Real Madrid femenino, claroscuros en el comienzo liguero

Es lógico pensar que quizás Kosovare Asllani dejó de creer en algún momento. La internacional sueca fue cumpliendo años, cambió de equipos, de país, de continentes… y el Real Madrid seguía sin dar el salto al fútbol femenino. Al borde de los 30, sus declaraciones públicas sobre el tema invitaban a pensar que pedía al club del que es aficionada la puesta en marcha de un equipo, no tanto pensando en ella, sino en las jóvenes futbolistas que podrían aspirar a jugar con la camiseta blanca en el futuro.

Su meta, la de cualquier niño o niña que juega al fútbol y anhela marcar un gol con el equipo de su corazón, no existía. Hasta que, casi de improvisto, se hizo realidad. Y finalmente, con 31 años cumplidos, Asllani dejó de soñar: saltó al césped de la Ciudad Deportiva Real Madrid vestida de blanco para disputar el primer partido oficial del equipo y, redondeando la historia, marcó el gol local.

Poco importa ya que fuese anulado. Siete días después, apenas un parpadeo en comparación con toda una vida esperando, la sueca volvió a abrir la cuenta para entrelazar en la historia su nombre y el del Real Madrid. Además, como si de tiempos pretéritos se tratara, el primer gol válido de la sección no pudo verse. A puerta cerrada y sin retransmisión televisiva, por siempre quedará el rumor de aquella primera vez ante el Valencia.

Tras el empacho mediático del derbi en la primera jornada ante el FC Barcelona, el empate a uno cosechado en Paterna a oscuras puede dar más pistas sobre la temporada que tiene por delante el Real Madrid femenino. Con las azulgranas fuera de la ecuación dado su potencial, las dos primeras jornadas disputadas han comenzado a pintar una Liga en la que la igualdad apunta a ser la tónica habitual. Tanto Atlético de Madrid como Levante, los dos proyectos llamados a ocupar plazas de Liga de Campeones, se dejaron puntos donde nadie esperaba. Por su parte, Athletic de Bilbao y Real Sociedad parecen estar en disposición de dar otro paso adelante este año. Y los recién ascendidos, Eibar y Santa Teresa, empiezan dando más quebraderos de cabeza de los que podía imaginarse.

En ese contexto, el Real Madrid deberá sumar de tres en tres sin demora si quiere unirse al pelotón que peleará por los billetes europeos. La sucesión de acontecimientos del partido ante el Valencia —empate encajado apenas dos minutos después de que las blancas se pusieran por delante— recuerda demasiado a las irregulares actuaciones que firmó el CD Tacón el año pasado, aunque sería injusto juzgar con rotundidad sin haber tenido la oportunidad de ver el partido.

En cualquier caso, el choque de la próxima semana ante el Rayo Vallecano será fundamental para medir las aspiraciones reales del equipo. Las de la franja llegarán a Valdebebas a contrapié, habiendo empezado con retraso su pretemporada y, por tanto, debutando en frío en la tercera jornada. Cualquier resultado diferente a una victoria será una decepción para las blancas y para su técnico, David Aznar, que habrá tenido tiempo de analizar el desempeño de su plantilla frente a Barça y Valencia.

Si las dos primeras fechas del calendario han servido para que el Real Madrid femenino tome contacto con la realidad de la Primera Iberdrola —uno: el campeonato es inalcanzable; dos: la competición será dura cada semana—, en la tercera, debería ser el Real quien lanzase su declaración de intenciones. Con Athletic, Betis, Real Sociedad y Levante enfrentándose entre sí, las madridistas tendrán la oportunidad de situarse a la par de sus teóricos rivales si consiguen hacerse con los tres puntos en liza. Y, para ello, nada mejor que apoyarse en una Kosovare Asllani ultramotivada. Si la atacante sueca sigue empeñada en hacer historia con el equipo de su vida, la fórmula rápida pasa por empezar a ganar.

Fotografías Getty Images.