El Real Madrid vuelve a ilusionar con un fútbol casi perfecto en los últimos partidos. Rodrygo demostrando su enorme potencial y capacidad para hacer goles. Benzema dejando detalles de su calidad interminable. Valverde rompiendo la puerta de la titularidad a base de kilómetros. Kroos recuperando el nivel de las tres Champions consecutivas. En definitiva, algunos ejemplos por los que el aficionado madridista tiene motivos para volver a recuperar la ilusión.
Pero hay un aspecto innegociable: la intensidad. Este equipo es capaz tanto de saltar al verde con ganas de comerse literalmente al rival, como de hacer el ridículo más absoluto. El entrenador debe tener una gran influencia en este aspecto, pero es el propio futbolista el que tiene que aportar sensaciones positivas en cada entrenamiento y partido.
Hemos visto que a este Real Madrid no se le ha olvidado jugar al fútbol. Durante esta temporada, hemos comprobado que, cuando quiere, este equipo es un verdadero equipazo. El ritmo de juego, una presión alta efectiva y la seriedad defensiva están caracterizando los últimos encuentros del conjunto dirigido por Zinedine Zidane. Y esta forma de jugar es la que hace disfrutar al aficionado.
Pero la intensidad no debe aplicarse solo en algunos momentos. Una salida al campo con hambre que encarrile el marcador puede no bastar si luego se afronta el resto del encuentro con relajación. Levante y Granada han tenido al Real Madrid contra las cuerdas en el Santiago Bernabéu después de ir ganando con tres goles de ventaja. El exceso de confianza siempre ha castigado a este equipo y es un tema a mejorar.
Comenzar enchufados es importantísimo. El Real Madrid, esta temporada, ha marcado 10 goles en los primeros 20 minutos. En los seis partidos en los que ha sucedido (contra el Celta, Levante, Granada, Leganés y los dos partidos del Galatasaray) hemos terminado ganando el encuentro. Del mismo modo, las cuatro veces que el rival marcó en ese tramo inicial no conseguimos llevarnos los tres puntos (en París, Villareal, Mallorca y contra el Brujas).
Además, hemos encajado varios goles en los últimos 10 minutos, como los que llegaron a costar dos puntos ante el Valladolid. Si bien conseguimos, al menos, salvar un punto en esa franja final, contra el Brujas y en Villareal.
La actitud defensiva, no obstante, parece que se va corrigiendo. Un total de 7 porterías a cero en 15 partidos disputados, entre ellos los 4 últimos, con una media de 0’93 goles recibidos por partido. Prácticamente la mitad de los encuentros echando el cerrojo de la portería. Un buen dato que debe de servir para continuar en esta línea defensiva.
Un equipo que sale al campo con ritmo y ganas de pelear tiene muchas opciones de llevarse el partido. La calidad individual puede resultar un factor diferencial en determinados momentos, pero si queremos competir al máximo nivel debemos igualar o superar la intensidad del rival.
Más importante y a menudo confundida es la concentración. Y que ésta abarque a todos los componentes y dure todo el partido.
Efectivamente , la concentración es una cualidad importantísima ; aunque, la intensidad también tiene un peso específico. Intensidad y concentración.
Muchos partidos se echan a perder porque un jugador sobreexcitado, tipo Carvajal o Odriozola, pierden su posición luchando como locos por algo que está fuera de la zona que deberían estar ocupando. A eso me refiero.
Los despistes de Sergio Ramos, Toni Kroos (o Modric ante el Brujas) nos han costado goles en contra en momentos importantes. Ahí faltó también intensidad.
Lo que me está gustando más del crecimiento del Madrid, es que parece que cada uno sabe qué hacer en cada momento cuando no tenemos el balón, y todos acompañan la jugada haciendo lo que la jugada pide.
Comienzo a ver señales de un equipo muy bien trabajado tácticamente.