8 de agosto de 2024. Paquirrín y Scarlett Johansson celebran su primer aniversario de boda en la playa El Mojón de San Pedro del Pinatar. Se han dado prisa en recolectar los frutos del matrimonio y junto a ellos retoza un bebé sobre una toalla mientras escuchan Esta cobardía de Chiquetete.
Y usted, querido lector, se preguntará: ¿cómo diantres han terminado siendo cónyuges Paquirrín y Scarlett Johansson? Riqui Puig y un cerdo juegan un papel decisivo. Se lo explico.
Retrocedamos hasta enero de 2022:
[Musiquita de flashback]
Kiko Rivera acaba de tocar con el violín al revés Introducción y Rondo capriccioso para violín y orquesta de Camille Saint-Saëns y ahora está tumbado en el sofá viendo Telecinco. Decide prepararse un bocadillo de mortadela. Se lo come. La mortadela le pone golosón. Entra en Instagram para tontear con alguna, nunca se sabe.
Casi todas las cuentas que sigue en esa red social son de flamenkitas, canis o chicas que ha conocido en aparcamientos de discotecas. Está aburrido de ver siempre lo mismo y decide adentrarse en otros mundos. Se acuerda de una actriz que aparecía en una película de esas de moñecos o de tebeos. ¿Cómo se llamaba…? ¡Lo recuerda! Toca la lupa de IG y busca: “escarle yojanson”.
Ve su foto y la sonrisa retorna a su boquita de piñón. “Se me enamora el alma, se me enamora…”, canturrea Paquirrín para sí. Se propone conocerla como sea. Otra cosa no, pero la noche le ha proporcionado muchos contactos, ha compartido aficiones y fiestas sin fin con personas muy influyentes. Tira de agenda y envía un WhatsApp a un afamado productor: “Illo kiero conoce a la escarle yohanson esa de las peli tuvera como lo hace pero si no la veo pronto cuento lo que tu sabe salu2”.
A la media hora suena el balido de una cabra. Paquirrín sonríe, es el sonido de sus notificaciones de WhatsApp. “Scarlett Johansson mañana viene a España, tiene una prueba de vestuario para su próxima película de Marvel. Te he conseguido un pase como miembro permanente de la Diputación. Hora: 17:00. Dirección: Palacio de Congresos de Albacete”.
Paquirrín se pone unos cascos inalámbricos del tamaño de dos pizzas familiares, coge el móvil, la cartera y sale pitando de su casa.
—Señora, ¿usté sabe por ónde cae Albacete? —espeta a una mujer de orden con el pelo violáceo con la cual se topa nada más salir de casa.
Tras el inevitable respingo, la señora agarra con fuerza su bolso, se santigua y acelera el paso.
Kiko Rivera recuerda en ese momento que puede buscarlo en el móvil. “¡Pos si está cerca, leches!”, exclama. Compra un título de transporte para viajar en tren a Albacete y llega esa misma tarde a las 19:30.
En lugar de pasar la noche en una pensión o en un hotel de módico precio, se va de fiesta. Cuando se quiere dar cuenta son las 16:00 del día siguiente, solo queda una hora para ver a Scarlett. Se intenta acicalar en el lavabo del baño del after, pero no hay agua. Se limpia las axilas con toallitas y coge un taxi.
Scarlett llega en vuelo privado al aeropuerto de Albacete a las 16:30. Poca gente lo sabe, pero la Johansson es una apasionada de la copla comercial española y de la vida y milagros de John Benjamin Toshack. Ha pasado el vuelo leyendo una recopilación de las mejores ruedas de prensa del galés mientras sus AirPods emitían canciones de Lola Flores, la Jurado y la Pantoja. Al aterrizar, un Tesla la está esperando para llevarla al Palacio de Congresos de la ciudad. Llega puntual. Paquirrín lleva ya cinco minutos esperándola.
Durante la prueba de vestuario, Kiko Rivera no deja de agasajar a la actriz. Ella, educada, aguanta, pero ya no sabe qué hacer para evitarlo. Paquirrín, a punto de claudicar, exclama: “¡Illa, que soy el hijo de Paquirri y de la Pantoja, ¿cómo me va a hacer tú a mi esto?!”. Scarlett se sobresalta. “¿Pantoha, tú hiho de la Pantoha?”, acierta a decir en un rudimentario castellano.
De ese modo es como acepta la invitación a cenar de Kiko Rivera, que está más feliz que un cerdo en un charco.
Durante la velada, Kiko le cuenta historias de su madre mientras Scarlett las escucha con la boca abierta, pero cuando intenta un acercamiento, la actriz se separa, una cosa es que sea una amante de la voz de su madre y otra muy distinta que sienta atracción por su hijo.
—Es más fácil ver un cerdo volando sobre el Bernabéu que yo salga contigo —le dice Scarlett a Kiko parafraseando a su amado Toshack.
Pero Paquirrín no se rinde.
—Dime que haga lo más raro que se te ocurra y, si lo consigo, te casas conmigo, miarma —echa el resto Kiko.
—Si consigues que a la salida de un entrenamiento del Barça Riqui Puig firme un autógrafo en una camiseta de España portada por un cerdo vivo sostenido por alguien parecido a Mohamed Salah, me caso contigo.
[Musiquita de flashback]
10 de febrero de 2021
El resto es historia.
Imágenes: @DavidValdearen1
Jajaja todo. Pero "Compra un título de transporte para viajar en tren a Albacete ", rejajaja. Un título de transporte, dice.
Hilarante, descacharrante, muy bueno, glorioso final.
Qué bueno. Genial. Me quito el sombrero.
Pero tengo dos dudas: ¿En qué idioma están rotuladas las LLEGADAS nacionales del aeropuerto de Albacete?
¿Quien es el dueño del semoviente porcino? Mo Salah no puede ser.
Saludos cordiales.
Puede ser candidata a los Goya perfectamente.
Buenísimo. Pero el que sostiene el cerdo es Jesé, que había coincidido con Rivera en el after de Albacete.