El Real Madrid post Cristiano

La temporada 2018-19 del Real Madrid viene marcada, como es lógico, por la marcha del que ha sido su buque insignia durante los últimos nueve años: Cristiano Ronaldo. Hace unos días, escribía en mi cuenta de Twitter que el fallo principal del madridismo como afición y del Real Madrid como entidad sería centrarse en buscar un sustituto para el portugués, y lo sería, sencillamente, porque no existe un tipo que pueda darnos lo que nos ha dado el mejor goleador de la historia del fútbol. Ni existe ahora ni, probablemente, existirá jamás.

Con la marcha de Cristiano el Madrid pierde un jugador que ha asegurado durante casi una década cincuenta goles por temporada, y eso absolutamente ningún jugador de los que hay en el mercado va a poder darlo. Así que en vez de empecinarnos en imposibles, la dirección deportiva debería centrarse en encontrar un equilibro y formar un bloque sólido que intente paliar las carencias que deja el portugués. Para mí, la llegada de un portero que sea TOP 3 mundial es prioritaria dada la edad de Keylor y la falta de solvencia defensiva que el equipo ha venido demostrando en estos años. No nos engañemos, el Madrid ha ganado todo lo que ha ganado en este lustro por su enorme potencial, pero también ha perdido mucho por la cantidad de goles que recibe. Así que, sabiendo que el equipo va a perder sí o sí pólvora arriba, es capital comenzar a tejer una maraña defensiva mucho más resistente que la que hemos tenido y, creo, eso empieza con la llegada inminente de Courtois, dándole todos los galones que queden (si eso es posible) a Ramos y al recientemente campeón del mundo, Raphael Varane, e intentando compensar las subidas de Marcelo y Carvajal con mucho más sacrificio defensivo por parte de ellos mismos y, sobre todo, de Kovacic y Casemiro, jugadores que, para mí, adquieren un papel todavía más esencial.

El centro del campo tendrá la incógnita manifiesta en el estado de forma de un Luka Modric, que se ha desgastado como nadie en los últimos cuatro o cinco meses, especialmente este último en Rusia. Con casi treinta y tres años, el que para mí debe ser el próximo Balón de Oro debe guardarse durante este inicio de campaña para llegar lo más fresco posible al final de la misma. Es decir, tendremos que gestionar muy bien a Lukita para no romperlo o fundirlo y que llegue en plenas facultades a los meses de abril, mayo y junio del año que viene, donde a buen seguro más lo vamos a necesitar. Para ello, tanto Isco como Asensio, al igual que el propio Kovacic o jugadores con pocos minutos la temporada pasada como Ceballos, deben tener más protagonismo junto a Kroos en la medular. Talento tienen todos y cada uno de ellos, de eso no cabe duda alguna y es ahí, en la creación, donde ha radicado el secreto de este Madrid de ensueño que viene de ganar tres Copas de Europa seguidas; y es ahí donde debe seguir siendo el mejor equipo del mundo.

Y arriba, yo espero que este sea el año de Gareth Bale. Jugando por la izquierda ahora que CR7 no está y sabiendo que sobre él recaen los galones del club, el galés debe ser el que dé un paso adelante en la temporada en que más se le necesita y entre en ese Olimpo de futbolistas planetarios donde yo fervientemente siempre he creído que tiene, siempre que le respeten las lesiones, un lugar asegurado. Junto a él, Benzema y la exigencia de que un delantero del Madrid tiene que dar, por lo menos, los treinta goles, como mínimo, en una temporada. Sin embargo, y por si acaso se repitieran sus últimas cifras, la opción Cavani, Lewandoski o Icardi no debe ser únicamente la comidilla de bar de los aficionados y el club debe plantearse muy seriamente si cualquiera de ellos, o la vuelta de Mariano, es la mejor opción para paliar otra posible temporada mala de Karim.

¿Y Hazard? Me preguntan mucho. Yo, sinceramente, no lo traería. Sin dudar de su enorme calidad, los doscientos millones de euros que parece ser que pide el Chelsea se me antojan disparatados para un jugador tan intermitente durante la gran mayoría del tiempo como deslumbrante cuando está inspirado y que, además, sería un escollo para el despunte final de Asensio el crecimiento de un Vinicius JR que tiene trazas de crack mundial. La afición del Madrid necesita ilusionarse con un crack mundial, pero también debe entender que no todos los veranos se pueden hacer realidad los sueños, y menos con los jeques de por medio. Creo que este año debe ser una transición para afrontar el que viene la llegada de un nuevo jugador de talla mundial que, a día de hoy, parece imposible.

En definitiva, el Madrid de Lopetegui tiene la dificilísima tarea de reconstruirse tras Cristiano pero, no es menos cierto, puede hacerlo con garantías gracias a la impecable gestión de su presidente, con la perspectiva de contar con una plantilla totalmente compensada que, a falta de pequeños matices, se caracteriza por una calidad inconmensurable, una juventud envidiable y una proyección tan ilusionante como gratificantemente real.