Road to Cardiff (XI): Cholismo en Roath Park

Roath Park es un céntrico parque de Cardiff por cuyo lago se deslizan a diario barquitas de remos y en cuya zona de columpios ha sido visto un niño con una camiseta del Atlético de Madrid. Esto último no ocurre a diario. Yo llevo a mis hijos a Roath Park con relativa frecuencia y solo vi a ese niño en una ocasión. Tenía el negro pelo ensortijado y la mirada huidiza, lo que me hizo pensar que su padre no era un nativo galés y que habría inoculado en la pobre criatura la carga de una tradición familiar cuya cuna geográfica se hallaría sin duda a orillas de un río que no era precisamente el Taff. Las cosas van a cambiar mucho con el Brexit.

Roath Park hierve en cambio asiduamente con niños rubios y pecosos enfundados en camisetas de Bale o Cristiano. Con esto, Dios me libre, no quiero decir que el Real Madrid sea superior al Atlético de Madrid en absolutamente nada. Simplemente consigno que es más popular entre los niños de Cardiff que el club presidido por Cerezo, vaya usted a saber por qué. El ser humano es veleidoso, máxime en su tierna infancia. Sus razones tendrán, por impenetrables que a priori se nos antojen.

En Cardiff, destino de uno de los dos semifinalistas españoles de esta edición de la Champions, el Madrid también es más popular que el Atleti entre los adultos. Los motivos, nuevamente, se me escapan. La gente es muy suya y los galeses, aun siendo de media mucho más agradables que el resto de los humanos, no escapan a esta regla, que por cierto tampoco tiene tanto que ver con Bale como pueda pensarse. En contra de lo que tontamente creía antes de mudarme allí, el grueso de los galeses no se hizo necesariamente del Madrid en el momento en que Florentino contrató al Expreso. Gales no es Costa Rica, por distintamente maravillosos que sean ambos lugares. Los galeses, por mucho que amen a Bale, ya eran del Manchester o del Arsenal o del Liverpool (sobre todo de este último) antes de que eso sucediera, y lo eran con fiereza, por lo que no cambiaron sus colores a cuenta del fichaje. Cardiff no es, pues, mayoritariamente madridista, lo que no es óbice para que sea mucho más madridista que atlética. ¿Por qué?, se preguntará el lector. La explicación debe buscarse otra vez en la completa aleatoriedad de los gustos humanos, ajenos con frecuencia a méritos objetivos.

Quiero que se me entienda. El Atleti tiene el mismo derecho que el Madrid a pasar a la gran Final de Cardiff. Yo mismo -llevado de la más honda hospitalidad para con mis paisanos, sean del signo que sean- abriría las puertas de mi casa con la misma alegría a unos que a otros. La única diferencia es si, una vez abiertas, una vez superados sus umbrales, me encontrarán dentro de la casa o no.

Digo que el Atleti tiene el mismo derecho que el Madrid a llegar a la final de Cardiff y digo bien: el mismo, no más. La escasez de Copas de Europa en las vitrinas colchoneras (tan rampante que algún espíritu artero no dudaría en hablar de completa ausencia de las mismas) no les otorga un derecho especial a llegar a la Final de este año. El viejo lema "El fútbol le debe una Champions al Atleti" hace tiempo que fue sobradamente desacreditado por plumas más atinadas que la mía, aunque también por la mía dado que no hace falta mucho tino para tirar por tierra una premisa tan absurda. No haber conseguido nunca una cosa no te hace más acreedor a la misma, por cerca que te hayas quedado en varias ocasiones.

"Tiene muchísimo mérito lo que el Cholo ha hecho con el Atleti" es otro lugar común con el cual, en cambio, estoy bastante de acuerdo, si bien se pasan por alto las inmediatas consecuencias. Si tanto mérito tiene (que lo tiene), será porque el Cholo ha logrado sostener al Atleti en la élite sin ser el Atleti gran cosa, y si el Atleti no es gran cosa no veo por qué sorprende tanto (y sobre todo no veo por qué subleva tanto) el que el Atleti se quede sistemáticamente con las ganas. A lo mejor el Atleti no gana la Champions por buenísimas razones. A lo mejor el Atleti no gana la Champions porque es lo suficientemente bueno para llegar lejos a base de ser exprimido hasta la última gota por el Cholo, pero ni por esas lo suficientemente bueno como para hacerse con el botín mayor, así de simple.

Todo eso puede cambiar este año, claro, y aunque Cardiff es como digo más madridista que atlética (muchísimo más, me atrevería a afirmar) no escasean los galeses y las galesas que ven con ojos moderadamente simpáticos a los de Simeone. La mirada indulgente para con el new-comer, para con el underdog, para con el also-ran, es algo que la tierra del dragón comparte con el resto del planeta. A todo el mundo le gusta, en principio, la idea de que un consumado perdedor alcance la gloria inesperada en cualquier campo. Gusta muy especialmente a aquellos cuyo dominio de dicho campo, siquiera en el plano teórico, deja muchísimo que desear. El Atleti es en España, de cara a esta semifinal, el equipo de las mujeres a las que no les gusta el fútbol, empezando por la mía.

-Ya va siendo hora. Pobrecitos. Ya les toca.

En Gales pasa lo mismo. Las esposas de conductores de autobús, camareros y agentes inmobiliarios -las cuales detestan profundamente el fútbol y no lo siguen ni por casualidad- van con el Atleti llevadas de esa generalidad tan bien intencionada. Los propios conductores de autobús, camareros y agentes inmobiliarios (que acumulan a sus espaldas suficientes horas de pub viendo fútbol para desafiar el concepto mismo de eternidad) están en cambio deseosos de abrir al Real Madrid las puertas de su ciudad para que dé cumplida cuenta de la Juve o el Mónaco. Me apresuro a aclarar que esto es también válido para conductoras de autobús, camareras y agentes inmobiliarias femeninas con verdadera pasión por el llamado deporte rey, que en Gales es príncipe por detrás del rugby. Son quienes no están interesados en el fútbol (sean del sexo que sean, aunque mayoritariamente son hembras) quienes desean el pase de Griezmann y sus compañeros.

Los que desde luego están deseando que las puertas de la ciudad se abran al Real Madrid para la gran Final son los numerosos componentes de la Peña Madridista de Cardiff que está en ciernes, un grupo vistoso, heterogéneo y multirracial, muy dispuesto a armarla bien gorda si los de Zidane se clasifican.  De ellos les hablaré en la previa del partido de vuelta, al que espero lleguemos con un marcador victorioso y sin que los del Cholo hayan perforado la red de Keylor. Siento una ternura infinita por el niño de Roath Park: justamente por ello deseo un severo correctivo al Atleti que sirva para sembrar en su alma la semilla de la rebeldía contra la castrante tradición familiar.