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Rayo y Trueno

Rayo y Trueno

Escrito por: Marcelino13 noviembre, 2019
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Brasil es una de las naciones futbolísticas por excelencia. No sólo se trata del país que más Campeonatos del Mundo ha alzado sino que seguramente sea la más singular de todas ellas por el carisma y la forma de sentir el fútbol de sus futbolistas.

Esta naturaleza del brasileño, unido a sus condiciones genéticas, les ha convertido en una de las cunas más importantes del concierto mundial. Este componente genuino no sólo tiene un valor futbolístico, sino que les han convertido en un importante reclamo publicitario para las marcas.

El Real Madrid, sabedor de esto, ha centrado parte de sus esfuerzos en encontrar la nueva estrella brasileña. No es casual que en el espacio de un año se realizaran inversiones muy importantes (del orden de cien millones de Euros) en futbolistas de escaso bagaje en el primer nivel del fútbol brasileño.

 El primero en aterrizar en la capital de España fue Vinicius Jr, quien lo hizo nada más y nada menos que en la temporada más difícil del club blanco en la última década. Las salidas de Cristiano Ronaldo y Zinedine Zidane dejaron un vacío demasiado grande en términos de liderazgo. Ronaldo como líder futbolístico y anotador, y el de Zidane como líder espiritual del grupo.

Vinicius no llegó a Valdebebas como uno más, lo hacía cual rookie seleccionado en una primera ronda muy alta del Draft. En él estaban depositadas las esperanzas para ser una de las figuras trascendentales de la próxima década en el panorama europeo.

Las expectativas eran enormes, desproporcionadas respecto al corto bagaje del futbolista, lo cual generaba un nivel de presión innecesario respecto al jugador en todos los órdenes.  El ostracismo que vivió durante la dirección de Julen Lopetegui le resultaba, a todas luces, incomprensible a una afición que quería conocer a su estrella del futuro y a un club que quería ver florecer a su enorme inversión.

Llegó Solari y tras una serie de lesiones le tocó el turno a Vinicius Jr. El brasileño no defraudó. El carioca le dio al equipo justo lo que necesitaba en aquel momento. Como ya describimos el curso pasado, aquel era un equipo ancho y rígido posicionalmente, que priorizaba bastante la simetría y la disposición de las piezas orientadas a la fase defensiva del juego. Hasta nueve jugadores de campo se acumulaban por detrás de la línea de balón, con un Benzema muy alejado del resto, quien tenía que ser constructor y finalizador de todo el sistema ofensivo. En ese escenario Vinicius destacó. Con muchos metros por delante, el brasileño podía ejecutar sus slaloms y carreras profundas constantemente. Vinicius es un auténtico avión en términos físicos, un jugador con una velocidad y potencia endiablada para abarcar muchísimos metros. Además, en un equipo tan rígido en sus movimientos, su desparpajo para irse por dentro y por fuera resultaban una bendición.

Una lesión en la vuelta de octavos de final de Champions League frente al Ajax le dejaría varios meses alejado de los terrenos de juego y con ello se diluirían sus opciones de participar con Brasil en la Copa América en la que la canarinha sería anfitriona

Mientras tanto, en Concha Espina se producía un cambio gigantesco para el club y para el propio jugador. El descenso en barrena del conjunto merengue propiciaría la salida de Santiago Solari y la inesperada vuelta de Zinedine Zidane. Cada cambio de entrenador suele volver a poner la cuenta a cero y la necesidad de ganarse de nuevo la confianza del mismo, máxime cuando se trata de futbolistas con menor trayectoria.

En el verano de 2019 llega Eden Hazard, viejo anhelo del director técnico galo, y tras los diferentes movimientos llevados a cabo durante esa ventana la plantilla blanca queda configurada con una batería enorme de futbolistas de tres cuartos de campo. La competencia por esas zonas se encarece.

La llegada del extremo belga tiene impacto directo sobre el ‘25’ teniendo en cuenta que ambos tienen preferencia por la misma zona del campo y el ex del Chelsea es un jugador que se antoja capital en la idea de Zinedine Zidane.

Por otra parte, Vinicius es un jugador condicionante en lo relativo al juego. El primer punto es en lo relativo al aspecto técnico. Hay que decir que se trata de un futbolista muy irregular en este apartado. Debido al mismo, el brasileño encuentra problemas a la hora de finalizar jugadas. Convendría distinguir, en este punto, finalizar jugadas con materializar las ocasiones. Los problemas que tiene a la hora de disparar a puerta no son más que una continuación de los problemas de carácter técnico que tiene en otros apartados. Si atendemos a la estadística, observamos que el acierto en el pase corto de Vinicius es relativamente bajo, situándose sus fallos en un 30% cada noventa minutos. Para ponerlo en perspectiva, Karim Benzema o Eden Hazard se sitúan en un 16% y 18% de fallos respectivamente. A nivel regateador, Vinicius Júnior es una auténtica máquina de producir, sin embargo, pese al volumen, su nivel de ineficiencia es alto, sólo está produciendo un 39% de acierto. Todas estas cifras reflejan dificultad para acabar jugadas y tienen un impacto directo sobre la continuidad en el juego del equipo.

Es seguramente este el aspecto más determinante respecto a la mayor o menor confianza de sus técnicos en el ex de Flamengo. Tanto Zidane, como en su momento Lopetegui, quieren que sus equipos crezcan a partir del control del balón. Construyen su juego ordenándose en torno al balón y progresando a través de la circulación. Su juego pretende evitar pérdidas y de momento Vinicius no está siendo del todo cuidadoso con balón. Hoy Vinicius condiciona tu gameplan de cara a gestionar las transiciones rivales, el equipo tiene que estar preparado para estos condicionantes, y no es sencillo que los cuerpos técnicos inviertan tanto tiempo en ello si la recompensa no es muy alta.

Al mismo tiempo es un jugador que va a otra velocidad. Esta velocidad es probablemente la mayor causa de descontrol, pues cuanto más rápido, más difícil es ejecutar las acciones. Pero Vinicius pone el turbo y no espera a nadie. La vertiente positiva es que el jugador es autosuficiente para generar jugadas de peligro desde cualquier posición del campo. La contrapartida es que al equipo muchas veces no le da tiempo a juntarse. Esto, en la etapa de Solari no era especialmente problemático pues el equipo no buscaba tanto juntarse con balón como ser más directo y acabar jugadas, bien para ejecutar presión alta, bien para esperar en campo propio.

Y es en este punto donde aparece la figura de Rodrygo Goes. El ex de Santos ha vivido una situación similar a la de su compatriota el curso pasado, alternando ausencias en las convocatorias con minutos en el Real Madrid Castilla para posteriormente hacerse un hueco en el once titular en las últimas jornadas.

Tal y como se desarrolló en el análisis del futbolista meses atrás en la web, el fútbol de Rodrygo es bien distinto al de Vinicius. Es un futbolista eminentemente asociativo, que se funde bien en los circuitos y cadenas de pase a partir de su calidad técnica tanto en el control como en la descarga. Este aspecto conecta de lleno con esa continuidad de la que hablábamos. Su porcentaje de error en el pase corto es del 13%. Además, su propia naturaleza es gestora, es un jugador cuya naturaleza es la recepción y la gestión de los ataques, ya sea a través del pase o la aceleración y cambio de ritmo. En el apartado regateador, sin ser un futbolista que se acerque a los números de Vinicius en cuanto a volumen, su ratio de acierto se sitúa en el 57%, lo cual vuelve a limitar el número de pérdidas.

Además, responde al prototipo de atacante/mediapunta moderno, es muy completo en todas las facetas del juego. Este punto es el que seguramente le ha dado ventaja sobre el resto de competidores durante la ausencia de Gareth Bale, que es quien venía ocupando esa demarcación. Rodrygo se mueve bien por el campo y entiende el rol que se demanda al extremo derecho blanco. Sabe ser paciente a la hora de atacar aclarados, teniendo en cuenta que el Real Madrid en definitiva va a tender a cargar el peso por el sector izquierdo, pues es la zona de los Ramos, Marcelo, Kroos, Hazard o donde tiende a caer Benzema. Su sensibilidad para con el gol es evidente, si bien tiene que ir añadiendo registros a su capacidad rematadora, tiene técnica para ejecutar los diferentes golpeos. Por su parte, a través de su zancada y control consigue acelerar y cambiar de ritmo para conducir transiciones.

Esta eficiencia para desempeñarse como delantero/mediapunta diestro ha permitido su acople sin exigir mayores peajes al equipo. En definitiva, no es un centrocampista como lo pudieran ser James o Isco, ni un extremo de amplitud y profundidad como Lucas Vázquez   y se acopla bien a la banda derecha, a diferencia de Vinicius, quien ha encontrado problemas para desempeñarse en esa zona del campo.

 En cualquier caso, la experiencia nos dice que las temporadas son largas y con micro ciclos colectivos e individualidades que alteran los roles y los minutos.

Vinicius Júnior ha demostrado que tiene condiciones para jugar y sumar en el Real Madrid. Su juego todavía tiene muchos aspectos que pulir, especialmente puliendo la parte técnica, coordinando su mente y su cuerpo. Pero reúne una serie de condiciones que le convierten en un diamante en bruto.

 Atléticamente es un jugador privilegiado. Tiene una potencia y tracción descomunal y la cadera para girar en cualquier ángulo e ir en todas las direcciones. Por otra parte, siente y ve el fútbol como un brasileño, la ginga forma parte de su ADN. Su creatividad para encontrar soluciones a los obstáculos que puedan abrirse paso. Esto son aspectos que tienen que ver con la parte más natural del jugador, rasgos imposibles de adquirir a través del entrenamiento y la experiencia.

Por ello, cuando hablamos de Vinicius lo debemos hacer en términos de upside (potencial) y el suyo es altísimo, precisamente, por incorporar rasgos difícilmente reproducibles. A partir de ahí, el trabajo más próximo de los cuerpos técnicos que le dirijan y del propio jugador será corregir y/o mejorar en aquellos aspectos que hoy por hoy rebajan el suelo del delantero. Esa coordinación y mejora técnica es sólo cuestión de entrenamiento y repetición. Lo lógico es que con tiempo vaya corrigiéndose, pero no será inmediato y la evolución será progresiva. Otros aspectos relacionados con la toma de decisiones o la mejora táctica serán labor de la dirección técnica y de la capacidad de aprendizaje del jugador. Las revoluciones a las que juega son todavía muy altas, lo cual le perjudica tanto en la ejecución como en las zonas en las que pierde el balón.

Si con Vinicius hablamos de techo, con Rodrygo lo hacemos de suelo. En su caso, éste es más alto de ahí a su rápido y sencillo acople al entramado colectivo. Ello no significa que no haya margen de crecimiento. A nivel físico hablamos de un futbolista que todavía tiene una carrocería juvenil. De forma orgánica debe ir creciendo en este aspecto, para mejorar en la fuerza de cara al contacto rival pero respetando su fisionomía, en la que aspectos como la elasticidad o la ligereza en vuelo se vean afectadas.

Los movimientos sin balón son otro de los aspectos en los que tiene mucho margen de mejora. Siendo un jugador que se mueve muy bien por el campo, todavía puede añadir movimientos más agresivos de cara a puerta. Y es esa agresividad en la que más margen de mejora tiene en el apartado mental, pues con sus condiciones de cara a puerta, puede elevar sus cifras si cede cuota de participación a cambio de gol. En este aspecto mental, queda por ver su respuesta a los tramos negativos. En Santos atravesó un bache en la segunda mitad de 2018 y vimos un jugador más apagado y con menos chispa.

Siempre que hablamos de potencial entramos en el terreno especulativo, el desarrollo de un deportista tiene un proceso que no es ni lineal, ni homogéneo. Se trata de inversiones pensadas a largo plazo cuyo resultado es del todo incierto. En cualquier caso, en el scouting es más importante acertar en quién no, que en quién sí; tachar antes que subrayar. Y el caso es que los dos brasileños han dejado muestras de que se trata de futbolistas que reúnen condiciones para jugar en el Real Madrid. Aventurar qué carrera tendrán, sea en el propio Real Madrid o fuera es directamente imposible. Pero el primer paso está dado y el club blanco cuenta con dos jóvenes con los que trabajar y en los que merece la pena invertir tiempo y recursos.

Desde que se acometió el fichaje de Rodrygo, era inevitable que las comparaciones con Vinicius aflorasen. Pero la realidad es que no se trata de Vinicius o Rodrygo, sino de Rodrygo y Vinicius. Porque más allá de ser sumamente jóvenes, compartir nacionalidad y jugar en el tercio superior del campo, son jugadores que sienten y ven el fútbol de manera diferente. Vinicius es el martillo, el bulldozer que busca asfaltar defensas a partir de una fuerza de la naturaleza que, además, siente el fútbol como un trickstar. Mientras, Rodrygo, es ese futbolista veloz, ágil y fino que intenta crear superioridades a partir de su guante de seda para ejecutar, menos directo pero más fino, que busca a los compañeros para juntarse con ellos. Rayo y trueno.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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4 comentarios en: Rayo y Trueno

  1. Por poner un símil con estrellas de fútbol con los que pudiesen compararse si llegan a lo mas alto seria vinicius con ronaldo el gordo y rodrygo con kaka

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Lamine Yamal es muy joven.

Enormemente joven.

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En el hecho de que @AthosDumasE llame a la que muchos llaman "Selección Nacional" la "selección de la @rfef" encontraréis pistas de por qué no la apoya.

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Tal día como hoy, pero de 1962, Amancio rubricaba su contrato como jugador del Real Madrid.

@albertocosin no estaba allí, pero te va a hacer sentir que tú sí estabas.

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