En Liga y en Champions, el Madrid de Toril sigue ganando
El Real Madrid femenino solventó su visita al KFF Vllaznia con una victoria (0-2) de cumplir expediente gracias a los goles de Esther González y Olga Carmona. Tras golear al Deportivo Alavés (7-1) durante el fin de semana, las de Toril viajaron a Albania para dar comienzo a su segunda participación la Liga de Campeones femenina.
Para compaginar Liga y Champions se requieren plantillas largas, con pulmones y con calidad extra para aguantar el ritmo de un partido cada tres días. También es fundamental la madurez, pues los choques que se hacen bola tienden a concentrarse en esas semanas sin respiro. Llegado a su tercer año de vida, el Real Madrid femenino comienza a disfrutar de una nómina convincente de futbolistas, pero sobre todo va dando muestras de experiencia cuando importa.
Tanto en Valdebebas ante el Alavés, como en la ciudad albanesa de Shkodër ante el Vllaznia, las madridistas se dieron de bruces con la obligación de sacar adelante encuentros enquistados, de los que tienden a la desesperación. Si el fútbol no fluye de manera natural, las manijas del reloj aceleran hasta convertirse en una soga cada vez más prieta. En esas situaciones, jugadoras como Teresa Abelleira y Claudia Zornoza se asemejan a una bombona de oxígeno.
Para compaginar Liga y Champions se requieren plantillas largas, con pulmones y con calidad extra para aguantar el ritmo de un partido cada tres días. También es fundamental la madurez, pues los choques que se hacen bola tienden a concentrarse en esas semanas sin respiro
En el compromiso liguero frente al equipo vitoriano, fue Abelleira y su sentido de la pausa quien encendió la luz en una habitación sin ventanas. El Real había visto cómo las visitantes se adelantaban en su único acercamiento, mientras sus intentonas acababan una tras otra en nada, por lo que empezaba a oler a chamusquina. Diez minutos duró la desesperación, pero el sol volvió a brillar en cuanto la gallega sacó a sus compañeras del particular mito de la caverna platónico en el que se habían metido.
En aquella ocasión, bastó la primera bocanada de fútbol para salir del entuerto. Y es que con Caroline Weir en el campo todo son buenas noticias. La escocesa remontó el partido con dos zarpazos y después el Madrid quiso demostrar que esta temporada pelean contra los rivales y contra sus propios estándares. Así debe entenderse la voracidad de Esther González y su hat-trick encomiable cuando todo estaba resuelto.
Cerrado el trámite del domingo, el equipo de Alberto Toril hubo de afrontar el viaje exótico de la temporada hasta el norte de Albania. Y allí, en el maremágnum balcánico de culturas entrelazadas cerquita del mar Adriático, se encontró a un orgulloso KFF Vllaznia. El campeón nacional recibió con honores al Real Madrid y salió decidido a amarrar con fuerza los puntos en juego en este grupo de la muerte de la Women’s Champions League.
El pivote conformado de inicio por Freja Olofsson y Sandie Toletti invitaba a pensar que desde el banquillo no se querían sustos. Con PSG y Chelsea compartiendo pupitre, el Real volvió a saltar al campo con la urgencia de la victoria. Enfrente, las líneas albanesas plantadas en un 5-4-1 pronto demostraron que la noche no sería plácida. Si bien Misa Rodríguez se iría a la ducha sin haberse manchado los guantes, la encrucijada estaba en el área contraria.
Y en aquel paraje, repleto de montículos, zarzas y recovecos, las atacantes blancas dudaron sobre la mejor estrategia de conquista. El titubeo, traducido en circulaciones parsimoniosas, ayudó al Vllaznia y más lo hizo la sucesión de centros sin motivo. Esta vez empezaron en el banco Teresa Abelleira y Maite Oroz, por lo que —con Weir fuera de la convocatoria— la responsabilidad recayó sobre Claudia Zornoza.
La cumpleañera, ya veterana y contrastada, aceptó el reto como ha de hacerlo cualquier jugadora de nivel Real Madrid. Suyos fueron los dos únicos disparos a puerta de la primera mitad, que acabaron en el larguero, y suyas también las mejores ideas. Athenea del Castillo puso las ganas por banda, pero el gol se demostró esquivo. En cualquier caso, la brújula seguía en el bolsillo de Zornoza y poco antes de la hora de juego la ’21' resolvió el crucigrama.
A un balón interior de Rocío Gálvez dio continuidad con un pase al hueco de primeras y en profundidad que nada tuvo que envidiar a los que un día antes firmaron Toni Kroos y Luka Modric en Elche. El caramelo de la madrileña lo cazó Esther, terror de las áreas incluso en Albania, que remató a gol tras un buen quiebro. El partido acabó en el preciso instante en el que ese balón acarició la red, y con él respiró la delegación madridista.
Aún llegaría la sentencia de Olga Carmona desde el punto de penalti, pero el trabajo estaba hecho. Los dos exámenes, que habían empezado desconcertando al equipo, fueron resueltos con temple por el alumno, estrujándose la cabeza hasta dar con la solución. Siguientes objetivos: Levante UD en el Ciudad de Valencia y PSG en Valdebebas. Casi nada.
Fotografías: @realmadridfem
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