Renovarse o morir

Buenos días. Good morning, Vietnam. Apartamos somnolientos de la mesilla el último culo de bourbon mientras repiquetea sobre nuestras cabezas el sonido de un ventilador oxidado, suena The End, el sudor se impregna en sábanas y sobaqueras, y los mosquitos se retiran a sus aposentos después de un festín nocturno. Así amanece un lector cualquiera en el verano mediático deportivo patrio, convertido en sudoroso pasatiempo de entreguerras, mercado persa, zoco o gran bazar, donde los mejores mercaderes y mercachifles del delta del Triángulo de Oro del Mekong tratan de colocar mercancía averiada y vender humo enlatado. Tanto así sucede, que resulta comprensible que el público acabe viendo charlies por todas partes.

Así las cosas, entre los innumerables vericuetos del Chinatown periodístico deportivo, donde tan pronto te venden un André Gomes como te colocan un Pogba, te alquilan un Morata o te descubren un Umtiti, hay que reconocer que el Barcelona y sus mariachis han creado escuela, son pioneros. Los demás, roídos por la rutina estival, carcomidos por su insoportable querencia a hacer siempre lo de siempre, apuestan por más de lo mismo. Que hace calor en la meseta y pensar recalienta el cerebelo y el hipotálamo.

Así observamos cómo la Ouija especula con la llegada de André Gomes al Bernabéu. Lo hace fiel a su estilo, vendiendo serpientes; pero concretamente áspides, con la esperanza de que se cuelen en la alcoba de la Cleopatra de Concha Espina e inoculen así su veneno ponzoñoso. El pobre Mateo Kovacic, merecedor de mayores oportunidades la pasada temporada, no ha dicho esta boca es mía y ya le sacuden los muchachos de Relaño en los callejones más oscuros de la prensa mesetaria. Desde su púlpito, Alfredo afea la trayectoria del croata en el Bernabéu, recuerda el fiasco de Illarramendi, acusa a FloPer de acumular mediapuntas y califica a los futbolistas de Mendes como cuadra. Todo por el mismo precio. Hay que aplaudir el stajanovismo de Relaño: no descansa ni en verano.

Sin embargo, más allá de la maledicencia de Ouija Today, el sueño loco de una noche de verano que preconiza hoy Marca con Karim “hecho un chaval” o el inesperado descubrimiento de la versatilidad de Umtiti de Mundo Deportivo, es Sport quien revoluciona hoy el periodismo deportivo patrio con el mismo ímpetu con el que rodaban cabezas en la Francia insurrecta de Robespierre.

Olvídense de fichajes. Ahora la moda en Barna es trasladar renovaciones a las primeras planas. A todo color, a toda página, con póster desplegable en su interior (a lo mejor), con luces de neón y salvas de honor. A toda mecha.

"Toca renovar", proclama Sport en portada a propósito de Luis Suárez, y discúlpennos que nos desorinemos de la risa, amigos galernautas. De oca a oca y tiro porque me toca, de un tiempo a esta parte, el Barcelona parece empeñado en vender renovaciones como fichajes de relumbrón, al tiempo que deja las arcas como aquella perdida que buscaban Indiana Jones y el Tercer Reich. No se extrañen si cualquier día en el Museu se exponen en paralelo a nuestras Once Copas de Europa las once renovaciones de Lionel Messi en seis meses, las de Neymar, otras tantas de Papá Ney y unas cuantas de Luis Suárez, que ya se ha subido al carrusel de la renovaçió del Tío (vivo) Bartomeu. "Toca renovar", insiste Sport, y desde aquí nos preguntamos patidifusos ¿y cuando no toca renovar en Can Barça, amics?

¿Problemas tributarios? Renovaçió

¿Sobrecoste ilegal en los fichajes?  Renovaçió

¿Bocados en cada saque de esquina? Renovaçió

¿Nadadores ceutíes abordando yates ibicencos? Renovaçió

Habrá que preguntar al televisivo analista económico catalán Gay de Liébana qué opina de tanta loca renovaçió desde un punto de vista monetario a la espera de la rueda de prensa al respecto de la Archidiócesis de Barcelona y Sor Lucía Caram.

Mientras tanto, discretamente, sotto voce y sin que nadie se entere, en pequeñito, la prensa deportiva catalana anuncia lacónicamente que la entente cordial entre Barcelona y Qatar se prorroga durante un año más sin que el club vea un euro más de aquello que en su día acordaron. Un golito de los jeques que no tiene mayor trascendencia en las portadas, por mucho que suponga una auténtica jequeca económica para los maltrechos balances culés.

Renovarse o morir, dice el refrán.

Otros parece que fenecerán renovando.

Nosotros, mientras tanto, sigamos con las botas puestas.