Real Madrid, 2 - Villarreal, 1: No pudo ser

No pudo ser. El Real Madrid definitivamente ha perdido la Liga. Pero no ha sido hoy contra el Villarreal. Ni siquiera ayer. O antes de ayer. Fue tantas veces y en tantas plazas. De Valencia a Valdebebas. Del VAR al VOR. Del VOR al VAR. De los pies a la cabeza, pero sobre todo a las manos. Vienes o Tebas.

Por si quedara alguna duda ya se encargó el otro día un convaleciente Kroos de denunciarlo: el retropenalti retroactivo decisivo del día del Sevilla en el Di Stefano acabó por dinamitar el campeonato. Os retamos, amigos galernautas, a que permanezcáis atentos a lo largo de los eones de la Historia para poder volver a ver un flagrante penalti y expulsión a un lado que —oh sorpresa— se transforma en una pena máxima al otro. En resumen, lo que Diego Pablo Simeone vendría a definir como una Liga peligrosamente preparada. Y tanto, Cholo. Disfrútala.

De la Operación Pucelazo, diseñada tras las líneas enemigas, poco podía esperar el madridismo. No por el Valladolid, club amigo y caballero castellano, ni siquiera por Ronaldo, su propietario, hermano madridista, amigo de Florentino. Cuando tu general, en este caso Sergio, anima a las tropas como el último hombre en pie de la ultimísima trinchera de Stalingrado la esperanza es vana. Su arenga, propia de plañidera en la despedida de Mambrú, nos indujo a una depresión que supo aprovechar un enardecido Atleti para ganar, aunque no sin sobresaltos, en Zorilla.

Por si quedara alguna duda ya se encargó el otro día un convaleciente Kroos de denunciarlo: el retropenalti retroactivo decisivo del día del Sevilla en el Di Stefano acabó por dinamitar el campeonato

No obstante, y conviene subrayarlo, en el Di Stefano, el Madrid no hizo los deberes del todo. Nuestro viejo amigo Unai, esta tarde ante el aspirante, decidió utilizar a nueve de sus titulares a pesar su finalísima europea ante el United ¿Qué significa el primer entorchado europeo del club que te paga ante la posibilidad de fastidiar al Madrid? Probablemente, poco. O nada.

Tal es nuestra grandeza.

Y ya saben ustedes, amigos galernautas, que este Submarino Amarillo que roba los derechos de copyright al Cádiz arde en deseos de hundirnos en las oscuras aguas de la Superliga traicionada, Torpedos Roig mediante. Esperemos que los Diablos Rojos les pinchen con el tridente, con perdón del sacrilegio al futbol español que vale para todos y para siempre, salvo pa´uno. Y si no recuerden aquella encuesta de Estudio Estadio que se preguntaba si era bueno para er furbo nacional que el Madrid se cargara al Liverpool.

El Madrid salió con brío deseoso de aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid y adelantarse en el marcador para trasladar la máxima tensión a Pucela. Sin embargo, el primer susto fue amarillo. El cafetero Bacca recibió un soberbio pase de Gerard Moreno para plantarse sólo ante Courtois, pero no contaba con el vértigo de Militao.

A lomos de Odriozola en una banda y un atropellado Vini en la otra, el Madrid buscaba el gol. En la izquierda, un aguerrido Miguel se llevó un balonazo en la cara y un sopapo en 15 minutos. Fue un bofetón que saludó el primer gol en Zorrilla. Un exmadridista, Óscar Plano, ultravioleta, adelantaba al Valladolid. Ahora sí. El Madrid sólo necesitaba un gol.

Y éste llegó, pero a cargo del Villarreal. Un balón afortunado en el corazón del área permitió a Jeremy plantar un Pino ante Courtois y dejar la cima de la Liga tal como estaba. Un gol y a remontar, como tantas veces hemos visto, muchas sin éxito, esta temporada. El reto definitivo si nada cambiaba en el Valle de Olid.

Lo que no cambia, así como así, es el esperpento de las manos en el área. Hubo una de Parejo con carácter de inmediatez en el área amarilla pero no se revisó. Por supuesto, tampoco lo vimos repetido en la tele de manera inmediata. La Liga. A secas. Sin súper.

El Madrid sumó a su déjà vu pandémico la terrible presión de la grandísima ocasión perdida. Espeso y acongojado llegó a los vestuarios a medida que las llegadas amarillas se sucedían en el balcón de nuestro arquero flamenco. Sólo el pasillo del Puñal de la Concha parecía insuflar oxígeno a un equipo falto de vida. Incluso, al filo del descanso, pudo empatar Modric tras un pintoresco caracoleo ante Gaspar en el área que concluyo con el balón en el lateral de la red. Salvo un cabezazo de Casemiro en el último córner del primer periodo, su único tiro a puerta en 45 minutos poco más ofreció el aspirante antes del descanso.

Mientras tanto, desde Valladolid, así se las ponían a Fernando VII.

El Madrid volvió sin cambios, pero con la desesperación propia de quien se asoma al abismo. Tan es así que pudimos ver a Isco —sí, Francisco Alarcón— en la sala de espera en compañía del señor Goes.  Estaban a punto de ingresar sobre el verde a los 55 minutos, cuando Casemiro, travestido en Laudrup en los alrededores del área, sirvió un delicado balón para Benzema que Karim de violento y certero testarazo mandó a la red. Como no, la sala VOR de De Burgos Bengoetxea se afanó en tirar sus estúpidas líneas oblicuas para demostrar que un milímetro del brazo del 9 blanco estaba en fuera de juego. Una ventaja decisiva para marcar, claro, amén de una decisión contra toda lógica y espíritu del juego. Será que hay que sacar árbitros de la cola del paro. Como no podía ser de otra manera en la Liga de Tebas el tanto fue anulado.

Y por si todo esto fuera poco, gol del Atleti en Pucela. La Liga. A secas. Sin súper. Como Britney Spears. One More Time.

Regresar al partido tras semejantes veredictos arbitrales es complicado. Lo intentó el Madrid con más corazón, aún roto, que cabeza. La mejor prueba, la ocasión de Karim, probablemente descentrado y enfadado desde el VOR, que marró sin portero después de que Rodrygo robara el balón a Rulli. Una vez más, a la desgracia se sumó una nueva desdicha.

El segundo del Atleti. Game over.

Tuvimos tiempo eso sí de volver a ver una croqueta de Isco. Y afortunadamente un soberbio tanto de Benzema cuando el partido agonizaba. El flamante jugador Bleu controló con la izquierda dentro del área tras una extraordinaria galopada de Rodrygo y con la derecha la puso en la escuadra de Rulli. Empate, gol de la Real y el Villarreal a la Conference League.

Algo es algo. También nos quedó el sabroso regusto del golazo de Modric en tiempo de descuento tras controlar con el pecho y fusilar de volea para ganar el partido.

No pudo ser en todo caso.

Hala Madrid.

Fotografías Imago.