El fin de la historia
En el año 1992, el politólogo Francis Fukuyama publicó un célebre libro llamado El fin de la historia y el último hombre, que venía a completar una idea que ya había dejado caer en un ensayo anterior de 1989. Grosso modo, sostenía que la caída del comunismo convertía a la democracia liberal en el modelo triunfador de la guerra fría, y por consiguiente decretaba la muerte de las ideologías. La combinación de la economía de mercado, el gobierno representativo y el entramado legal de derechos jurídicos constituiría así la única receta civilizada posible, sin rastro de competencia real ni de discusión admisible. Unos lustros después, y con similar rotundidad aunque mucho menor pedigrí teórico, llegaron las proclamas acerca de la nueva era que para los aficionados al fútbol iba a suponer la implantación del videoarbitraje. Se acabarían de una vez por todas los debates espurios y las polémicas infundadas: la cámara había venido para superar cualquier dilema, y ay de aquel que no se postrase, condenado a la categoría de bárbaro y forofo.
Debo confesar que soy un firme partidario de la asistencia arbitral con imágenes. En mi opinión, cuestionar el invento por un mal uso del mismo sería el equivalente a responsabilizar a la imprenta de las consecuencias del Mein Kampf
Treinta años después del libro de Fukuyama, ante la innegable persistencia de las guerras, los conflictos, las revoluciones y las crisis, multitud de opinadores que en su momento lo aplaudieron ahora han pasado a denigrarlo, incluso hasta el punto de la caricatura. Los seguidores del intelectual de Chicago, por su parte, lo defienden intentando aportar algo de contexto y tratando de matizar la tesis original: Fukuyama nunca habría profetizado un mundo sin conflicto, simplemente habría descrito la falta de adversarios ideológicos racionales de la democracia liberal, sin asegurar por ello que la convivencia pacífica estuviese garantizada. Continuando con nuestra pequeña analogía, los mismos trompeteros triunfalistas que hace cuatro temporadas anunciaban el fin de las disputas y las controversias arbitrales, habida cuenta de los esperpentos que se han producido domingo sí y domingo también, ahora recogen cable y amontonan decenas de coartadas para reducir el nivel de las expectativas que ellos mismos crearon: “el VAR no puede entrar en esa acción”, “la cámara no puede medir la intensidad de los contactos”, “hay jugadas grises que quedan a criterio del trencilla”…
Más allá de las incoherencias de los de siempre, personalmente debo confesar que soy un firme partidario de la asistencia arbitral con imágenes. En mi opinión, cuestionar el invento por un mal uso del mismo sería el equivalente a responsabilizar a la imprenta de las consecuencias del Mein Kampf. Convendría, eso sí, atenuar la desmesura a la hora de las promesas: el fútbol es un deporte de acciones muy diversas para cuya valoración objetiva las cámaras constituyen un aporte fantástico, pero a veces no suficiente. Hay aspectos de muchas jugadas que, por más que la imagen de los hechos sea nítida, necesitan la aplicación de un criterio sobre magnitudes como la intensidad, difícilmente mensurables, o incluso llevar a cabo juicios de intenciones. ¿Significa esto que estamos condenados a la arbitrariedad constante, como de repente pregonan con lamentos quejumbrosos los mismos que se habían entusiasmado antes de tiempo? Pues tampoco es del todo cierto: los árbitros, como cualquier juez, están obligados a la búsqueda de la objetividad, sin que la inmensa dificultad de la tarea se convierta en otra cosa que acicate para el alcance de tan noble ideal. Vayan a continuación unas humildes propuestas que considero podrían hacer más eficaz la herramienta:
1) La unificación de criterios
Soy consciente de que se trata del propósito al que siempre se alude a comienzos de cada agosto y que algunos también tratan de vender, con excesivo optimismo, como una suerte de bálsamo de Fierabrás que curará cualquier contratiempo. En la misma línea de lo argumentado antes, reitero mi comprensión acerca de la existencia de lances con un componente valorativo mayor que otros; sucede incluso en las disciplinas más acostumbradas a luchar contra los sesgos y la tiranía del punto de vista: cualquiera que haya ido al médico, y sobre todo a varios médicos, sabe de lo que hablo. Ahora bien, también hay jugadas que, por su propia naturaleza, son más susceptibles a la protocolización, lo que facilita la tarea del árbitro. Tírese pues en esos casos por la calle de en medio, aunque eso reduzca los matices. Pongamos dos casos concretos. En primer lugar, la situación o no de fuera de juego cuando el balón viene de un defensa. ¿A qué pararnos a pensar si el zaguero la ha pasado voluntariamente o se trata de un rebote? Disminuyamos el grado de subjetividad: si la pelota viene de un defensa, no es fuera de juego. Punto. Hagamos de la necesidad virtud: así se aprende a despejar de forma más contundente. Por otro lado, el tema de las manos. Más valdría una regla clara y concisa que tantos condicionantes a la hora de tomar la decisión. ¿Por qué no considerar punible cualquier contacto con una mano despegada del cuerpo? Nada de debates bizantinos acerca de la altura, o de si viene de un rebote de un compañero, o si se halla en posición natural: si está despegada, penalti. “Es que en tal caso, un delantero habilidoso puede chutar a dar ex profeso y…” Mire usted, mayor mérito entonces. Fiat iustitia et pereat mundus.
2) Las conversaciones entre la sala VAR y el campo, públicas
En un país en el que se ha llegado a colocar el rostro de algunos colegiados en una diana en la portada de un medio deportivo, comprendo que haya suspicacias y tendencia al refugio por parte de dicho colectivo. Sin embargo, observándolo fríamente, se trata de un error. Es cierto que conlleva un mayor grado de exigencia: saber que están escuchando lo que dices te obliga a argumentar y justificarte mejor. Mas, al mismo tiempo, la transparencia elimina la posibilidad de la conspiración. Desde luego que el error se mantendrá presente, pero al menos se vislumbrará la cadena de pensamiento que ha llevado al mismo. Acompañar esta iniciativa de una rueda de prensa arbitral tras cada encuentro ayudaría aún más a desterrar la hipótesis del árbitro como alguien con aviesas intenciones, y a catalogarlo como lo que realmente es, un tipo vulnerable y más o menos torpe, mon semblable, mon frère, entregado a un quehacer complicadísimo.
3) La petición de revisión desde el banquillo
Otra de las quejas recurrentes deriva de la existencia de momentos en que el VAR no ha entrado a rearbitrar, pese a que el equipo supuestamente perjudicado se echa las manos a la cabeza. Dado que siempre habrá un límite difuso entre las acciones consideradas rearbitrables y las que no, ¿por qué no dar la opción, como en el tenis o el baloncesto, a que cada entrenador tenga la posibilidad de solicitar un juicio más calmado de la jugada en cuestión? Una vez por partido, para evitar que haya más interrupciones de las deseadas. Por supuesto, dejando trabajar con tranquilidad al árbitro, sin esos infames corrillos que tratan de amedrentar y condicionar.
Reconozco que se trata de unas apreciaciones improvisadas, prácticamente a vuela pluma. En consecuencia, admito cualquier corrección que se les quiera plantear, y hasta su impugnación total y su sustitución por otras más meditadas. No obstante, el lector convendrá conmigo en la necesidad de tratar de arreglar el desaguisado actual antes de que los optimistas desencantados por la inevitabilidad de los conflictos pasen, con idéntica perentoriedad, a predicar el nihilismo y el “no hay nada que hacer”. Al fin y al cabo, tanto la esperanza bobalicona como la desesperanza indolente son dos formas distintas de descansar. Y ante los problemas, lo que hay que hacer es trabajar. Porque, al contrario de lo que sostenían algunos exégetas despistados, la historia no tiene fin.
Getty Images.
Artículos anteriores de la serie:
Estas tres medidas (como poco) serían implementadas ipso facto por cualquier dirigente que viniera a servir al fútbol, porque limitan la arbitrariedad y el control sobre la competición despojándola de esa pátina de fraude que permanentemente exhibe . Pero nunca se llegarán a implementar en la Liga de España porque lo que nos ha enseñado la historia es que los dirigentes del fútbol (Liga, Federación, Presidente de las árbitros, CSD, etc...) más que a servir al fútbol, han venido para servirse del fútbol. La amenaza constante de que un error te lleve a segunda división, a quedar fuera de Europa o a perder una Liga in extremis, hace que los clubes, en lugar de defender sus derechos, se comporten como mansos corderitos perpetuando a estos ínclitos personajes en sus cargos de forma indefinida.
Por momentos se me quitan las ganas de intervenir y aportar en la siempre querida la Galerna. De ver fútbol LFP, también. Porque cansa y hastía comprobar como una y otra vez, arbitral, arbitraria e insistentemente, perjudican al Real Madrid. El arbitraje de Orsato el histórico día del shity de pepito feeling, juan malillo, esteller, tsiki, soriano, xabier mancisidor, borrell, planchart, lorenzo buenaventura, fue absolutamente antimadridista, Desde la expulsión , minuto 8, condonada a Laporte , hasta el final con el penal -flagrante pero no señalado-cometido por un defensor citizen ( hubo mano voluntaria e invasora dentro del área). Todo lo cual pasando por el goteo de acciones (córner no señalado y condescendencia con la dureza de los "visitors") en contra de los de blanco. Y hay VAR...
Y el domingo pasado... Mas de lo mismo, al respecto reproduzco el comentario de un camarada:
juanma32
16 agosto, 2022 a las 11:13 am
"Gol anulado a Lucas V por fuera de juego: el juego se reanuda sin la obligatoria revisión de VAR. Solamente muestran una repetición en la que vemos que la posición más retrasada del pie del lateral derecho del Almería habilita a Lucas. Unos minutos después, muestran la captura del VAR ya preparada con las líneas. Hubo manipulación de imágenes? Yo creo que sí, pero lo cierto es que se tendría que haber parado el juego hasta ver el veredicto del VAR y no fue eso lo que pasó. Manipulación del uso del VAR? Evidente".
Floquet de neu
15 agosto, 2022 a las 1:38 am
He visto el partido a través de un canal extranjero (locución en inglés) .Ni los dos locutores ni yo sabemos, y así lo han expresado, el porqué de la invalidación del gol de Lucas. Ha sido curioso , mientras el principal estaba inmerso en el halago de la acción del gol, observar la cara y no celebración de LV. Lo que me ha hecho pensar que invalidaban el gol. El locutor seguía alabando el gol y por fin se ha dado cuenta...ha reaccionado con una especie de risa entrecortada , comentado que no entendía lo que había pasado.
Deduzco que la realización es la de Mediapro/Movistar/Dzan, imágenes del VAR... y no ha sido hasta pasados 4-5 minutos que han ofrecido una toma fugaz con líneas trazadas (yo no he podido apreciar el momento cuando se hace el centro hacia Lucas) dónde ha aparecido: No gol, Off-side VAR. Insisto que en la primera repetición , nada más marcar el gol, se ha visto posición correcta. La mano de gargamel roures ... no lo duden.
Floquet de neu
15 agosto, 2022 a las 1:42 am
La mujer del César no solo debe ser honesta, sino también parecerlo. Pues eso...
El gol de Lucas fue gol. Reglamento en mano , legítimo y legal a todas luces. Y hay VAR...
Y hay tecnología para manipular las imágenes.
No lo dudéis, resistid el lavado de cerebro, esto es el Gran Hermano que ya auguró George Orwell... De verdad, el emperador va en pelota pìcada, por mucho que digan los palmeros-feladores de the Tinglao....'' ¡¡ Qué no, qué no lleva el vestido más bonito que jamás haya existido... !!. ¡¡ Va en bolas !!
La que han orquestado para esta campaña es pequeña...Aviso a navegantes.
Nos dejamos el tema de las designaciones arbitrales a dedo. Porque no hacen sorteo?
Que el Betis se juega posición Europa Ligue con la Real Sociedad, casualmente al equipo andaluz le designan a De Burgos Bengoechea. Que el Osasuna se juega plaza de descenso con el Espanyol, pues a los periquitos en su partido le designarán al árbitro Navarro de turno.
Observen y tomen nota que así será durante toda la temporada.
En realidad, solo se trata de aplicar la norma. Los árbitros no pueden cambiar las reglas, solo tienen que aplicarlas.
Si el VAR tiene que revisar una jugada los árbitros tienen que revisarla, no deciden si se hace o no.
Si una entrada merece tarjeta se saca no importa si es el minuto uno o ochenta y uno.
Si los entrenadores tienen una zona de la que no deben salir pues tarjeta al que salga, por cierto, habría que explicar a Simeone a que lado de la línea discontinua debe estar porque siempre esta en el lado equivocado.
Insisto, los árbitros no crean reglas, solo deben aplicarlas.
Por cierto, el arbitraje al patetico frente al Getafe fué tremendamente favorable a los dentríficos, a parte de las marrullerías, trampas, simulaciones y demás circo que utiliza el equipo de Coslada.
Si el VAR funciona en Champions y Premier de modo casi perfecto y aquí es un desastre, es porque aquí no quieren que funcione. Mientras no quieran, darán igual los protocolos, normas y demás zarandajas. No funcionará.
Efestiviwonder.
Para mí, la solución para que el VAR sea justo, es que el VAR esté a disposición de los jugadores, es decir, que cada equipo tenga a su disposición el VAR en dos ocasiones, por ejemplo, en cada partido.
Cuando el capitán de un equipo decida que una decisión arbitral sea errónea, reclamará el VAR, para que el árbitro de campo tome la decisión viendo las imágenes, si las imágenes demuestran error arbitral, se mantienen las oportunidades de solicitar el VAR.
Se saca de la ecuación los protocolos de actuación del actual VAR, y los árbitros asistentes de VAR en las Rozas, ahí es donde está la prevaricación.
Cómo se realiza en el fútbol americano o en el tenis desde hace años.
Así de simple, ¿Seguirán habiendo errores arbitrales? Seguro, pero los protagonistas serán los deportistas y no el colectivo arbitral.