Yo imagino una Liga española ganada por el Rayo Vallecano y a un doble de Jémez apareciendo en las portadas deportivas patrias con jubón y calzón y espada tras causar estragos entre la población femenina vallecana. Yo veo esos periódicos en sepia, no salidos de la imprenta sino copiados por escribientes en las redacciones convertidas en bibliotecas medievales, narrando en verso la epopeya conquistadora del suplantador de Jémez, que sin duda elevaría la figura del técnico canario al mito de Don Paco.
No veo, sin embargo, el mismo éxito en un posible suplantador de Luis Enrique (por mucho que allí tengan su propia Hostería del Laurel), el entrenador del agonizante equipo campeón de la Liga española. Las mujeres, al contrario que los periodistas, deben de huir de Lucho (Lucho Tenorio) con ese tono de Fernán Gómez que utiliza delante de los micrófonos. Claro que el doble podría moderar ese aspaviento constante, dulcificarlo y hasta imitar (o tener) el timbre de Leonard Cohen. Pero el timbre de Leonard Cohen no casa con el rostro indisimulablemente prognático de Luis Enrique. Sería como crear un ser mitológico como el hipogrifo, con cabeza de águila y cuerpo de léon: rostro de Luis Enrique, cuerpo de Messi y voz de Piqué.
Ranieri tiene el aspecto de un zorro plateado, pero luego habla como Torrebruno y se cae el mito que fortalecía Ralph Lauren, frente al que Rachel, la de Friends, sufría calentura al encontrárselo en el ascensor. Igual Alan Ashcroft tiene la voz de Yves Montand al que añade un acento italiano devastador (como llamarles "ángel de amor") en las mujeres de Leicester. Esta clase de farsantes tuvieron cabida incluso en el Real Madrid en épocas olvidables como la de Ramón Calderón, que agasajó a un falso Nicolas Cage hasta límites delirantes. Cómo gozó aquel actor italiano al entonces presidente blanco sólo lo podría contar doña Inés.
Pero esas cosas hoy no podrían pasar en Chamartín. Cualquier imitación del entrenador, de Zidane, que habla en susurros como un sultán castizo, sería tan burda que hasta el menos informado se daría cuenta del engaño y reconocería al pelma, ese del que contaba Camba que iba siempre detrás de las modistas que, no siendo ricas, no tienen orgullo y, siendo pobres, no aceptan dinero. Otra cosa será si gana la Copa de Europa. Que se cuiden ese día las mocitas del pelma que se les acerque con la cabeza afeitada y un hablar en susurros, no vaya a cogerlas desprevenidas por la emoción (tal será el influjo de Zizú), camino de casa con el punto bajo el brazo, como Alan Ashcroft (el de las veintiséis Ligas, dos más que el Barcelona) a aquellas incautas leicesterianas.
24 ligas . Muchas de ellas Robadas. El club RUIN
D. Mario:
Si LOS FAERNA le comparan yo rindo homenaje a Cervantes que así lo expresa: “Para componer historias y libros de cualquier suerte que sean, es menester un gran juizio y un maduro entendimiento; dezir gracias y escrivir donaires es de grandes ingenios…”
Y siempre hala Madrid!!!