Hasta no hace mucho daba por buena la definición de Dave Barry: “Los científicos nos dicen que el animal más rápido del mundo, con una velocidad de 190 km/h, es una vaca que se cayó de un helicóptero”. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, creo que el hombre es el animal más rápido. Y cuando digo el hombre, me refiero a Vinícius Jr. Anoche, en el Alfredo Di Stefano, Vinícius volvió a reivindicar su talento como abrelatas. Y no es solo velocidad, sino la locura. Hay un punto de locura en Vini que es lo que lo convierte en genial: atreverse a intentar cosas que ningún otro futbolista en sus cabales intentaría. Eso desconcertó al Barcelona, que acostumbra a jugar con seny, un invento catalán consistente en aburrir a las moscas y quejarse al árbitro.
Hay un punto de locura en Vini que es lo que lo convierte en genial: atreverse a intentar cosas que ningún otro futbolista en sus cabales intentaría
A grandes rasgos, el Barcelona y el Real Madrid, en la primera parte, hicieron lo que mejor saben cada uno: el Barcelona, pasarse el balón con gran habilidad en su propio campo, y el Madrid, marcar goles. Que hay que tener, Dios me perdone, el día muy gracioso para marcar el gol que metió Benzema en un partido así. Otra locura, que es todo lo que le pedimos a los tipos que juegan más allá del centro del campo. Su gol de ayer es como una cita de Marco Aurelio: “que algo te parezca difícil, no quiere decir que nadie sea capaz de lograrlo”.
Y si es cierto que el Madrid pudo sumar algún gol al descanso, también lo es que su defensa estuvo infranqueable y creativa a la vez; algo insólito. No es solo la capacidad de cortar una jugada, sino la habilidad de, segundos después, poner el balón con precisión a mil millones de metros de distancia. El propio Modric debió de contarles su truco antes del encuentro. Y por si se les había olvidado, dio una clase magistral en el segundo tiempo, con un pase a Vinícius, lanzado más o menos desde el Bernabéu, que si no acabó en gol es porque nuestro particular Correcaminos toma mejor las decisiones lejos de la portería que cerca.
Hablar del primer tiempo, en justicia, es hablar de Valverde.
En el segundo tiempo empezó otro partido. Se diluyó la estrategia y el orden y comenzó el fútbol de antaño: sangre, sudor y lágrimas. En esto supimos que estábamos ante un clásico. El principal protagonista, contra todo pronóstico, no fue el balón, sino la lluvia, que Dios decidió abrir el grifo con ansia viva de diluvio, quizá para celebrar el triunfo merengue, que es la ventaja de saber el resultado de los partidos antes de que terminen.
Dios decidió abrir el grifo con ansia viva de diluvio, quizá para celebrar el triunfo merengue, que es la ventaja de saber el resultado de los partidos antes de que terminen
Con agua por todas partes, el balón resbalando a la velocidad de la luz, y los de Koeman dispuestos a partir alguna pierna más, llegó la épica madridista. El Barcelona siguió intentando jugar al perro y al gato, aunque más cerca de la portería, y aunque tuvieron ocasiones claras, lo cierto es que también pudieron encajar media docena de goles, muchos de ellos en contraataques tan enrabietados y geniales que no se veían desde la Juve de los años 90.
El Real Madrid consiguió sobreponerse a todo, incluso a algún cambio de Zidane que parecía sugerido por Koeman, por más que el francés ha vuelto a taparnos la boca a los que hasta hace un par de meses creíamos que su ciclo estaba declinando. Tácticamente, el partido lo ganó él. Y, además, fue un partido precioso; aunque personalmente haya adelgazado quince quilos en esos 90 minutos.
Lo épico no fue el ataque, sino las anticipaciones y la contundencia, no exenta de exquisita limpieza, a pesar de que los azulgranas se pasaron el partido gritando como si los hubieran desmembrado. Y, a decir verdad, el único desmembramiento fue el que provocó Busquets a Lucas Vázquez, cuyo fémur vi pasar por encima de mi televisor y se estampó contra mi colección de cedés. Busquets es el típico futbolista que, aunque nunca ha sido brillante, molesta con brillantez. Siempre te fastidia sin obtener nada a cambio. Es como un bolardo en la única plaza azul disponible para aparcar.
Por lo demás, Messi hizo un partido equilibrado: cuando no estaba desaparecido, estaba perdiendo el balón. Todo lo hizo bien, en lo que a estas dos actividades se refiere
Por lo demás, Messi hizo un partido equilibrado: cuando no estaba desaparecido, estaba perdiendo el balón. Todo lo hizo bien, en lo que a estas dos actividades se refiere. Después tuvo un momento inquietante, cuando las cámaras captaron que sus manos estaban temblando. Desde mi ángulo pude confirmar si era de frío o de miedo; me lo tapaba una jarra de cerveza. Por suerte, pudo cambiarse la camiseta y seguir desaparecido, lo que todos esperábamos. La sorpresa sería que Messi, el mejor del mundo después de cualquier otro, hubiera dado la cara en un partido importante.
Tal vez debería culminar esta crónica diciendo esa estupidez de que lo importante son los tres puntos. Pero no. Cualquier madridista sabe que estos no son tres puntos. Esto es pegarle un mordisco al trofeo. Veremos si al final la presa se deja comer.
Fotografías: Imago.
Bravo
Perfecto. Más claro, agua. Pero todos sabemos que el relato continuará.
Victoria épica. Desde luego.
Desconfío de lo que hagan futbolistas y entrenadores de los Villarreales y Betises de turno. Está todo tan podrido. No dependemos de nosotros.
Bello y acertado articulo, pero no estoy de acuerdo en esta frase: "incluso a algún cambio de Zidane que parecía sugerido por Koeman". Por mucho que "parecía", en realidad los cambios fueron en igual medida obligados y acertados. Obligados por el descomunal desgaste de estos cuatro días, además de que el miércoles tenemos otra encarnizada lucha. Y acertados porque desde el triple cambio, si bien no conseguimos hacernos con el control del juego, sí que pudimos bajar el frenético ritmo del FCB. Para mí, muy bien Zidane.
Y digo "muy bien Zidane" con el orgullo del que un día decidió cerrar una cuenta madridista en twitter con miles de seguidores porque estaba harto de leer graves y continuados insultos masivos hacia el galo.
Pero disfrutemos este domingo eminentememte madridista.
¡Hala Madrid!
Muy acertada (y divertida) crónica, excepto en la parte referida a Messi. Yo creo que sí llevó peligro, como en la jugada un millón de veces repetida con Jordi Alba, o en algunos balones filtrados al área, como el pase a la cabeza de Illaix o el córner al palo. Es el 50% de lo que era, en mi opinión, pero eso sigue siendo mucho. En cuanto a lo de Busquets, genial definición, es un Albelda mejorado.
Monumental artículo!!
ricardo sierra .: mi labor es preguntar, no opinar.
Siendo uno de lo gremios más corporativistas que existen, lo que están tardando en lanzarse a por el cabezón,una vez consumada la "humillación".
Esto es muy parecido al feminismo selectivo que padecemos... O se es, o no se es , he ahí el dilema.
Genial!
Me he reído como un auténtico idiota, con la imagen de esa pobre vaca volando rumbo a la tierra, desde el helicóptero.
Un descubrimiento. Espero volver a leer sus artículos en la galerna
"El Real Madrid consiguió sobreponerse a todo, incluso a algún cambio de Zidane que parecía sugerido por Koeman"
????
he revisado en diferido el partido y en la primera parte hubo una jugada de posible penalti
calcada al penalti que pedían los culés ...... claro que en el contacto el jugador del Madrid no realiza ningún salto mortal
Me gustó cuando tú mágico cerebro dice saber un resultado antes de terminar un partido y me alegra que se den cuenta que sin comprar los árbitros no son capaces de ganar nada menos al Barcelona que con un equipo casi nuevo con muchos jugadores canteranos jugo mejor que las vacas sagradas del real Madrid, nunca ganan con solvencia, siempre los árbitros tienen su gran colaboración y si eso les hace feliz pues disfruten del engaño.