El Real juega a ser el rey del fútbol internacional, y lo hace segundo a segundo, esforzándose por dominar cada lance. Cuando no tiene la pelota defiende con presión en todo el campo, achuchando cuanto más arriba mejor, y una potencia física superior a la media le permite recurrir también a resistencias numantinas, en momentos donde el acierto del rival impone retroceder.
Pero lo admirable es que cuando tiene la pelota se obstina en mostrar que es superior hombre por hombre, y cita sistemáticamente al contrario como el torero al toro, proponiéndole que ejerza una presión análoga a la suya, pues apuesta por salir de ella con paciencia, esmero y no infrecuente puntería a la hora de finalizar. Ahí están los 19 pases previos a la volea de Marcelo que empató, tras varios cambios de banda ante un Bayern reducido a convidado de piedra. Éntrame, sugieren todos, y veremos en qué redunda tal empeño cuando el acosado resulta ser un mago del control y el pase como Modric, profesor emérito de sus colegas en esas lides.
Seis décadas de asistir física o virtualmente a partidos del equipo no me han deparado nada parejo a semejante actitud, incluso tomando en cuenta la época presidida por Di Stefano, cuando alcanzó quizá el cenit de la superioridad. Y aunque pueda deberse a la inercia de su trayectoria, superando tan holgadamente a los demás campeones europeos, lo atribuyo ante todo a Zidane, que ha vuelto a demostrar su olímpica autonomía de criterio. Quienes le imputaron parecerse a Del Bosque por anteponer el nombre al estado de forma, y quienes –entre ellos yo mismo- le consideramos demasiado paciente con Benzema, quedamos esta noche rendidos a la evidencia de que ningún entrenador madridista se le acerca en recursos para seguir ganando.
Ahí está una decisión tan eficaz como sustituir a Isco por Asensio, y la audacia de suplir a Carvajal por un delantero más, manteniendo a Lucas Vázquez parte del tiempo adelantado y parte retrasado. No menos valiente es poner a Kovacic por Casemiro, y si alguna vez el equipo saliese vencido suya será al menos en parte la responsabilidad; pero por ahora su lección es cómo esquivar la idea fija, aprendiendo sin pausa del presente.
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Gran escrito. Creo que el madridismo no valora suficientemente al entrenador que tiene.
Por otra parte, el club ha conseguido reunir a una serie de jugadores que son mejores que practicamente todos sus rivales hombre por hombre. Eso, cuando el equipo comienza a mover el balón (lenta o rápidamente) se nota y, en mi opinión, acompleja al adversario.
Cada día disfruto más leyendo vuestros artículos... Muchas gracias!!
Yo aquí vengo a disfrutar de la lectura y además suelo coincidir con los análisis del maestro Antonio
Saludos
Esta sección es un auténtico remanso para los madridistas, claridad, sencillez , objetividad , ninguna negatividad, todo ello envuelto en una prosa magnifica. Enhorabuena.
Es cierto. Gran prosa y análisis sereno. Aunque yo no puedo olvidar el comentario de Barnaby en otra página sobre el mono Burgos en la banda y... perdón, me entra la risa otra vez.