De un tiempo a esta parte adivinar un once de Zidane es casi tan difícil como acertar un pleno al quince de la quiniela. De la quiniela, sí, pero de la Liga de Kazajstán. Zizou apostó por un once ultraofensivo y dio la oportunidad a un tridente muy interesante, dado el estado de gracia por el que parece atravesar un Vinicius más decisivo que nunca. El ascenso de Edén, la fiabilidad absoluta del Benzema moderno, y el regreso de Gareth, no lo olvidemos, prometían goles esta noche en el Di Stefano.
Con semejante caudal ofensivo, el Madrid tardó apenas seis minutos en probar al arquero del Mallorca. Benzema, primero, y Bale, después, recordaron viejos tiempos, aquellos años en los que ver al galés rondar y disparar desde la frontal era sinónimo de amenaza y aquellas temporadas en los que Karim, de tanto en cuanto, maullaba cual gato.
Respondió bien Manolo Reina. En la otra portería, Courtois hizo lo propio con una mano formidable a un disparo envenenado de Babá. El belga salvó una pelota diabólica y demostró una vez más la concentración absoluta que ha mostrado desde el regreso del campeonato.
Cuando la apuesta ofensiva de Zidane conectaba, un Madrid fluido desarbolaba a un tosco Mallorca. Pero fueron pocos minutos.
A los diecinueve, en una recuperación hombro con hombro de Carvajal en la que el defensor bermellón se desplomó al primer contacto, Vinicius recibió dentro del área pequeña para silenciar los murmullos enlatados televisivos.
El mago brasileño en un toque delicado, sólo al alcance de las más distinguidas espadas del balompié, elevó sutilmente la pelota sobre Reina para marcar un gol de los que abren el marcador. De los importantes. Vini estuvo a punto de repetir, en la mejor oleada de un Madrid eufórico, tras recibir un pase profundo y preciso de Benzema. De nuevo de vaselina, esta vez, larga, de cuchara, recordando al mejor Rául, el chaval carioca de 19 años estuvo a punto de convertir su magia en gol.
Lo evitó el larguero.
Tamaño caudal ofensivo se cobró su peaje táctico. Con Modric obligado a largos esfuerzos y Valverde lejos de la posición donde puede hacer daño, no tuvo demasiados problemas el Mallorca, para embarrar el partido y mantener vivo el marcador hasta la segunda parte. Y lo hizo sin sufrir siquiera un zarandeo más del Madrid.
Tampoco hizo falta. Antes de la media hora, Sergio Ramos, el defensa más goleador de la historia de la Liga, hizo el segundo en un lanzamiento de falta magistral.
El Real Madrid decidió entonces reservar energías. Comenzó el carrusel de cambios y la intrascendencia se apoderó en el juego, con un Madrid desinteresado en ampliar ventaja y un Mallorca impotente, sólo sostenido por el ingenio de Kubo, la solidez de Baba y las aventuras de Iago Junior.
Fue emotivo ver el debut de Luca Romero, un chaval de 15 años, en las filas de los bermellones. Sin grandes sobresaltos, bastaron dos destellos de magia blanca para sumar una tan rutinaria como vital victoria en la carrera por la Liga.
El líder suma una nueva jornada en la cima sin sentir la presión de un Barcelona, mucho más desgastado y presionado en su victoria, ayer, ante un Athletic trufado de suplentes. Zidane tiene más recursos.
Y va a utilizarlos.
Fotografía Getty Images.
Hay que generar más fútbol y sobre todo ser más constantes pues nos esperan el Bilbao, el Villarreal, el Granada en su campo y el Getafe.
Y con los destellos no creo que nos llegue
Partido opaco, sin dominar el centro,pero dos fantásticos goles. Sí , dos sobresalientes destellos pero el Madrid debe imponer más su juego. No dominó ni controló pero ganó.
Lo llevamos crudo jugando así de mal. Ya el planteamiento de salida ha sido horrible.
Aunque también creo que al Madrid se le atragantan los partidos contra los de abajo.
En el momento en que Vini aprenda a controlarse un poco en ataque cuando sea necesario, en vez de ir tan "acelerado", tendremos un balón de oro en el equipo; al tiempo.
Buen artículo y muy buena la auto-definición del articulista.