Queridos galernautas, ayer fue 25 de Julio, día de Santiago, patrón de España. Yo me hallaba en Linares, Jaén, con la fresca, celebrando una boda de unos buenos amigos. La casualidad hizo que el calendario, mi viaje hacia el sur y la memoria de los últimos Portanálisis leídos me inspirara una cierta, lánguida meditación sobre la Reconquista.
Como es de todos sabido, la tradición afirma que Santiago ayudó en varias ocasiones a las tropas cristianas en sus campañas contra los moros inclinando de forma sobrenatural la balanza a favor de los reinos hispánicos que iban lenta, pero indefectiblemente volcándose hacia el sur. Se conservan incluso las herraduras de su caballo, recogidas por Diego López (de Haro) tras la batalla de las Navas de Tolosa, precisamente en Jaén.
Con una traición comenzó aquella invasión musulmana que con ratos de movimiento y ratos de sesteo guerrero vino a durar ocho siglos. Con una simple traición del que debía proteger Hispania se llegó a la casi aniquilación de la Cruz y la ley romana en suelo ibérico. Las traiciones son múltiplemente dañinas ya que a su daño objetivo e inmediato se une el daño moral y psicológico de la desconfianza, del desconcierto de no conocer quién es amigo o quién enemigo, de la imposibilidad de prever reacciones. De ahí que las respuestas, las soluciones a las traiciones sean comparativamente mucho mayores de lo que deberían ser, mayores precauciones (necesarias o no) han de tomarse. Y el Madrid no siempre sabe estar a la altura en estas cuestiones, admitámoslo. ¿O es que acaso no nos volverían a robar si una nueva liga pasara, en su última jornada, por el Heliodoro Rodríguez López?
Para desmontar la traición o las dudosas intenciones de los medios de comunicación establecidos y dizque madridistas hay que derrochar talento a espuertas en proyectos como La Galerna. El primer teorema del Padre Suances, y perdonen que me inmiscuya en terrenos científicos, dice que “para desmontar cualquier basura publicada en un medio de comunicación se requiere un trabajo de desmentido y corrección seis veces superior al esfuerzo necesario para generar la mentira inicial”. La demostración matemática está en curso.
Mirémoslo bien: si de una batalla equilibrada se tratase, la más masiva de las audiencias llegaría a apreciar cómo dos meses de Portanálisis han desbordado en calidad, gracia e información a los últimos ¿quince, veinte? años de portadas de los cuatro diarios que se analizan. Si de una batalla equilibrada se tratase, las cuatro entrevistas del Campo de Estrellas habrían abierto secciones de deporte en los telediarios. Si de una batalla equilibrada se tratase, en fin, los articulistas de esta casa habrían mandado a llorar a un rincón oscuro a tantos y tantos redactores y tertulianos. Pero esto no es equilibrado, es exagerado, casi esperpéntico. No cabe diálogo más demencialmente desigual que el que entablan diariamente nuestro portanalista y los portadistas del MarcASportIvo.
En eso, en la desproporción de la calidad del ataque y la que necesita la defensa para contraatacar, para reconquistar, reside la necesidad de la ayuda sobrenatural. Por eso bajaban Santiago y San Millán a socorrer a las tropas cristianas. Por eso la necesaria perseverancia. Sabemos que es menester realizar este esfuerzo, sabemos que ganaremos, pero requerirá esfuerzo y tiempo. Un apóstol a caballo (limpio y blanco que no empaña, por cierto) es siempre una buena ayuda contra traidores y los que se cuelan por las grietas que la traición abre.
¡Y vigilancia! Ya hemos visto que los que ayer herniaban a uno de los nuestros hoy le imponen entorchados y medallas. Los que ayer contaban y recontaban las carreteras y los puertos que ACS haría en Colombia cantan hoy las alabanzas de Jamesito. Los que ayer decían que el fútbol no interesaba en Australia se esconden hoy ante los cien mil hijos canguros que estos días han poblado las gradas de un estadio de críquet (¡qué ordinariez!) en Melbourne. ¿Podremos fiarnos otra vez de quien ya nos mintió, de quien quiso deliberadamente dañarnos, de quien nos hace la puñeta cada vez que puede, de quien siembra cizaña en los fértiles arriates del madridismo más confiado?
Como todos los santos tienen octava (y novena, y décima y esperamos impacientes las siguientes diez) queda tiempo en este domingo para que pidamos a Santiago Apóstol su auxilio en esta larga, esforzada y justa batalla.
¡Santiago y cierra Real Madrid!
¿O es que acaso no nos volverían a robar si una nueva liga pasara, en su última jornada, por el Heliodoro Rodríguez López?
Hay Padre Suances, ¡¡¡A hacer penitencia!!!
Ay, quería decir, ahora soy yo el que hace penitencia Padre.
Peligroso alejarse del razonamiento y confiar solo en la fe
No me negará, Páter, que no echa de menos un Jehová como el del Antiguo Testamento, que convierta en estatua de sal a Relaño (¡podemos salar toneladas de bacalao!), haga caer las murallas de la redacción de Marca o mande siete plagas a todo el pueblo antimadridista.
Eso sí que era un Dios molón. Seguro que era madridista.