Mientras este cronista intermitente observaba la reacción blanca de la segunda parte en Vitoria, la resaca de una tarde de conversación deportiva, los recuerdos y la actualidad – con alguna brizna cultureta, junto a los amigos Jesús Vega y Chechu Biriukov en el templo del anfitrión y, no obstante, también amigo, A. R.- se mezclaban con el balón anaranjado en la escasez de mis neuronas, entre las que brotó el titular que encabeza estos breves párrafos.
Y es que uno aprovechaba los interludios del partido de baloncesto con los de la semifinal de la Liga de Campeones, y se convertía en casi inevitable reparar en el esfuerzo bravo de tantos clubs en buscar lo que al Real Madrid le resulta casi rutinario. Discúlpenme la carencia de humildad por la parte que me toca, pero estos son los números de la entidad, que, en esta ocasión, no mienten o mienten menos de lo habitual.
El asunto es que, al Madrid de Europa, en su versión doble, sólo le restan dos partidos para colocarse en sendas finales, lo que no es moco de pavo ni siquiera para un club como él, aunque tampoco venga a significar mucho, porque lo realmente valioso está por llegar. Quedarse aquí sólo significaría el aprobado ramplón, quizás un “Bien”, como se califica, - ¿tal vez, ya no? -, a lo que, en realidad, no está tan bien, pero que los mandatarios educativos dieron por bueno en su momento para llevar sosiego a los hogares.
el Madrid ha vuelto, con la mejor versión del Chacho. ¡Yo vi jugar al Chacho, le contaré a mis nietos, si algún día llegan! Y si no llegan, a quien quiera escucharme. Sergio Rodríguez es la versión moderna de Carmelo Cabrera, el genio de los setenta
Y entre unas cosas y otras, entre Morante y Paul Auster –Apolo lo tenga en su gloria-, Chus Mateo y Mbappé, a uno se le ocurría que la grandeza del equipo de fútbol era en gran parte minimalista, pues con sólo un par de atacantes infringe daño y miedo cerval en los rivales, ni siquiera la caballería de Aníbal amedrentó tanto a los romanos. Y esta escasez feraz le permite defenderse con superioridad numérica - ¡que nadie que no sepa matemática pise la Academia! – y pasar con tranquilidad al dominio cuando los sabios Kros y Modric se apoderan del encuentro.
Al contrario, la superioridad de los baloncestistas se mide por centímetro y cuantía, tantos y tanta que parecen sobrarles los elementos; hoy te gano con unos, mañana te doblego con los otros. De un relámpago semanal, tres partidos de eliminatoria euroliguera, ha borrado las dudas de un presunto bajonazo, liquidando a un noble Baskonia que puso mucho empeño de su parte en su magnífico pabellón con forma de coso.
Pero el Madrid ha vuelto ya lo creo, con la mejor versión del Chacho. ¡Yo vi jugar al Chacho, le contaré a mis nietos, si algún día llegan! Y si no llegan, a quien quiera escucharme. Sergio Rodríguez es la versión moderna de Carmelo Cabrera, el genio de los setenta, con singularidad semejante y más recursos técnicos, por mor del progreso del deporte. También Tavares y Campazzo han recuperado frescura y se aplican en lo suyo, al tiempo que Yabusele embiste los partidos con su fuerza descomunal y acierto implacable, del que, en ocasiones, carece. Asimismo, Deck está más entonado, tan rápido que Mateo le entrega la tarea de defender a los pequeños anotadores rivales.
En resumen, las piezas están en su sitio para los madridistas en este momento, lo que es motivo de tranquilidad y garantía de nada. Nos queda la extrema dificultad, el logro de lo más difícil, la conclusión de la forja. Mientras, la gloria tendrá que esperar.
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Igual que en el fútbol se puede dudar ésta temporada entre 3 o 4 equipos de quién es el mejor de Europa (para mí entre 3 equipos) a la espera del que se proclame campeón, en baloncesto no hay ninguna duda, es el Real Madrid y éste año más que el pasado o el anterior y por lo tanto a ver si se hace justicia de verdad y gana la Euroliga.
Todo okey, José Luis (Joe Llorente), de pe a pa. Un placer fue verle desplazándose grácilmente sobre las canchas , como ahora comprobar el resultado de su tecleo. Siempre docto.
¡ Tapón de José Luis Llorente a Marcellus Starks!
La versión moderna de Carmelo, y otros extraordinarios bases que he visto jugar, en especial Corbalán y tú, Joe, y también Laso.
Grandes bases del Real Madrid.
Fue un lujo verte jugar, y un lujo leerte.
Por cierto, teniendo entre 14 y 16 años me quedaba a esperar a los jugadores en el Palacio de los Deportes, y más de una vez hablé contigo. Que maravilla para un adolescente que sus ídolos os pararáis a hablar con ellos. Muchas gracias por eso también.
Genial la alusión a la advertencia que figuraba a la entrada de la Academia de Platón en Atenas. De un nivel cultural estratosférico, lo dice mucho de Joe Llorente. Seguro que conversar con él es un placer digno de los conciliábulos de la antigua Grecia o del Renacimiento. Mi reconocimiento.
Lo cual dice mucho...