Uno de mis momentos favoritos de esta temporada del Real Madrid es el que ilustra esta nota. Toni Kroos, absolutamente inconsciente sobre el trámite del partido, espeta a Carlo Ancelotti: ‘Tu puta madre… jugué muy bien, hombre… a tomar por culo’ en el momento en el que el italiano decide reemplazarlo por Eduardo Camavinga en el último tramo de la vuelta de las semifinales contra el Chelsea.
Recuerdo que, en medio del estrés del partido y de un conflicto durísimo con mi yo interior (que a gritos estaba pidiendo al entrenador que, de hecho, le reemplazara) solté una carcajada. Por primera vez le vi desencajado a Toni, con los ojos echando fuego por la impotencia, el gesto hierático y su temple germánico absolutamente subyugados y reducidos ante la bronca. Toni, el príncipe, el hijo de músicos, el solista impertérrito, no quería salir y no había ingeniería que le justificara ni le sacara el fastidio. Me causó gracia, horas después del partido, que la prensa inglesa resaltara una vez más, cual cliché, su supuesta virtuosa indolencia. Nada de eso hubo en ese momento. Toni Kroos estaba insultando en un perfecto español mientras salía del campo.
Hay en ese arrebato también un punto de locura que me hace cosquillas en el hueso de la risa. Toni perdiendo los papeles, rabioso como yo frente a la tele, incrédulo, sintiendo que el partido se nos va, pero que no se nos va hasta que se nos va.
Seguramente disfruté de ese momento porque ahí, en Toni, me parecía estar viéndome a mí mismo y porque como dice Guy Debord, en el arte la mímesis es clave. Como él, yo también estoy grande para algunas batallas, aunque no tan grande como para entender por mi propia cuenta que en cierto momento es a mí al que hay que reemplazar. Pero, como Kroos, yo también soy el primero que dice ‘cuidado conmigo, que todavía algo me queda’. Hay en ese arrebato también un punto de locura rockera que me hace cosquillas en el hueso de la risa. Toni perdiendo los papeles, rabioso como yo frente a la tele, incrédulo, sintiendo que el partido se nos va, pero que no se nos va hasta que se nos va de verdad. Esto es, claro, hasta el final.
He visto al Real Madrid ganar siete de sus 13 Copas de Europa pero puedo asegurar que nunca disfruté una Champions como esta. Y ni siquiera sé cómo acabará y puede acabar muy mal, porque en el Madrid no se juega por las buenas historias ni por las victorias morales. Pero eso sí: desde que sigo al Madrid, le he visto ganar diez ligas, pero ninguna en una temporada así, tan llena de rock and roll, jerarquía, talento, rebeldía y sorpresas. Por primera vez, además, ha pasado algo muy extraño, y es que ese disfrute del madridismo pareció por momentos contagiar a gente de fuera, de esos que no se enteran aún que son madridistas. Debe haber sido la primera vez que mucha gente me escribe para felicitarme por los pases a las siguientes fases de Champions y elogiar a nuestros jugadores. Si hasta creo que alguna vez, en algunos de esos cruces, fueron con nosotros y todo.
Se diga lo que se diga, el Madrid, por épica y por proceder, fue la respuesta del mundo del fútbol a un modelo que amenaza con barrerlo todo. Nuestro rival del sábado está más de nuestro lado que del otro, pero si somos realmente sinceros podemos ver que no está opuesto. Hay gente que esta vez, por fin, supo entender esto.
He visto al Real Madrid ganar siete de sus 13 Copas de Europa, pero puedo asegurar que nunca disfruté una Champions como esta. Y ni siquiera sé cómo acabará.
Con sus ídolos en retirada, con los pocos estandartes de un tiempo glorioso que se rehúsan a soltar la ilusión, el juego y la victoria, con los chicos jóvenes que se comen el mundo y no son ningunos Pavones y con un uruguayo destacándose como no se vio en los últimos tiempos en esta institución (y tener a un uruguayo en la plantilla, créanme, trae buena estrella). Con los nuevos referentes que se asientan en el liderazgo de la plantilla. Con la legendaria temporada del pie derecho de Modric y el Benzema que mejoró a su adorado Ronaldo Nazario, y con la imagen de sus llantos apenas apretados antes de gritar un gol en la hora, entreverados con la lava humana del Bernabéu. Así ganó este año el Madrid.
Este año, el Madrid enfureció a un lacayo de jeque con bisoñé ridículo en octavos, doblegó al honroso campeón de Europa en cuartos, destrozó en pocos minutos y una vez más a un dogma futbolístico cargado de hipocresía, y de nuevo en semifinales. Con Vinicius echando chispas y Rodrygo marcando los goles que definirán su carrera para siempre. Con las mil manos de Courtois. Con mi hijo que sigue sin entender cómo pasamos una fase con Carvajal de central y otra con un centro perfecto suyo que terminó en un gol de un delantero que no es precisamente una torre.
Yo lo tengo claro; va a costar mucho la vida después del sábado, sea cual sea el resultado del partido de París. Vendrán otras cosas, claro, pero esta temporada ya no volverá
A mí y a todos, este equipo nos ha hecho vivir cosas muy improbables, al menos según lo que decían los papeles al principio de esta temporada sobre la que todos conveníamos que era ‘de entreguerras’. Pero miren nomás qué entreguerras: este año me tuve que tomar un tranquilizante luego de gritar el tercero de Benzema al PSG, le grité furioso su último gol al Chelsea a una persona que me estaba llamando para invitarme a ser panelista en una conferencia de UNESCO e hice una promesa al cielo antes de su penal al City.
Yo lo tengo claro; va a costar mucho la vida después del sábado, sea cual sea el resultado del partido en Saint Denis. Vendrán otras cosas, claro, pero esta temporada ya no volverá. Y gran parte de mí no quiere dejarla ir.
Podrán venir muchos jugadores y lo que sucederá el año que viene podrá ser mejor o peor, pero difícilmente esto será repetible. En el paseo de las leyendas y las grandes temporadas, ver la camiseta del Real Madrid de la 21-22 nos arrancará a muchos —y al mundo del fútbol— una mueca de nostalgia.
El fútbol todavía puede ser orgullo, rock and roll y gloria, y a esto todavía nos aferramos algunos. Porque no hay sensación más hermosa. No es necesario agregar mucho más.
Getty Images.
Una delicia de artículo. Gracias.
https://www.youtube.com/watch?v=URcFepWORyM
Una puntialización al excelente artículo, si ganamos el Paris, la temporada no acabará nunca, podremos ver una y otra vez las remontadas y disfrutarlas como el primer día , como las uefas de los 80's. Si la copa es un número en el hombro, su historía se convierte en eterna.
Personalmente solo me da miedo el árbitro Francés y los corners del liverpool, creo si no nos atracan y no nos marcan de corner , ganaremos con facilidad....si nos roban y nos marcan de corner, espero ganemos por poco 🙂
"ese disfrute del madridismo pareció por momentos contagiar a gente de fuera"
En los partidos contra el City pude ver esto:
-Al arrancar el partido de la ida, los antis hablando de "suerte"
-con cada diferencia de dos goles, hablar de que ya estaba resuelto
-con cada gol del Madrid, un "no puede ser"
-al acabar el partido, no hablaban de nada, había pura y simple resignación
En la vuelta, me llamó la atención la falta de futboleros: había menos gente en el bar. Claro, faltaban los antis, todos esos que juegan siempre que juega el Madrid. El gol del City provocó la espantada de algún fiel y de algún infiel, pero prácticamente todo el mundo se quedó. La culminación de la remontada provocó una ola de alegría entre fieles e infieles que no recordaba desde la final del mundial sudafricano.
A mí, si hay gente que no era muy futbolera y a la que le ha enganchado el Madrid. También hay muchos aficionados de otros equipos que no compiten con nosotros directamente que se han sentido representados. La imagen que estamos dando, de club racial, con honor, que compite hasta el final, representando valores legendarios que nunca deberían extinguirse en el mundo del fútbol, es muy seductora. Además hay mucha gente que no ve bien la presencia de EAU o Qatar y lo que representan. En ese sentido el Madrid significa rebeldía. Desde luego será una temporada inolvidable. Como decía un amigo mío antes de un partido importante: no vamos a ganar, pero como ganemos...
Sensacional resumen. Una temporada para quedarse a vivir en ella, con todo lo que hace del fútbol lo que es.
Brillante artículo que nos representa a muchos,sobretodo a los que tenemos ya cierta edad.Por un lado creo que ésta campaña ha creado nuevos madridistas,pero por otro me entra un desasosiego o tristeza porque no dejo de verlo como el canto del cisne,el final de una época gloriosa en la que los valores de nuestro club se han impuesto.Lo que se nos viene encima es la degradación,la corrupción comprada por petroleros hipócritas que,encima,nos han convertido en el enemigo a batir .
Excelente comentario. Redondo le ha quedao.
Totalmente de acuerdo aunque espero que no se confirmen esos miedos y el Madrid siga siendo lo máximo....
Excelente artículos y comentarios
Hay un puntito de inocencia cándida en el madridismo tonto . Le convencen como al clásico personaje de las películas del franquismo con cualquier zanahoria.
Recuerden las típicas escenas del que descubre que el maletín con montones de billetes , después del cambiazo, sólo lleva uno de los auténticos al inicio de cada fila. También estaba el timo del supuesto numerito de lotería premiado, pero de fotocopiadora ,que nunca se pudo llegar a cobrar y que se había obtenido a cambio de los ahorros de toda la vida de una persona que había sido engañada . Y es que hoy sigue habiendo almas de cántaro.
Se podían inventar algo más ingenioso. Según algunos entendidos en fútbol el Real Madrid debería declarar año horrible el 2.022, si no gana la Copa de Europa.
Entonces qué hacemos con el PSG, con el Chelsea , con el City, con el Bayern,con el Inter. Mejor no seguir , verdad. El Arsenal se llevó una joya de Madrid y verá la Copa de Europa del año que viene, por televisión. Guardiola dice que es mejor ganar su liga.
Va siendo hora de que aparezca algún periodista. Qué ni para contestar argumentos tan cogidos con alfileres.
El Real Madrid dicen que debería estar muy triste, porque no ha fichado a un jugador cuyo mayor mérito ha sido ganar la liga en Francia. Veremos las vueltas que da su carrera.
Pues va a ser que no. El Real Madrid se ha librado de una buena. No veo que pueda tener en común algo ,este futbolista, con el Real Madrid . Echen un vistazo a los jugadores que alinea habitualmente Carletto y su entrega , su humildad , su empatía con el club . Me da la impresión que este mozalbete cargado de picardía y de soberbia no encajaría , tampoco sería un buen ejemplo.
Mientras no le conocíamos daba el pego , pero si se analiza su comportamiento , no es digno de vestir la camiseta. Menos con los jugadores actuales.
Es más ,imagínense el trago que han pasado en París . Les ha tenido varios años acongojados sin renovar, diciendo que le dejasen irse, qué feo por favor y qué cómico.Como una princesa aparentando estar secuestrada cada día y a la vez negociando con el Real Madrid, para luego dejar el papel de Salomón a su santa. El niño no tiene culpa de nada , es que no hacen más que llamarle por teléfono.
De postre les atiza días antes de la decisión final un viajecito a la verbena de San Isidro y los aficionados del PSG con los ojos como platos. Imsomnio general, encima una foto con la embajada merengue desplazada a su equipo. Terror en el hipermercado. Se nos va, seguro. Cuando termina la campaña de prensa , a recoger la cosecha y los periodistas cambiando el paso a marchas forzadas. Nadie le había descubierto el truco , había engañado con el maletín y con el billete de lotería, de una tacada . Un genio, pero no del deporte. Todavía le doran la píldora.
Pues no lo duden ,que el que traiciona una vez lo volverá a hacer . Esta mañana ya se cambiaba la elástica blanca de su infancia por la del Milán. Alguien se puede sorprender, sólo era otro plato especialidad de la casa .Otro cambio repentino de camiseta. Otra patada a su equipo.A este paso se va a poner de pequeño todas las de Europa menos la del que le paga la fiesta y eso que es de allí. Mejor que hable la madre, que el chico cada vez lo estropea más.
No es digno. Acuérdense de Neymar, de Bale y del otro francés que intenta regatear sin éxito a Laporta y vete a saber a quién más . Es mejor calarlos a tiempo. Dan muchos disgustos.
Nos queda París para llorar o para reír , pero será sólo una muesca más o menos y a buen seguro una cicatriz en la conciencia de los sueños de aquel niño.
Espero que no se olvide en su momento todo lo que hizo. No se debe tropezar con esta moneda tantas veces y menos cuando en su cara siempre aparece un insulto a la dignidad y a la inteligencia.
Hay compras que cuando te las llevas a casa te das cuenta que donde mejor estaban era en el escaparate.
Porque así es el Real Madrid y así es su gente. Un Uruguayo (mayusculado en honor a su artículo) de prodigiosa prosa rebosando más espíritu madridista que la inmensa mayoría de piperos aunque hayan nacido en Lavapiés. Hala Madrid!