El 3 de junio de 2017 en el Millenium Stadium de Cardiff el Real Madrid ponía el broche de oro a una temporada de ensueño. Tras vencer a la Juventus de Turín por 4 goles a 1, se coronaba campeón de Europa por décimo segunda ocasión, uniéndose al título liguero logrado semanas antes en La Rosaleda de Málaga.
Aquella temporada pudo explicarse a partir de una plantilla histórica, con jugadores de calidad y jerarquía en todas las líneas y demarcaciones, caracterizada por su enorme personalidad y su piel camaleónica. Fue construyéndose a lo largo de la temporada y a través de fórmulas difícilmente reproducibles. Por encima de todo, presentaba todo tipo de perfiles que le permitían desarrollar diferentes planteamientos, su identidad no era el juego, era la victoria. Esa fe y la activación física y mental de casi todas sus piezas culminaron en un resultado histórico.
Un equipo que jugó de mil y una formas, trascendiendo a modelos de juego o sistemas. De hecho, sólo a partir de la vuelta de cuartos de final el R.Madrid encontró el considerado “once de gala”. La inclusión de Isco y el sistema de cuatro centrocampistas en rombo fue una novedad que no había tenido recorrido anteriormente. El recurso del centro lateral, una de las figuras con menos probabilidad cualitativa desde la óptica de la estadística avanzada, fue uno de los principales activos ofensivos de aquel equipo que aprovechó el contar con una batería de rematadores sin parangón (Cristiano Ronaldo, Álvaro Morata, Karim Benzema o Gareth Bale).
La fe mueve montañas y, a partir de ella, de una dinámica positiva, de un técnico que supo aprovechar todo lo que le ofrecía una de las mejores plantillas nunca vistas, se consiguió un doblete histórico.
Entonces llegó el verano de 2017 y con él el fin de “la plantilla imposible”. Jugadores como Pepe, James o Álvaro Morata dejaron la entidad y el club puso a prueba la nueva política que unos años antes entró en marcha de incorporar jóvenes valores. Así, llegaron los Vallejo, Theo Hernández, Marcos Llorente, Dani Ceballos o Borja Mayoral, grandes talentos, pero jugadores que estaban en el inicio de la curva de crecimiento de sus carreras.
El equipo empezaría el curso donde lo dejó el año anterior, con buen juego y resultados (Supercopa de Europa y Supercopa de España). En los primeros compases de Liga solo tuvo recorrido el buen juego, pero no así los resultados, y en la quinta jornada del campeonato 17/18 el equipo ya se encontraba a siete puntos del líder, el FC Barcelona. A partir de ahí se vio a un equipo sin confianza y un Zidane que optó por tratar de recuperar a su equipo a base de otorgarle continuidad para recuperar el ánimo. Sin embargo, el equipo no funcionaba y lo que el curso anterior funcionaba, al año siguiente no. El sistema estaba lejos de estar ajustado y los rivales exprimieron al máximo tal vulnerabilidad. Asimismo, la segunda unidad estaba formada por noveles que no podían replicar el papel de sus veteranos antecesores y el equipo fue lentamente naufragando.
En aquel 17/18 una crisis de resultados en las primeras cinco jornadas se convirtió en una crisis de juego que arrastraría todo el curso. En esos compases, Zidane falló para suplir a través del colectivo aquello que había perdido a nivel individual. Cierto es que nunca dejó de intentarlo y fue probando cosas, pero el equipo jugó realmente mal y en febrero todas las opciones estaban puestas en la Champions. Una Champions que se conseguiría en Kiev y que cerraría un ciclo histórico con las salidas del propio Zizou o Cristiano Ronaldo.
La contratación de Julen Lopetegui debía ser la respuesta del club para afrontar un camino que sería totalmente diferente sin dos de sus guías futbolísticos y espirituales. La salida de Cristiano Ronaldo era un golpe de primera magnitud a la línea de flotación desde la óptica deportiva y la pérdida de calidad individual, unida a la del curso pasado, se acentuaba. ¿La solución? Tratar de construir un equipo que pudiera sobreponerse a tal situación. Optar por fórmulas más parecidas a las de Manchester City o Liverpool con Jurgen Klopp o Pep Guardiola y crear una gran estructura que pudiese ganar como los mejores sin tener a los mejores.
Sin embargo, construir un equipo de tal nivel conlleva tiempo y derrotas. Antes de pulverizar los records de Premier League, el Manchester City quedó a quince puntos del liderazgo en su primera temporada bajo la dirección de Guardiola. El vigente campeón de Europa quedó octavo en su primer curso bajo la dirección de Klopp y no fue hasta el tercer año de proyecto en el que comenzó a ver sus frutos.
Y el Real Madrid a día de hoy no es un club preparado para perder, o asumir la derrota como parte del proceso, máxime cuando se requiere de una transformación tan grande.
Si bien a nivel de juego el conjunto de Julen Lopetegui comenzó realmente bien el curso 18/19, no es menos cierto que la falta de soluciones individuales le costó encontrar patrones de juego en fase ofensiva y los resultados fueron esfumándose, y con ello la temporada entró bien pronto en combustión. Los malos resultados volvieron a afectar al juego y el técnico vasco sólo se mantuvo en el cargo diez jornadas.
Tras él llegó un Santiago Solari con una idea diametralmente opuesta y que tampoco funcionó.
Así, en marzo y con nada por jugarse, Zinedine Zidane volvía al Real Madrid como una carta que debía revitalizar la institución. La jugada sorprendió a propios y extraños por el momento y las circunstancias que envolvían tanto al club como al técnico galo, quien sólo unos meses antes había abandonado la entidad.
No obstante Zidane comprende a la perfección lo que es el Real Madrid. Entiende que no es un club de fútbol cualquiera y que el poder forma parte de su ADN. Manejarse entre una ejecutiva poderosa en lo más alto de la pirámide y un vestuario repleto de jugadores de enorme jerarquía, es seguramente el mayor reto de un técnico en la casa blanca, por encima de aspectos más íntimos con el juego.
Sin embargo, las dudas eran y son legítimas. Por una parte, la última temporada de Zidane no fue buena en el día a día. El técnico no terminó de tomar el pulso a la temporada y su equipo fue poco a poco dejándose ir. Allá donde no llegaban los jugadores lo tendría que hacer el técnico galo y esta situación pocas veces se dio.
Ahora, tendrá que afrontar el reto con cambios importantes en su plantilla y, especialmente, en una dinámica negativa. Si algo fue el conjunto de Zidane durante su primer mandato fue un conjunto cohesionado a nivel mental y grupal, con una confianza en sí mismo descomunal. Sin embargo, el Real Madrid en los dos últimos cursos se ha acostumbrado demasiado a perder. Perder, e incluso salir goleado, ha sido algo que se ha convertido en cotidiano para un grupo ganador. Recuperar esa seguridad en sí mismos va a ser condición necesaria para sacar el trabajo adelante. Y el único camino posible para recuperarla es a través del resultado. En los primeros compases de competición será fundamental que el equipo acumule resultados positivos, sea cual sea el devenir del encuentro, para que el grupo gane en confianza y el técnico pueda implementar sus ideas. En los dos últimos años el patrón se repite: buen inicio en cuanto al juego, pero malos resultados. A partir de ahí la plantilla se deprime y el juego se convierte en una angustia.
En este sentido hay una apuesta del técnico por el grupo de jugadores con el que fue campeón. Resulta lógico que el técnico tenga predilección por aquellos con quienes trabajó y que se integraron en la cultura de equipo que el técnico forjó y que ahora quiere forjar. Pero, además, son jugadores de calidad y jerarquía de élite, jugadores de primerísimo nivel que deberían facilitar los procesos.
Como decíamos, el equipo blanco ha tenido más problemas colectivos que individuales en los últimos dos cursos. Ello no obsta a señalar malos rendimientos o estados de forma, pero es que ha sido un mal que ha afectado por regla general a la gran mayoría de la plantilla. Lo cierto es que el Real Madrid no ha sufrido el mal de la veteranía, que también, ya que otros futbolistas en el teórico mejor momento de sus carreras han sufrido, igualmente, un bajón importante en el rendimiento. Jugadores como Varane, Carvajal, Casemiro, Kroos, Isco o Asensio no han estado tampoco a su nivel. De hecho, es posible que jugadores como Ramos, Modric o Karim Benzema hayan dado los picos más altos de juego en el último año.
No es menos cierto que el Real Madrid no ha sabido darle a su plantilla lo que necesitaba en los dos años anteriores. El equipo fue perdiendo no sólo calidad sino también liderazgo y registros. Dos aspectos que queda por ver si se han corregido.
La misión de Zidane será revertir tal dinámica, mental y del juego. Y esta vez lo tendrá que hacer como constructor. Aquello que le valió en el pasado no le valdrá del todo en el presente. Si bien Zidane no es un constructor de sistemas stricto sensu, es un técnico que trata de implementar una estricta cultura de equipo y que entiende el juego a partir del futbolista. Es el futbolista quien construye su modelo y no el modelo quien construye al futbolista.
Los principios del modelo de Zidane no pasan por estructuras complejas sino en la búsqueda de un equipo compacto aprovechando los diferentes momentos de la temporada y de los jugadores, a través de pieles y rostros diferentes. Es por ello que busca la activación rítmica y mental del jugador, tratando de generar sinergias y sociedades. Los dibujos-sistemas quedan en un plano muy secundarios, estos son aspectos que explican poco o nada su modelo y de peso muy relativo en su ideario.
Si esta aproximación será suficiente en el contexto actual está por ver. El curso 17/18 no dejó buenas pistas al respecto. En ese momento a Zidane le costó llevar a su equipo más allá. El equipo necesita nuevas dinámicas de juego para amoldarse a los nuevos cambios en plantilla y a un proyecto de club en el que jóvenes talentos, pero inexpertos, han adquirido un incipiente protagonismo. Pero lo cierto es que la plantilla blanca sigue disponiendo de algunas de las piezas más diferenciales del planeta fútbol.
Un gigante dormido. La revolución tiene que pasar por el juego.
La Galerna trabaja por la higiene del foro de comentarios, pero no se hace responsable de los mismos
No estoy de acuerdo. El año pasado se intentó cambiar el esquema de juego con tres entrenadores completamente distintos (Lopetegui, Solari y Zidane). Los resultados fueron negativos. No es solo una cuestión de sistema. En los dos últimos años el futbol ha cambiado. La mayoría de los equipos presiona arriba y dificulta la salida de balón. Eso nos ha hecho daño. El Madrid no tiene jugadores que saquen el balón limpio desde atrás. Ni Varane, ni Carvajal, ni Marcelo... un poco Ramos, no mucho. En tiempos de Mourinho este tipo de situaciones las solventaba Alonso incrustándose entre los centrales. Ahora esta Casemiro que no puede hacerlo. El centro del campo glorioso (Modric, Kroos, Casemiro, Isco) estaba diseñado para controlar el juego, especialmente sin una presión del contrario asfixiante, pero no para ser vertical pues apenas aportaba asistencias o goles. Hay dos diferencias con aquel tiempo. Antes contábamos con Ronaldo, Bale y Benzema en modo superlativo, hoy no. Además las prestaciones de Kroos, Modric e Isco han disminuido de forma exponencial. Si a esto le unimos a Marcelo en un estado lamentable y un Carvajal que no ha levantado cabeza desde la lesión, tenemos fallos endémicos en todas las líneas. En principio esto se debía haber suplido con fichajes, sin embargo el club ha decidido no hacerlos, aún no sabemos por qué... En definitiva, creo que con los jugadores actuales es imposible que el Madrid haga una buena temporada o al menos que compita con cierto nivel. Solo la valentía de Zidane o el que venga para apostar por Mendy, Jovic, Vinicius, James, Militao, Rodrygo e incluso Kubo, mezclándolos con mejorables versiones de Varane, Carvajal, Courtois, Casemiro, Isco, Bale, Hazard, Benzema o Kroos puede cambiar algo. Seguir apostando únicamente por los mismos nos conducirá a los mismos resultados. Un jugador como Pogba sería fundamental para cambiar la fisionomía del equipo, pero no creo que sea suficiente. Espero equivocarme, la verdad.
Estoy empezando a ver que los comentarios en este medio empiezan a ser cada vez más críticos con el proyecto deportivo, la directiva, cuerpo técnico, plantilla, afición...
También veo que todo es interpretable, que todos "sabemos " una barbaridad de fútbol, que sabemos lo que necesita al equipo, quien tiene que jugar, a quien fichar, cual es el mejor sistema.
Cuando hemos ganado 3 Champions seguidas, una hazaña poco probable de repetir, casi todos pensabamos que teniamos la mejor plantilla de Europa y con jugadores de proyección, que Zidane era un genio en gestionar la plantilla, que la directiva sabía perfectamente lo que se hace. Pues también había gente que no estaba contenta, porque Casemiro no podía jugar en el centro del campo, Isco titular indiscutible, Bale fuera, Asensio a jugar más, Keylor no tenía categoría...y así más.
Pues ahora que venimos de una de las peores temporadas que recuerdo, donde lo fichajes tampoco gustan a todo el mundo, incluyendo al entrenador,a alguno, con limpia de jóvenes que tampoco convencen al entrenador, con jugadores que Zidane quería fuera y que de momento están (Bale y James) con una calidad alucinante, con fichaje prioritario del entrenador (Pogba) que no llega, y que hace falta como el comer, y con un 11 titular basado en su mayoría en los de antes, que triunfaron y fracasaron de manera estrepitosa el año pasado.
Con todas estas cosas, volvemos a que todo es interpretable. Si ganamos todos son genios y saben hacer, si perdemos todo será un fracaso, directiva, plantilla y los que creían en la plantilla.
Mi opinión. Se, que yo no se de fútbol, y no es falsa modestia. Llevo viendo miles de partidos en mis 45 años, pero se, que no se futbol. He creido en Zidane porque lo demostró, he creido en estos jugadores porque lo demostraron, he creido en esta derectiva por lo mismo.
Mis sensaciones no son muy allá sobre este año, porque todo lo malo del año pasado se sigue repitiendo. Zidane estará convencido que se puede dar la vuelta con los mismos, o casi los mismos. Somos bastantes los que no lo vemos. Pero los que saben lo intentarán demostrar que los que no lo vemos, nos equivocamos.
Si Zidane, está convencido de que puede llevar este barco adelante, y no lo hace , lo que debe hacer es marcharse, porque no ha sido capaz , eb la liga pasada, y ademas la gestión de su vestuario, más bien es nefasta, además de Llorente , Ceballos, y Reguilón, ha menospreciado de forma publica a Garet Bale, una de las figuras que tiene el equipo, yo sigo pensando que es un grandisimo jugador, que a lo mejor necesita un psicologo, a su lado, pero lo que largó su actual entrenador, es para depreciar a una de las figuras del Real Madrid, de los ultimos años, y asi tiene el equipo como lo tiene el dice que puede con todo, yo me alegraria pero mucho , de haberme equivocado, y de todo corazón le deseo mucha suerte, porque lo que de verdad se quiere es ganar y si además hay un estilo de juego entonces estamos en la gloria.
Revolución o muerte.