Solo Rafa Nadal puede conseguir una cosa así. No nos referimos a ganar una extenuante semifinal de un torneo grande, aunque también. No nos referimos a conquistar uno de esos partidos que más bien se parecen a cruzar el Rubicón, a atravesar los Pirineos y los Alpes (y los Cárpatos, y los Andes, y cualquier otra dura cordillera) subido a un elefante cual Aníbal, a pasar por las Termópilas sorteando innumerables persas, a entrar en la inexpugnable Troya sin más caballo que el arrojo… Uno de esos partidos marca registrada Nadal, la enésima hazaña que parece no acabar, solo a prueba de aquellos pocos que duran y aguantan y no desfallecen, aquellos que no quieren saber lo que significa perder y por eso no paran de volver.
Así es Rafa Nadal, el rock and roll que no muere y tantos han matado, la incorpórea fe hecha carne y hueso y grito y sudor. No nos digan que no les suena, queridos galernautas. Tiene que sonarles. Tiene que parecerles el madridismo en tierra batida o pista rápida. Qué importa el contexto, la especialidad deportiva, sus usos y costumbres cuando de lo que se trata es de no tener más estilo que el de ser el mejor a fuerza de no querer dejar de serlo. Qué importa llevar raqueta o golpear un balón cuando se trata de "aquí estoy yo y vas a tener que matarme para que deje de estar". Qué importa si cinta en el pelo o botas de fútbol cuando "aun muerto vas a seguir comprobando bajo tu cama si sigo aquí y te juro que seguiré".
Solo Rafa Nadal -decíamos- es capaz de conseguir una cosa así: hacer coincidir a todas las portadas deportivas en un elogio, en un orgullo, en la fiesta de otra final contra Federer años después del enésimo intento de matar al rock and roll. Todas ma non troppo, claro. Acaso Sport no quiere saber pero sabe que hablando de tenis hablamos de madridismo y eso es mucho hablar para el medio culé, que no puede resistirse a que Luis Suárez -ese para el que sí había tarjetas rojas en la Premier- sea más protagonista que Rafa. Ya saben: ningún día sin un Madrid-Barça. Lean si no el título de la columna que Mascaró nos anuncia en los bajos de la portada de Sport: "El Madrid, gran beneficiado del sorteo". Lean ese título las veces que haga falta, ojipláticos si quieren, o mejor descojonándose si lo prefieren. Lean y confirmen una vez más que -repetimos- "aun muerto vas a seguir comprobando bajo tu cama si sigo aquí y te juro que seguiré".
Lean también el lateral izquierdo de la portada de As. Miren cómo los de Relaño salivan en horas algo inciertas para el Madrid. Sus encuestas son puro amor y ventajismo, sobre todo ventajismo. Pocos como el As para intentar hacer astillas del árbol que desean algunos caído, se llame Benzema, Morata, Zidane o "qué más da el nombre si tiene que ver con el Madrid y aquí hemos venido a matar otra vez al rock and roll".
No pueden evitarlo; su enfermedad es del espíritu y pertinaz. No podemos evitarlo; nuestro no darnos jamás por vencidos es cosa grabada a fuego por nuestros mayores. Y Rafa lo sabe. Rafa es uno de los nuestros, incluso de aquellos que no quieren saber que Rafa es uno de los nuestros.
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Un comentario en: Rock is (not) dead
¿Alguien se imagina los comentarios de jugadores, entrenador, etc de la Real Sociedad, si en vez de sufrir los arbitrajes en ida y vuelta de la eliminatoria de copa contra el Robalona, los hubieran sufrido contra el Real Madrid? Desde luego no hubieran sido tan benevolentes como lo han sido, desde luego.
Saludos y #HalaMadrid