El cataculerismo es una cosa fascinante. Yo lo descubrí hace cinco años gracias al Portanálisis de La Galerna. Antes no sabía de su existencia. Era un mundo nuevo. Yo cuando me dispongo a mirar las portadas de la mañana siento un nerviosismo de conquistador. De Nuevo Mundo, como la película de Malick. Yo soy el que llega en barco y ellos, los cataculés, son esos pobres nativos que corretean nerviosos por las colinas al divisar el galeón que transporta a esos individuos extraños, extranjeros.
Del respeto que me dan esas portadas como extraterrestres, escritas en dialectos remotos, apenas me he atrevido en este tiempo a adentrarme en su continente. Siempre he creído que si abría una página de Sport o de Mundo Deportivo podría quedarme encerrado dentro y sufrir el martirio eterno del aficionado cataculé.
Ustedes no saben lo que es eso. O a lo mejor sí. Yo lo experimente en una ocasión breve, según se mire: el tiempo que duró un concierto de U2 en el Camp Nou. Resulta que uno de mis amigos no pudo ir y tuvimos que darle la entrada sobrante a un amigo barcelonés de mi amigo, que resultó ser cataculé.
Los teloneros fueron Snow Patrol y el que aquí escribe trató en vano de escucharlos mientras Albert, así se llamaba, le daba una matraca espantosa sobre las bondades del grandioso estadio en el que nos hallábamos y de los asientos privilegiados que su despacho de abogados tenía justo encima del palco presidencial (de Laporta entonces, de quien se enorgullecía vivamente) y trataba de introducirme en el oscuro mundo del antimadridismo atávico y espacial con muy poco sutiles puyas que, sin embargo, no lograron alcanzar mi cerviz en ningún momento.
Creo que cuando le mencioné a mi amigo Paco, a mi derecha (Albert estaba a mi izquierda), lo bien que me estaba cayendo Albert, el propio Albert debió de oírlo (tampoco puse demasiado cuidado en que no me oyera) y desde entonces, Albert, es de suponer que abrumado por mis sinceros y robados elogios a su persona, decidió cesar su apostolado. Creo recordar que después, por fortuna, ya sólo me dirigió la palabra cuando U2 empezó a tocar With or Without You, para decirme, se diría que casi emocionado: “Esta me suena mucho”.
Les decía que yo tenía el temor de que si abría el diario Sport o Mundo Deportivo podía caer en un pozo lleno de Alberts para siempre. Pero gracias a internet uno puede visitar sus páginas sorteando ese peligro, como sobrevolando su superficie. No es completamente inocuo, ya les aviso para los que se estén planteando decidirse por esta audacia un tanto adolescente, por descerebrada, como demostrar quién resiste más sentado en la vía del tren antes de que te arrolle la locomotora. Esto no es exactamente como si te aplastase una locomotora, sino más bien como si te traspasase un fantasma y uno sintiera, por un momento, que es otro en un lugar desconocido y lleno de colores flúor.
A mi hija le gusta una serie de dibujos animados en los que una niña normal descubre un libro en cuyas aventuras, pronunciando unas palabras mágicas, puede introducirse. Ese mundo está lleno de elfos (la protagonista se convierte en elfo) y unicornios, y todo es de color rosa y morado, o azul y grana. El mundo de mi inolvidable compañero de concierto, Albert, era azul y grana. Ahora que estoy pensando en aquella noche, creo que Albert era un elfo, o incluso un unicornio. No recuerdo bien si la puntiagudez la tenía en las orejas o en el cuerno frontal, pero algo de puntiagudez tenía seguro. Me estoy extendiendo demasiado en Albert cuando yo quería, sobre todo, hablarles de Santi. De un artículo de Santi Nolla, el director de Mundo Deportivo, para ser más concreto.
Uno ya no es adolescente, pero tiene que confesar que desde que conoce la prensa deportiva cataculé se ha vuelto un poco más niño, más inconsciente. Es como fumarse un pitillo con doce años. Yo ya estoy bien entrado en los cuarenta, pero ayer me fumé el pitillo de Santi Nolla y oigan: eso tiene algo como que me empecé a subir por las paredes y casi sentí mi cuerpo moverse solo con ritmos sensuales que asaltaban mis oídos (no, no era “El trueque” sino algo menos popular y más psicodélico). El pitillo de Santi Nolla era un artículo titulado: El Barça juega sin red, en el que, sin ningún preámbulo (allí no se andan con chiquitas, otra cosa es el chiquito), comienza diciendo: “El Madrid juega con red y el Barça sin”.
Imagínense. El humo de esa combustión alcanzó hasta los dedos de mis pies, que empezaron a moverse solos, eso sí que lo recuerdo bien, con el sonido inconfundiblemente alegre y casi olvidado de Erasure, que no sabía por donde me llegaba. “Esa es la diferencia en esta Liga que pinta blanca después de que un buen Atlético empatara en el Camp Nou gracias a dos penaltis”, continúa. Yo ya no podía dejar de bailar sin querer, como transportado por la melodía santinollista que a su vez transportaba melodías alegres y sorprendentes del tipo de la anterior. No me pregunten por qué.
Se podía ver ese mundo fantástico azulgrana de elfos y unicornios. Por un instante creí que podía tranquilizarme cuando, de pronto, un unicornio encabritado me subió a horcajadas a su lomo y comenzó a llevarme vertiginosamente sorteando árboles y montañas de color rosa y morado cuando leí: “Ni un detalle fue a favor del FC Barcelona. Desde que ha regresado el fútbol a puerta cerrada el club blaugrana no ha tenido ni una sola jugada que le haya beneficiado en los cinco partidos que han disputado”.
¿Notan el vértigo del viaje animado como yo lo noté? Ya sé que no es lo mismo describirlo que vivirlo, pero si se concentran pueden hasta sentir el olor característico que desprende este púlpito maravilloso de Mundo Deportivo: Echan de menos LOS DETALLES ARBITRALES A FAVOR. Santi echa de menos los detalles. Cuentan con ellos. Cuentan con "detalles", que suena a jerga turbia. Y lo dicen tal cual. Ni un detalle han tenido los árbitros, ni uno solo, con este Barsa “sin”. Se nota que es “sin”. Y se nota precisamente en los detalles que faltan. Santi, perdona que te tutee, pero es que tutearte es poco después de semejante franqueza multicolor, descacharrante y alipórica.
Porque en realidad no es franqueza sino lo que antes era el subconsciente oculto que, después de tantos años de detalles espectaculares, ha acabado por descubrirse sin reparos ni control y mostrarse en una exposición gratuita, universal y delirante. En este sermón de Santi Nolla, donde llega a afirmar más adelante: “...este debate lo han ganado los altavoces mediáticos del Madrid y cualquier réplica es difícil de mantener, aunque hay una realidad aplastante: en el duelo Madrid-Barça ninguna jugada ha beneficiado al Barça y sí muchas al Madrid” (“sí muchas”, ya ven. No dice cuántas. “Muchas” ¿Oyen otra vez a los inefables Erasure?), en este sermón, decía, no puedo dejar de imaginar a la parroquia de fieles asentir al unísono, convencidos de que la catarrealidad azul y grana que se les muestra es absolutamente verdadera.
Aunque yo ya no sé (ya les dije que adentrarse en estos mundos no era del todo inocuo) si lo real son esos campos vacíos en los que aparece desnudo, tal cuál es, el Barsa, o los otros (¿no le ven a Santi las orejas un poco puntiagudas?), con todo el colorido y el atrezo de los elfos y los unicornios.
Pues imaginad lo que es para un madridista, y madrileño, esta misma turra desde hace treinta y cuatro años...
Si Florentino ficha, es porque Bankia una entidad rescatada le presta dinero (no se para que están los bancos), pobre Barça siempre a "calzón quitado" frente a la hidra madridista, centralista y fascista. Hoy Bengoechea nos cuenta la diferencia entre los comentaristas (sólo recuerdo a Camacho dar la cara por el Madrid), pero en el periodismo en abismal.
Los cataculés, se creen la Grecia clásica luchando contra las hordas persas del Gran Rey, del que temían más que sus soldados su oro. En fin, ya sabemos que la cultura occidental le debe todo a Cataluña, y el fútbol al Barça. Son mensajes paralelos (y desde luego excluyo a muchos catalanes que no se creen esas tontadas"
Efectivamente, Avogadro, tienes toda la razón. Son mensajes para lelos.
Habría que empezar a considerar la opción de no considerar prensa a lo que se edita en la ciudad del nordeste. Son simplemente talibanes con teclado y pantalla, obcecados y cerriles de ideas fijas, que sólo tienen ojos y letras para los triunfos de su amado tótem blaugrana. Lo de las formas les da absolutamente igual, da lo mismo un Ovebro que un Aytekin; ganar por la vía del robo no les supone ni el más mínimo sonrojo, y por eso cuando no gozan de los favores de los del pito y el vídeo, y los añorados triunfos no llegan, rebuznan coléricos por el privilegio perdido.
santi nolla es un híbrido de un “albert” y un unicornio.
Elfos , entre otros, son messi y jordi alba.
(*) Me ha encantado el artículo. Conozco bastantes “alberts” llamados albert. Muy bien descritos.
¡Temazo! He vuelto a los 15. Gracias
¡Temazo! He vuelto a los quince... Gracias
https://youtu.be/5SD4lI9GKUE
Dejo esta canción y espero que os guste
Eso sería demasiado para mí. Unir a U2 y a
buena parte del público que baja cada vez que puede a silbar el himno de la nación allí donde saben que les van a ver en muchos lugares del mundo. Una actitud que no he visto en ningún acto de ninguna localidad española hacía la bandera de ninguna otra comunidad. Es una manera de expresar su solidaridad con lo que ellos entienden como "otros pueblos del Estado".
Tuve la fortuna de acudir a un concierto de U2 en el Santiago Bernabeu. Me lo pasé muy bien hasta que salieron" Bono y los suyos" ( ¿ A qué me suena esto?). La razón principal por la que acudía al concierto era que allí iba a estar mi chica favorita si exceptúo la que tengo en casa. Cris con The Predenders hicieron un conciertazo digno del Santiago Bernabeu. Cuando abandonaron el escenario , me fui con no pocos de mis amigos ante la misa del cura irlandés que atronaba, mucho volumen y pocas nueces.Una actitud compartida con otros muchos anónimos coincidentes.
No fui el único. Comparar a Cris con Bono es como comparar a Benzemá con Piqué.