En Cardiff es Navidad desde el día 10 del presente. En tal fecha, a todavía mes y medio del día del año en el cual es oficialmente Navidad, la ciudad se llenó ya de luces de colores, escaparates con muérdago y pistas de patinaje sobre hielo cuyos hilos musicales, a través de los altavoces, no dejan de emitir Christmas carrols. Ya cantaron los Monty Python, en aquel memorable número de El sentido de la vida, que "every single day is Christmas Day", por ejemplo el 10 de noviembre, el 11, el 12... y así hasta el 25 de diciembre, o mejor el 26, ese fenomenal invento al que llaman Boxing Day y que en realidad consiste en una mañana de resaca y una tarde con la abuela que vive en Mumbles y con la que se cierra el periodo navideño.
¿Por qué tan pronto?, cabe preguntarse. ¿No es exagerado comenzar a celebrar esa fechas tan señaladas (qué bonito sintagma) cuando, merced a un otoño muy benigno, ni siquiera las bajas temperaturas o la típica ventisca han llegado aún a azotar la atmósfera? Hay a mi juicio dos razones principales que invitan a esta premura, a partir de la cual a primeros de noviembre tanto Santa Claus como (lo que es más grave) el imbécil de Olaf, el muñeco de nieve de Frozen, son personajes perfectamente pertinentes en las calles de la capital galesa.
La Navidad británica comienza antes porque también luego acaba antes, concretamente en el mentado Boxing Day. Las fiestas de año nuevo no pertenecen en sentido estricto a las fiestas navideñas, y por supuesto en Cardiff no hay rastro alguno de los Reyes Magos, a quienes en España (viniendo como viene ya Papá Noel a muchísimos hogares) ya prácticamente sólo usamos con el indisimulado objetivo de prolongar las fiestas sin rubor. Con todo, sigue habiendo una desproporción en eso de comenzar un mes y medio antes con los festejos navideños; en España apenas los prolongamos quince días.
El verdadero motivo tiene que ver con la hibernación. En invierno, en Cardiff, la gente hiberna. Es noche cerrada a las cuatro menos cuarto de la tarde, hace un frío húmedo del demonio y si vives en una zona residencial todo resulta lúgubre e inhóspito, empezando por la constancia de que el único establecimiento abierto a partir de las cinco es el pub de la esquina con sus cuatro viejos alcoholizados. Hay una tendencia natural a encerrarse en casa y no salir, pero esa tendencia convive y pugna con la reacción a la misma, un movimiento subversivo-antihibernativo que se llama Navidad.
El que los comandos antihibernativos entren en acción tan temprano como el diez de noviembre solo puede encuadrarse, con todo, en la categoría de guerrilla preventiva. Y el que este año los comandos hayan iniciado su acción armada en un clima que a estas alturas es todavía muy tolerable hace que la prevención linde con la exageración. Una cosa es prevenir y otra alarmar, y topar a mediados de noviembre, cuando aún se va por ahí a gusto en jersey, con Olaf en medio de la calle para que trate de embarcarte en alguna causa benéfica es algo que entra claramente en el terreno de lo alarmante. Descalabros que obran al alimón los comandos, la prenavidad y el cambio climático.
A mí todo esto, en cualquier caso, me parece que solo prefigura otro adelanto temporal en el que Cardiff, de nuevo empujada por el ansia, se va a precipitar muy pronto. Ya sabéis de qué os hablo. En Cardiff va a ser 3 de junio mucho antes de que sea 3 de junio, sobre todo si (como va a serlo) uno de los equipos que juega en esta noble ciudad en esa fecha (también) tan señalada es el Real Madrid C. de F., equipo que por supuesto, a su vez, tiene mucho que ver con la Navidad y con el adelanto injustificado de la misma.
Os podéis poner todo lo cínicos que queráis para reíros de esta frase, pero es Navidad todos los días en que juega el Real Madrid por la sencilla razón de que el Real Madrid es campeón de Europa todos los días del año. "Every single day is June the third", podríamos cantar sin arruinar rima ni métrica de la canción pythoniana. Y sin faltar a la verdad, añadiría yo, dado que en esa fecha, con altísima probabilidad, el Madrid va a revalidar en Cardiff el axioma a través del cual el Madrid es campeón de Europa siempre. El Madrid es el fantasma de las navidades pasadas, presentes y futuras de todos los Mr. Scrooge del mundo. Lo sabe el mundo, lo sabe Cardiff y lo sé yo, que he convertido esta sección, precisamente, en el paradigma del adelanto de la Navidad.
Cómo disfruto con esta sección y no sólo porque vamos camino de Cardiff´
Saludos
Gracias, Paz.