Real Madrid, 3 - Atalanta, 1: "Huele a catorce"

Tuvo que ser el Real Madrid. El 13 veces campeón de Europa es quien salva por el momento el honor de la Liga de Tebas en el Viejo Continente. Unos son los que se llevan las loas épicas de la derrota, tan colchoneras, otros prefieren dar vueltas en el bombo junto a las sempiternas bolas calientes.

Zidane insistió en un sistema con tres centrales con aroma de Octava y salvaje melena al viento, la de Iván Campo. Se esperaba un Atalanta entusiasta, valiente y agresivo, y así lo demostró durante el primer cuarto de hora de encuentro, en el que Madrid, sostenido por un Varane omnipresente, tiró de oficio para resistir sin demasiados agobios el ímpetu bergamasco. Lo cierto es que fueron minutos espectrales, en los que viejos fantasmas del Viejo Continente acecharon los sueños del hincha blanco. El neroazzurro Djimsiti galopaba por la banda y nos sumía en los callejones oscuros de Sin City donde siempre acechaba Romero con un puñal entre los dientes como los peligrosos tipos duros que habitan la siniestra ciudad creada por Frank Miller.

Poco a poco el Madrid fue imponiendo su ley. Primero a lomos de un osado Vini, que vuelve a atreverse; después a partir de diagonales surrealistas que harían las delicias del cuadrado mágico de Luxemburgo; diagonales que permitieron a Nacho pisar área como un bisonte noruego

Afortunadamente fue un espejismo. Poco a poco el Madrid fue imponiendo su ley. Primero a lomos de un osado Vini, que vuelve a atreverse; después a partir de diagonales surrealistas que harían las delicias del cuadrado mágico de nuestro viejo amigo Vanderley Luxemburgo; diagonales que permitieron a Nacho pisar área como un bisonte noruego.

Sin la alharaca de su rival, convenientemente amplificada por los corifeos de la tele, el Madrid introdujo sibilinamente el miedo en el cuerpo de los italianos. Vini tardó en disparar tras una combinación premium en el área con Karim y el mismísimo Lucas se marcó un Garrincha a la galega. El árbitro, cual extraterrestre recién aterrizado en la Tierra, no vio falta ni aquí ni en prácticamente todo el primer tiempo salvo para amonestar a un pajarito.

Así las cosas, pasada la media hora, un súbito timorato Atalanta cedió a su portero, el suplente Sportiello, que despejó de mala manera a pesar de no estar especialmente presionado. El melón llegó a Modric que lo convirtió en delicatessen. Rápido, penetró fugaz en el área entre los centrales para servir a Benzema el primero de la noche, el de la tranquilidad merengue y el jarro de acqua fredda para los bergamascos.

El Atalanta introdujo un nuevo ariete, el fornido Duvan Zapata, en la reanudación buscando un partido más agresivo, sin embargo el encuentro transcurrió tranquilo sin grandes sobresaltos hasta que Vini nos levantó del asiento.

Tras recuperar Vini con un bonito autopase, Mendy sirvió en profundidad para la carrera del carioca que, eléctrico, fue driblando adversarios en una losa hasta plantarse cara a cara con Sportiello. Su disparo soft con el exterior del pie se marchó fuera por poco para desesperación de Karim y del capitán Ramos que se desplomó en el suelo del disgusto.

Hubiera sido un golazo, pero demasiadas veces nuestro Didí acaba convertido en Salinas. Talento y madridismo tiene para revertir la situación Vini.

El encuentro transcurrió tranquilo sin grandes sobresaltos hasta que Vini nos levantó del asiento

Muestra de ello fue que el error no hizo mella en la moral del joven diamante brasileiro. Pocos minutos después se hizo con un balón en la medular y arrancó con potencia en dirección al área. El penalti de Ilicic tras zamparse el enésimo quiebro de Vinicius resultó indiscutible. Ramos ejecutó con la solvencia como quien despacha un trámite intrascendente en la oficina. Como esta noche el Madrid en Europa.

Pudo ser mayor la fiesta si Karim no hubiera malogrado una doble ocasión con la testa tras buen centro de Lucas y sin embargo lo que llegó fue un pequeño susto tras un golazo de falta de Muriel ante el que no puedo hacer nada nuestro habitual salvador flamenco.

Sin embargo, el contratiempo se tornó diminuto cuando sesenta segundos después Lucas caracoleó en el balcón del área para servir a Asensio su primer balón de la noche. Zurdazo y a la red para cerrar el partido y destapar definitivamente la olla.

Aroma a decimocuarta.

Fotografías: Imago.