Antes de nada quisiera felicitar a quien pueda estar leyendo por haber sobrevivido al territorio yermo que constituye otro nuevo parón de selecciones. Por su frecuencia y aridez, estos páramos resultan siempre extemporáneos y extenuantes, pues no valen siquiera para salir de la espiral de negatividad en que se ve inmerso nuestro equipo, aun a pesar de haber resuelto con solvencia el último envite contra el Osasuna.
Algo ocurre cuando las ganas e, incluso, ilusión por ver al Real Madrid se ven reemplazadas por una resignada indiferencia con momentos de cierto hastío. Por una parte, es lógico que jugar corruptas competiciones españolas nos produzca la misma emoción que bailar con la hermana propia, pero, por otra, y sabedores como somos de que no va a pasar absolutamente nada con esa corrupción, salvo que vaya a más, siempre debería ser buena noticia que juegue el equipo de nuestros amores.
Esa ausencia de expectativas la achaco al pésimo nivel de juego que el Madrid está mostrando. Sin duda, las bajas por lesión que sufrimos son importantísimas, pero hay algo que no había visto antes. Ningún jugador da la sensación de estar a su nivel, salvo el omnipresente Valverde, los habituales fogonazos de Vinícius y detalles aquí y allá de Bellingham o Mbappé. Cuando todos los que están en el campo parecen peores, es momento de mirar al banquillo y pedir responsabilidades al entrenador. La sensación de equipo sin trabajar es abrumadora, y esa falta de trabajo, esa vagancia, unida a su reticencia a poner un guardameta de nivel Real Madrid, fueron los motivos que precipitaron la salida de Ancelotti en su anterior etapa. Hay quien lo llama hartazgo de ganar. Es labor del técnico generar nueva hambre.
El equipo da la sensación de no estar trabajado, y la gestión de los activos del mismo, aun a pesar de una confección de plantilla cuestionable, responsabilidad esta que comparten el entrenador y su jefe, resultan incomprensibles. Si manifestar esta sensación es ser un vinagre, permítanme bucear en ácido acético, porque hay cuestiones que, personalmente, me resultan inadmisibles: no es de recibo que Lucas Vázquez forme parte de la plantilla de este Real Madrid. Un jugador honrado y currante, madridista como muy pocos que haya visto, pero sin nivel para este equipo. Tres cuartos de lo mismo, con el agravante de no tener la trayectoria del Expreso de Curtis, se puede decir de Fran García, jugador de equipo de media tabla, pero al que no termino de ver con la camiseta de Real Madrid. Mientras tanto, Miguel Gutiérrez está triunfando en Gerona. Tampoco puede ser que la solución para los problemas sea sacar al campo a un jugador de 39 años aunque sea, posiblemente y junto a Toni Kroos, el mejor centrocampista de la historia. Queremos a Luka Modric hasta el infinito, y quererle pasa por no cerrar los ojos a su decadencia, aun a pesar de ser conscientes de que todavía puede ayudar al equipo, pero no como revulsivo.
Ningún jugador da la sensación de estar a su nivel, salvo el omnipresente Valverde, los habituales fogonazos de Vinícius y detalles aquí y allá de Bellingham o Mbappé
Es incomprensible el trato de Ancelotti con Arda Güler, jugador al que creo que todos los madridistas queremos ver en el campo. El proverbial conservadurismo italiano es conocido, pero la manera de Ancelotti de plegarse a las jerarquías del vestuario está demostrándose fallida, cayendo en el reinado del “con todo lo que nos ha dado”, probado veneno del que el Real Madrid ha ingerido demasiadas dosis. La gestión con el turco es negligente y más vale que no culmine con una salida del equipo de Güler, harto de esperar una oportunidad que no llega y que, con este técnico, quizá no lo haga nunca. El sentido común me lleva a pensar que nuestro Aladdin, que tiene querencia a jugar por la derecha como interior o extremo, abriría el ataque del equipo, formado ahora mismo por jugadores con querencia al lado opuesto del campo, y pondría en juego el disparo de larga distancia del otomano, que sabemos que es colosal. Casi lo mismo se puede decir de Endrick, que mantiene un ratio inmejorable de minutos y goles.
Finalmente, el inmovilismo y previsibilidad de los cambios resultan exasperantes. Desde los dobles laterales del partido contra el Atlético de Madrid a costa de quitar delanteros a la gestión de las sustituciones cuando el Barcelona nos estaba pasando la mano por la cara en nuestro campo, pasando por la funcionarial espera hasta el minuto 70 para efectuarlas, son cosas que desesperan al más creyente.
A Ancelotti sólo podemos darle las gracias por todo lo que ha ganado en el Madrid, pero el futuro no pasa por él. Creo que tampoco el presente. Ojalá quien manda se dé cuenta lo antes posible, porque las cabezas se pueden empezar a girar hacia el palco, y eso sí que no lo quiere nadie.
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Artículo excesivamente duro. Estoy de acuerdo con algunas reflexiones como la de Guler, pero Ancelotti el año pasado hizo una gestión de 10 con un equipo que ya estaba mal diseñado. Creo que, efectivamente, el futuro del Madrid no pasa por Ancelotti y me temo que también debería haber cambios en la dirección deportiva del club.
Cuando Fran García vino al Madrid si desempeño en el Rayo era como el de Miguel Gutiérrez en Gerona, solo que ahora parece que Fran no vale y Miguel sería la reencarnación de Roberto Carlos, pero algo me dice que si hubiese venido Miguel en vez de Fran estaríamos en las mismas, y no es que no quiera que se juegue con la cantera, quiero decir que al ser canterano el entrenador de turno no le daría valor y la afición por lo general daría por bueno el veredicto del cuerpo técnico, aún me acuerdo de Reguilón que la temporada 18-19 se salió y adelantó a Marcelo, pues el premio fué cederle al Sevilla donde hizo un temporadón al año siguiente, y el premio fue venderlo, y sé que la carrera de Reguilón ha sido decepcionante, pero en su momento se mereció una oportunidad en el Madrid y no se la dieron.
Del resto el Madrid debería haber sido valiente y no renovar a Modric para darle la oportunidad a Nico Paz pero claro, lo mismo, no iba a jugar salvo que hubiera lesiones en el medio campo.
Yo no pensaba que fuéramos a sufrir tanto en este inicio de temporada, pero algo era normal.
Los jugadores han llegado fundidos después de la larga temporada y los campeonatos de selecciones y no han hecho pretemporada ni nada parecido. Seguidamente, se han enfrentado a equipos que llevaban parados algunos desde el mes de abril con la diferencia física que eso supone. Y en el fútbol actual eso es vital.
Súmale las lesiones. El cóctel es terrible.
A mí, particularmente, la liga de Tebas me importa entre cero y nada. Ya lo he dicho muchas veces aquí que si por mi fuera, solo sacaría a las estrellas en el Bernabéu y fuera de casa con lo mínimo indispensable que marque la competición del primer equipo y canteranos para rellenar. El que quiera ver estrellas, que las pague. Así el “producto” que dice Tebas valdría lo que realmente vale, y las amables aficiones rivales complacientes y cariñosas con el Trampalona, pitarían a mi prima en vez de a Vini. Pero qué sabré yo…
Ahora bien, la imagen dada en la copa de Europa contra el Milán me pareció francamente mala y espero y deseo que todos se pongan las pilas y empiecen a solucionar ese sindiós porque, aún con todos los males relatados, la plantilla es lo suficientemente buena para dar la cara y si tiene que perder, hacerlo con dignidad.
Evidentemente Ancelotti no es eterno, nadie lo es, y más pronto que tarde habrá que afrontar su relevo. Por cierto, Florentino tampoco. Estamos un poco Comfortably Numb, que cantaba Pink Floyd, en ese aspecto. Pero eso es otro melón para otro día.
Creo que en cuanto físicamente se entonen, llegaremos a marzo con las opciones casi intactas porque hay mucha diferencia de calidad y profundidad entre la plantilla del Real Madrid y la del resto.
Honestamente, el entrenador podemos cuestionarlos tantas veces se quiera, al fin y al cabo sale gratis, pero soy de los que no le importa girarse al palco y cuestionar la labor de gente que parece que para un amplio espectro del madridismo es intocable,no se si por el temor a que llegaran peores gestores, pero a ésta directiva hay que pegarles tirones de orejas y cuestionar su gestión cada temporada en mi opinión, porque aquí el que escribe lleva más de 30 años siguiendo al Real Madrid y no se casa con nadie,ni jugadores ni entrenadores ni directivos, y cada año en el que se gana en Europa en lugar de dar salida a jugadores que no suman a la plantilla,se le da salida o se deja salir a algún que otro principal activo del plantel, y no se le sustituye con un jugador de su nivel. Al contrario, suelen traer a otro futbolista de características y demarcación distinta. Luego la culpa si no se gana se la echan al entrenador, pero claro, tú exige títulos, resultados y luego apañate con lo que te dejo y te traigo.
Así cualquiera no se equivoca, verdad directiva?
Me da la sensación de que la función principal del bueno de Ancelotti es la de escudo o cabeza de turco.