Dos tiros libres de Brad Wanamaker, de nuevo el mejor del Darussafaka Dogus, sellaron la condena del Real Madrid en el segundo asalto de los cuartos de final de la Euroliga (80-84). Muchas veces, el deporte no es cuestión de merecer, sino de hacer. El Real Madrid, esta vez, ni una cosa ni la otra. Si acabar campeón de la Liga Regular te ponía delante este camino tan espinoso, quizá los blancos se lo hubieran pensado mejor de haberlo sabido. Con 0-0, con 1-0 y ahora con 1-1 se mantiene un análisis que ya se hizo en cuanto se supo el emparejamiento: de los candidatos a ser octavo, el Darussafaka era el peor posible.
El Madrid viajará a Estambul con un 1-1 incómodo, peligroso, pero no dramático. Quizá, lo preocupante sea la repetición de escenarios en el primer y en segundo partido. La espesura de ideas, la falta de fluidez y los recursos continuados a Llull y a Ayón, que hoy volvieron a brillar pero que fueron insuficientes, son más alarmantes que el hecho de que el Darussafaka le haya quitado el factor cancha al Real Madrid. Que también.
El Madrid viajará a Estambul con un 1-1 incómodo, peligroso, pero no dramático
Todo lo visto el miércoles, arreglado por apariciones estelares de Llull, ha sido mil veces peor este viernes. Salvo en los instantes en que el balear se encendió, con 16 puntos en el tercer cuarto y cinco triples, el Madrid ni tuvo nunca ni el mando ni el tempo del partido, perfectamente controlado por los de Blatt, más allá de lo que pudiera decir el electrónico.
En una serie al mejor de cinco partidos, en una Euroliga donde, repetimos, el octavo no hace honor a su posición, viajar a jugarte toda la temporada en dos enfrentamientos separados por 48 horas no parece el mejor de los planes para nadie. Tampoco para el Real Madrid. Pero es que los de Laso se lo buscaron otra vez, anulados por un arranque muy fuerte del rival. El Darussafaka no borró de la pista al Madrid en la primera mitad, pero sí entró con el pie derecho en la cancha, sí supo llevar el timón de la noche y sí supo arrastrar a los merengues a su ritmo, a su vera. Otra vez. Y otra vez el Madrid haciendo la goma, rezagado, agobiado, sin oxígeno, sin ideas, sin mucho baloncesto. Aunque suene raro, este ha sido el Madrid de las últimas 72 horas. Extraño, pero real.
Llull-Ayón, binomio insuficiente
Para acceder a esta Final Four no sirve con el destello de dos baluartes. Con todo lo buenos que son Llull y Ayón-31 puntos de los 80 del Madrid- con todo el peso que se echaron a sus espaldas, concretamente el de media eliminatoria, los de Laso van a requerir de más y diferentes prestaciones para avanzar. Si no dan un paso adelante en el juego, el futuro a medio plazo, el de Estambul, la semana que viene, se tornará en noches negras. Si el Madrid quiere regresar a la ciudad turca en mayo para jugar la Final Four más le vale ajustar conceptos, fijar defensas continuadas durante los 40 minutos, y no sólo a ramalazos, tener la constancia por bandera y no poner todo en manos de Llull, que es un maldito genio, pero humano. Hubo un instante en que todos le miraban a él, porque había estado bendecido con esa racha primordial del tercer cuarto. Pero el 23 se agotó, no volvió a hacer de las suyas y de repente, el Madrid se encontró mirando a su líder sin saber qué más hacer. En la otra banda, el Darussafaka lo tenía clarísimo y estaba mentalmente más fresco.
La impotencia de Doncic, lágrimas en el banquillo, no era más que la extensión de lo sentido por sus compañeros en pista. Si hay algo que no faltó, que nunca falta en esta escuadra, es la actitud. Pero Pablo Laso dijo una vez que con “arrestos no se consigue todo”.
El Madrid es mejor, pero lo tiene que demostrar. Y todavía no lo ha hecho. Llull mediante, y gracias, dejan la capital con un 1-1. Pero podría haber sido un 0-2. Dicho esto, si hay alguna plantilla, algún entrenador y algún equipo que ha salido de situaciones peores ha sido este Real Madrid. Que las críticas al inicio de esta serie no nos impidan ver el bosque, un bosque de éxitos y triunfos que merece todos los votos de confianza que se les quiera dar. A pesar del 1-1 y a pesar de lo trabado de la noche del viernes. Esto es la Euroliga, todos juegan. El Darussafaka también.
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