parecido a 2.1., pero nunca en 2.2. Y ahora mismo representa el máximo exponente de 1.

Ahí lo tenéis. Ni rastro ya de la Undécima, aquella lejana gesta, en la primera plana del periódico más leído de España. La Undécima es aire y va al aire, como decía Bécquer en cita recurrente para La Galerna. La Undécima son las estelas en la mar de Machado, el Dust in the wind de Kansas, el agujero en la pared en que Sartre cifraba toda divinidad. Marca, periódico de todos los españoles, aun de aquellos que no quieran que lo sea, ya está en la onda eurocopera y por qué no, decimos nosotros. Por qué no cuando hay gente para quien el máximo afán futbolero viene dictado por el pasaporte. Por qué no cuando todavía hay quien traslada al terreno de juego piques (sin tilde, aunque también) de chauvinismo añejo, que si como en España en ningún sitio, que si los franceses nos volcaban los camiones en la frontera, que si los ingleses nos daban un sándwich de pepinillo para comer cuando estudiábamos en Hastings. En La Galerna, sépase ya, pensamos cubrir la Eurocopa a nuestra manera que es la de Sinatra, es decir, la manera madridista. Lo haremos someramente, pues aún nos queda mucho, pero que mucho decir sobre la Undécima.

As personifica el asunto del pasaporte en la figura de De Bosque y hace muy requetebién en tanto en cuanto el sentimiento a través del cual uno se toma muy en serio la necesidad de vengar los camiones de los franceses (o el sándwich de pepinillo de los ingleses) a través de una victoria futbolera es indudablemente un sentimiento con bigote. Extendernos en ello nos produce algún rubor por la evidencia de la aseveración. Dice el mostacho por excelencia de la vida patria que Morata puede ser un grande y estamos de acuerdo. No nos importaría que Morata volviese al Madrid pero no por ser español ni canterano, sino por ser un estupendo jugador. El corazón tiene razones que la razón no entiende, y el corazón galernauta carece de accidentes pilosos sobre el belfo.

Messi no sólo no tiene bigote sino que nunca ha ganado nada reseñable con la selección de su país. Escribimos lo que acabamos de escribir y a continuación nos fijamos, gracias a la foto de Mundo Deportivo, en la nueva barba amostachada y rojiza de la Pulga, en la cual no habíamos reparado. Se ve que en Argentina consideran también que el pelo facial es signo externo que señala la entrada en el contexto de un fútbol de parámetros nacionales o nacionalistas, qué sabemos, en el cual el bigote (con o sin barba) prefigura el triunfo o su empeño. Muy mal se tiene que poner la cosa para que un Messi barbudo no se alce ya de una puñetera vez con la Copa América o con el Mundial o con el Trofeo Carranza de las selecciones. Nada mejor que el carácter inusual de un título con su país (¿qué significa, bien mirado, eso de ganar un título "con tu país"?) para borrar de Messi el mal sabor de boca de la Undécima con sus inevitables repercusiones para el Balón de Oro. El Balón de Oro. Otra cosa que, como el fútbol de selecciones, poco o muy poco entusiasma a La Galerna y sin embargo de algo hay que hablar.

O no.

Se empieza diciendo "de algo hay que hablar" y se termina hablando de las cosas de las que habla Sport. El Único Diario que no Trajo a Portada el Atentado contra una Peña Madridista en Irak no tiene tiempo para ocuparse de esas cosas (el ataque a la peña) pero sí de otras que no trae a su edición impresa (os traemos su insulsa portada sobre el fichaje de Sanabria sólo por cumplir) sino a sus contenidos online.

Porque resulta, y aquí ya entramos de lleno en el apartado que antes llamábamos 2.2., que la versión digital de Sport, al alimón con otras publicaciones online de inspiración filoculé, anda muy preocupado por las compañías que rodean a un destacado jugador del Real Madrid en sus vacaciones, y publica artículos saladísisimos sobre el empalme que en las fotos luce uno de los amigos de nuestro jugador. Este es el nivel, queridos galernautas. Mal gusto y homofobia a partes iguales en la página web de Sport, a quien hoy no mandamos a la mierda, única y exclusivamente, por el nulo sentido existente en la acción de mandar a la gente al preciso y exacto lugar en el que ya se encuentra.

Pasad un buen día.