El pasado miércoles asistí, de forma virtual, a la presentación de un libro dedicado a la responsabilidad social corporativa (RSC) de los clubes de fútbol. Se titula Fútbol responsable y sus autores son Raúl López Martínez, Doctor en Derecho, Juez adscrito al Tribunal Superior de Justicia en Aragón y experto en Derecho Deportivo; y José Luis Fernández Fernández, Doctor en Filosofía, Catedrático de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (ICADE) y Director de la Cátedra Iberdrola de Ética Económica y Empresarial de la Universidad Pontificia Comillas.
Lo que pretenden los autores con esta obra pionera (al menos yo no conozco otra sobre la materia) es “ayudar a que los clubes de fútbol, aprovechando la espectacular energía que los apoya en forma de la masa de sus socios seguidores y aficionados, asuman como propia una gestión alineada con lo que a este respecto representa la responsabilidad social empresarial o corporativa. Y ello, en un sentido amplio, que va desde la filantropía y la acción social, a la ética empresarial y la sostenibilidad; pasando por el cumplimiento (compliance) de todas las leyes pertinentes -las fiscales y las presupuestarias incluidas-, siguiendo por lo que se ha dado en llamar la soft law del buen gobierno corporativo; y avanzando a través de una comunicación transparente y fidedigna de todo lo que tiene que ver con la información no ginanciera, de una parte; y, de otra, mediante la institucionalización de los cauces para el diálogo sistemático con los grupos de interés más significativos”.
Esta concepción de la RSC -cada día más amplia y madura- se ha ido incorporando al fútbol en la medida en que los clubes fueron dejando de ser anfitriones de una mera actividad de entretenimiento y han pasado a convertirse en empresas de creciente influencia social y envergadura económica. Hoy el fútbol profesional está muy lejos de aquel de sus inicios; ha cambiado radicalmente en todos los aspectos, especialmente en los económicos. Sin embargo, mantiene intacto -si no más reforzado- el vínculo emocional que se establece entre los equipos y sus seguidores.
Nos recuerdan los letrados que, detrás de cada uno de los clubes de fútbol, “late siempre una filosofía de vida, palpita a golpe de corazón una historia compartible y compartida… y cada club configura un ámbito de pertenencia”. Porque los clubes y los equipos de fútbol dan cauce a una importante necesidad humana, como es la de la pertenencia. Y todo ello con un orgullo tan sincero y un sentimiento tan profundo que a veces la identificación raya con lo religioso.
Como contrapartida, los clubes ganan imagen, fortalecen su marca e incrementan el valor de los intangibles que la buena reputación requiere. En definitiva, los clubes están haciendo las cosas bien, pues tratan de devolver a la sociedad al menos una parte de lo que reciben y sientan las bases para su sostenibilidad de cara al futuro. Aunque, según Raúl López, últimamente se va perdiendo el sentimiento identitario de los clubes en favor del negocio. Y, en este sentido, no se comprende que ningún club se haya atrevido, por ahora, a gestionar profesionalmente los intangibles, sus activos más estratégicos.
Los autores han realizado un estudio comparativo entre los 42 clubes del fútbol profesional español, con el fin de analizar los principales canales de comunicación e interacción con sus grupos de interés, que les aportan visibilidad y contacto directo con ellos. En este sentido, destacan las webs, red de contenidos que revelan las políticas adoptadas por los clubes y la forma en que cada uno de ellos se acerca a la responsabilidad social.
Cuando llega al apartado del Real Madrid, el estudio destaca que la web corporativa está orientada al cumplimiento de los principios socialmente responsables, en su triple perspectiva: Así, detalla la composición de su Junta Directiva, publica los principios de buen gobierno de la entidad, como su organigrama… aunque en este apartado los autores ponen el acento en que falta un área específica de responsabilidad social (máxime cuando el Real publica una memoria específica sobre esta materia).
Destaca que la Fundación es la herramienta fundamental de integración y cooperación del club sobre la que gira su política de responsabilidad social con una visión global, contando para ello con programas y escuelas en todos los continentes.
El club cuenta con un código ético que se complementa con otros documentos aprobados a tal efecto, como un órgano independiente de compliance y un canal de denuncias. El club ha creado, además, una comisión de ética en su seno, que vigila los aspectos relacionados con la misma. Además, cuenta con un sistema de gestión de riesgos penales, como programa de cumplimiento.
Y destacan, por último, que en mayo de 2020, el Real Madrid se incorporó al Pacto Mundial de Naciones Unidas, convirtiéndose en el primer club de fútbol en suscribirlo como participante, el nivel de compromiso más elevado.
Los autores consideran que estamos ante una nueva era del deporte, donde los clubes profesionales se incorporan al mercado de las grandes marcas y, como tales, diseñan estrategias comerciales y poseen una clara visión empresarial que deben comunicar. Eso exige, desde luego, mayor transparencia. La aplicación de las nuevas tecnologías ha supuesto un cambio de la forma en que las organizaciones deportivas desarrollan dicha comunicación y, dentro de ella, las páginas web, como he dicho, se han convertido en un foco de oportunidad que representa ventajas competitivas para los clubes.
En suma, el club sale bastante bien parado del análisis comparativo, aunque los autores creen que queda mucho camino por recorrer. Y en este libro pionero sobre la RSE de los clubes de fútbol se animan a realizar propuestas y sugerencias de mejora para poder seguir avanzando en la materia:
1) Mejorar (equilibrar) la presencia de las mujeres en las juntas directivas de los clubes (en la del Real Madrid nos recuerdan que solo hay una entre sus 17 miembros).
2) Crear departamentos de RSC en el seno de los clubes. Incorporarlos a sus organigramas.
3) Modificar el papel de las fundaciones, pues centrar en ellas toda la acción de RSC, como sucede ahora, impide conformar un verdadero modelo integrado de gestión.
4) Reforzar la obligatoriedad del cumplimiento normativo que ya exige La Liga desde 2016. Implantar parámetros homogéneos de cumplimiento normativo.
5) Integración voluntaria de los clubes de fútbol en la Ley 11/2018 “sobre los aspectos no financieros y diversidad”. Pongamos como ejemplos gestión ambiental y contaminación, economía circular, gestión de residuos y de agua, cambio climático, lucha contra la corrupción y el soborno, gestión de proveedores, etc. Todos necesarios para alcanzar la excelencia en la gestión de la RSC.
6) Y, en general, apoyo al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU.
Por el momento, debemos recordar que no existe ningún instrumento normativo ni convencional que establezca obligación o recomendación alguna a las entidades deportivas profesionales españolas para que adopten elementos de buen gobierno en su quehacer cotidiano. Pero que está muy bien que se las autoimpongan, porque los aficionados y la sociedad en general bien lo merecen. Y porque como decía Bill Shankly, el mítico entrenador del Liverpool: “Algunos creen que el fútbol es sólo una cuestión de vida o muerte; sin embargo, es algo mucho más importante que eso”.
Fotografías: Getty Images
El problema real y grave es que los medios deportivos pasan de cualquier código de ética, principios deontológicos y responsabilidad social. Y son los principales responsables de imponer ideas falaces en el imaginario colectivo que desprestigian, menosprecian y vituperan las grandes gestiones del Real Madrid en todos los campos, incluido el de la Responsabilidad Social Corporativa.
Las grandes empresas firman el pacto mundial, intentan cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible que ha fijado la ONU para 2030, la responsabilidad social corporativa crece en importancia y obliga a ser más transparentes, justos con los trabajadores, sostenibles, etc. dependiendo de los campos de influencia de la empresa. Es un gran avance. Y los grandilocuentes consejos de las administraciones públicas y asociaciones del sector privado se aplaude y se felicitan de este gran impulso que favorece a la sociedad en su conjunto pero el gran público desconoce.
Este gran público es la mayoría de los aficionados y desgraciadamente, es pastoreado por los grandes medios de comunicación que albergan el periodismo deportivo. Y este periodismo sigue pecando de mala praxis. Hay una parcialidad, un sensacionalismo exagerado y una falta de veracidad de forma muy alarmante pero no pasa nada. Porque son ellos mismos los que dicen a la inmensa mayoría d ela ciudadanía lo q está bien o mal aunque no tengan razón y aunque cambien de opinión según les convenga.
Estos medios tienen una responsabilidad social muy importante, pero escudados en que se trata de un tema frívolo, no trascendente para la sociedad, perpetran un fraude permanente en la más que deficiente forma de proceder, algo que podría catalogarse de fraude, estafa o timo.
Estamos tan acostumbrados a este vil proceder que ya nos parece correcto. Por poner un ejemplo nimio que ya muchos madridistas consumen como algo veraz y cierto: propalar la idea de que Zidane como entrenador no sabe (un intento de pegar una patada a Florentino en el culo de Zidane por elegirle como entrenador) y de repente, la realidad lleva la contraria y se evidencia que esa sentencia no era cierta y en lugar de entonar el mea culpa tras la metedura de pata, lo que se hace es abusar del potente altavoz mediático para instalar la idea de que gana de suerte. Ganar tres Champions consecutivas y achacarlo a la suerte, no solo es un insulto a la inteligencia media, sino un desprestigio al trabajo, el esfuerzo y sacrificio realizado por todos para la consecución de una hazaña histórica. Y a fuerza de repetir por el potente altavoz mediático que no sabe aunque gane, la idea cala en la gente, víctima del medio. Así se fabrican los caldos de cultivo que, cuando vienen mal dadas, el aficionado recupera como si fuera algo cierto y real.
Da igual que el Real Madrid sea un ejemplo y lidere en su campo de actividad la Responsabilidad Social Corporativa y contribuya a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible que ha fijado la ONU, si la inmensa mayoría de los medios deportivos siguen hostigando al club desde la mala leche y la ignorancia, simplemente porque les cae mal (o por negocio, es decir que oslo les interesa hablar del RM y por eso cuestionan absolutamente todo, algo que no hacen con los demás), esparciendo no ya solo improperios sino falacias que luego no son desmentidas ni castigadas, no tendrá el relato que se merece.
Insisto: que la prensa nos hurte información, nos mienta e intente manipularnos es más grave que fallar un penalti o perder un partido.
Amén, Vagawain.
Muy interesante el artículo. Me alegra ver que la RSC adquiere importancia no solo en las empresas sino también en los clubes de fútbol. Hasta ahora era más fachada que otra cosa, esperemos que se gestione cada vez más con una visión de RSC, lo que significaría enfrentarse a ciertas mafias que controlan el negocio.
(Por el momento, debemos recordar que no existe ningún instrumento normativo ni convencional que establezca obligación o recomendación alguna a las entidades deportivas profesionales españolas para que adopten elementos de buen gobierno en su quehacer cotidiano. Pero que está muy bien que se las autoimpongan, porque los aficionados y la sociedad en general bien lo merecen. Y porque como decía Bill Shankly, el mítico entrenador del Liverpool: “Algunos creen que el fútbol es sólo una cuestión de vida o muerte; sin embargo, es algo mucho más importante que eso”.)
Todo esto que nos cuenta el Sr. Agrassar, esta muy bien y queda muy bonito, sobre la R.S.C., pero tiene un problema que el mismo señala, al no ser obligatorio queda al arbitrio de cada club de su poder o fuerza en la sociedad, y de la identificación de las instituciones con cada equipo.
Un ejemplo matador, cuando el Madrid, pidió al Ayuntamiento el permiso y la licencia para la reforma del Bernabeu, esta incluía un aumento del aforo, de varios miles de asientos, el Ayuntamiento en aquel momento puso el grito en el cielo, y no sólo rechazo darle la licencia la Madrid en los términos pedidos, sino que le obligo a reducir en 2 o 3 mil el número de abonos disponibles con argumentos de de pseudo ecologetas, lo mismo con la edificabilidad con la disminución de muchos metros cuadrados de construcción y la disminución de la altura máxima del estadio en 5 metros y algunas cosas más que no voy a describir para no hacer el artículo demasiado largo. Ahora nos vamos a Barcelona y vemos que La Orga ha pedido hacer una remodelación del Kampf Nou, por supuesto el Ayuntamiento de la Ciudad Condal, que en la petición del club catalán ve un aumento del aforo de 10000 asientos de 95000 a 105000, no pone pega ninguna, ni ecologica, ni de seguridad, ni de ningún tipo, esto a largo plazo significa una desventaja competitiva brutal, en resumidas cuentas que R.S.C. PARA TODOS SI, COLADEROS PARA DAR VENTAJAS COMPETITTIVAS A UNOS SOBRE OTROS NO.
Salud
1) Mejorar (equilibrar) la presencia de las mujeres en las juntas directivas de los clubes (en la del Real Madrid nos recuerdan que solo hay una entre sus 17 miembros).
Sobre este punto, tengo que mostrar mi absoluto y total desacuerdo, pero no a la presencia de mujeres en puestos directivos, sino a su imposición por cuotas, si a su presencia en base al trabajo y al talento, por mi no hay ningún problema si los 17 miembros de la junta directiva fuesen mujeres si es debido al mérito, cuotas y enchufismos no
Espero que el libro este bien porque viendo quien escribe el prólogo y el epílogo no da mucha confianza.