El Real Madrid femenino derrotó (1-2) al Sporting Clube de Portugal en el partido de ida de la eliminatoria de acceso a la fase de grupos de la Liga de Campeones. Los goles de Athenea del Castillo y Melanie Leupolz permiten a las blancas volver a Madrid con ventaja de cara a cerrar uno de los principales objetivos de la temporada.
Apenas saliendo de la pretemporada, en un terreno de juego que haría enloquecer a don Xavi Hernández, al silbato una colegiada albana impredecible y con media temporada sobre el alambre en una eliminatoria a vida o muerte. Ese es el método que hasta ahora la UEFA ha considerado adecuado para definir la forma en la que el subcampeón de liga debe acceder a la Champions y, en toda lógica, el resultado no puede ser otro: partidos a cara de perro, con jugadoras engarrotadas y ahogadas… y donde apenas se captan destellos de fútbol.
El Real Madrid femenino comienza a estar acostumbrado a iniciar así el curso, pues ya son cuatro los años consecutivos sufriendo el despropósito, pero a ver este tipo de partidos no hay quien se aclimate. Esta vez aguardaba un Sporting de Portugal confiado en sus posibilidades tras dejar en la estacada al Eintracht de Frankfurt y pronto quedó claro que la emboscada era más que posible. Alberto Toril optó de inicio por poblar el centro del campo reuniendo a Sandie Toletti, Melanie Leupolz, Filippa Angeldahl y Caroline Weir. Las dos primeras más retrasadas para iniciar el juego, mientras sueca y escocesa volaban por delante.
No dio tiempo a romper a sudar cuando las portuguesas tuvieron una ocasión clarísima para poner el 1-0. Falló Toletti en un pase horizontal, galopó en solitario la imponente Brittany Raphino y en el uno contra uno con Misa Rodríguez mandó el balón fuera. Fue la primera acción determinante del partido, de esas que siempre ocurren en las fases críticas (comienzo y final de cada mitad), y aún veríamos dos más antes del pitido final. Por suerte para el Madrid, el susto espabiló al equipo y le permitió enhebrar sus mejores minutos de fútbol.
Aunque todo sigue abierto, ahora será sobre el césped del estadio Alfredo di Stéfano donde se decida si el Real Madrid femenino vuelve a ser equipo de Champions
Las centrales Maëlle Lakrar y María Méndez movieron el balón con precisión para hacer recular a las rivales mientras que Leupolz y Weir agarraron el timón como si llevasen años compartiendo vestuario. Se resistían las ocasiones claras de peligro, pero bastó un balón alto y en profundidad de la medio alemana desde el centro del campo para cambiarlo todo. Athenea del Castillo corrió a por la bola y la guardameta Hannah Seabert, fuera del área, falló en el control de pies dejando a la ’22’ libre para marcar a placer.
El Madrid podría y debería haber seguido apretando. Sin embargo, la parsimonia del Sporting fue progresivamente contagiando a las visitantes, algo oxidadas todavía teniendo en cuenta las fechas. Cuando llegó el siguiente momento clave, al filo del descanso, las madridistas tenían todas las papeletas para salir escaldadas. Contemporizaron en exceso las centrales —excelentes por otra parte en el resto de acciones— buscando a Misa y la falta de tensión hizo que el cuero quedase corto en el pase atrás. La canaria tampoco estuvo fina ante la zancada larga de Raphino, y cometió un penalti claro que permitió a Andreia Bravo poner el empate.
Los segundos 45 minutos se convirtieron en una demostración perfecta del sinsentido de este tipo de eliminatorias, pues el riesgo a caer por el abismo encorsetó a las futbolistas. Tampoco ayudó el festival de imprecisiones en el pase, en el regate y en la definición de unas otras; el duelo ya era un evento a olvidar cuanto antes. Lo poco rescatable, eso sí, pasó siempre por las botas de Leupolz, que fue al mismo tiempo el metrónomo del Real en ataque y el pulmón a la hora de intentar recuperar la posesión. Quizás por eso el fútbol le tenía guardado un premio.
La ida de la eliminatoria estaba finiquitada con el 1-1 en el que ambos equipos seguían vivos, pero el Madrid decidió apretar el acelerador por última vez sabedor de la importancia de los descuentos. Quedaba la tercera y última bala: una había caído del lado lisboeta, la otra del madridista… y eran las blancas quienes atacaban. Olga Carmona amagó por su costado, centró al área y en la disputa aérea volvió a errar la portera. El balón podría haber caído a cualquiera y fue a parar a los pies de Leupolz para que, sin perder la sonrisa, diese a su equipo la victoria. Aunque todo sigue abierto, ahora será sobre el césped del estadio Alfredo di Stéfano donde se decida si el Real Madrid femenino vuelve a ser equipo de Champions.
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Igual que digo que, obviamente, mantuve la esperanza y la atención hasta el ultimo suspiro del partido, alegrándome un güevo y parte del otro con el gol, he de reconocer que no me gustó nada de nada el equipo. No me vale la oposición del rival en un terreno en malas condiciones. Nuestro equipo estuvo flojo, inferior en lo físico al Sporting de Lisboa, estuvo lento y fue muy previsible , muy plano en sus acciones.
Ya me gustaría equivocarme, ya, pero no veo mejoría. No voy a entrar en temas de planificación, no me corresponde. Solo diré que han sido muchos los equipos , durante las temporadas anteriores , que han superado a las nuestras en ese apartado; ayer tuve la misma sensación.
Sí, ya sé que en base a un partido...pero es que ¡tela! lo que se vio. Buscando lo positivo se encuentra :Alba Redondo es una gran futbolista. Creo que Leupolz y Toletti, sobre todo con mejor rendimiento físico, pueden aportar mucho.
María Méndez , me gusta su seguridad defensiva. Ojalá la crack escocesa recupere su magia.
Vi un equipo conservador, encorsetado y ramplón. Deseo equivocarme en mi pronóstico, pero le veo poco vuelo a este equipo. Un año más de comparsa.
El toril este le convence al presidente por presencia, mira mucho esto ,pero yo tengo la certeza que este entrenador es un incapaz ,es largo de explicar pero estoy convencido