Real Madrid, 1 - Athletic, 0: Lo mejor, el resultado

Segundo partido consecutivo en el templo del madridismo. El contrincante volvía a ser de tronío, el siempre peligroso Athletic Club de Bilbao. Ee hecho, la última visita leona a Chamartín se saldó con empate a cero. No así la temporada pasada, en Valdebebas, donde el Real Madrid se impuso con autoridad 3-1. El encuentro correspondía a la jornada novena porque, si recuerdan, el choque se aplazó de su fecha original por uno de los tres parones de selecciones que impiden a los equipos alcanzar ritmo competitivo porque interrumpen el normal comienzo de la temporada. En esta ocasión, a la FIFA le pareció buena idea que los partidos de clasificación al Mundial en Sudamérica terminaran de jugarse ya entrada la jornada del jueves.

El equipo de Ancelotti comenzó dominador, mucho más que en otras ocasiones, mostrando desde el minuto uno lo que le esperaba al equipo bilbaíno. El técnico italiano volvió a olvidarse de las rotaciones, al menos de todas las que se sospechaban, y alineó a los tres magníficos: Casemiro, Modric y Kroos, aunque sí dio descanso a Carvajal en el lateral derecho y, en esa misma banda pero un poco más adelante, a Rodrygo, que aunque entró en la convocatoria, hubiera sido precipitado alinearlo de inicio tras superar una gastroenteritis que le impidió medirse al Sevilla. Por tanto, Lucas Vázquez y Asensio fueron de la partida.

Con el césped más resbaladizo de lo normal a causa de la lluvia que cayó en la capital de España un par de horas antes del encuentro, las caídas eran habituales. Eso debió pensar el colegiado Díaz de Mera cuando en el minuto 7 un centro de Vinicius fue rematado de forma acrobática por Benzema, claramente agarrado por su par, aunque esa circunstancia no le impidió casi conseguir el tanto.

Antes de llegar a la media hora de partido aparecieron los dos primeros avisos del Athletic Club de Bilbao ocasionados por dos graves errores de la defensa blanca. Uno de cada central. Primero de Militao, que no calculó bien y el balón largo de la defensa vasca le golpeó en la espalda en su intento de ganarle la carrera a Iñaki Williams. El cuero le quedó en la frontal al delantero cuyo disparo salió besando el poste izquierdo de Courtois. El segundo, de nuevo tras un pelotazo, Alba se agachó para que el balón llegara al meta belga pero desconocía que detrás deambulaba un contrario. El beneficiario de tan dulce caramelo volvió a ser Iñaki. El madridismo agradeció la falta de claridad del jugador vasco cuando se plantó solo delante de Thibaut. No se iba a acabar ahí la labor del portero en esos cinco minutos fatídicos. Una falta perpendicular a la portería blanca la remató de cabeza —no un cualquiera— Raúl García. El remate le salió más bien centrado y Courtois respondió con una inmensa parada propia del balonmano.

El Athletic crecía en el campo mientras el Real Madrid se mostraba impotente en la salida del balón. Ni siquiera era capaz de trasladar el cuero hasta la línea de tres cuartos de los leones. Pero entonces el juego se empezó a volcar hacia la izquierda, hacia Vinícius, y por ahí el equipo comenzó a encontrar superioridad aprovechando el arrastre de contrarios que causa el brasileño. Así llegó el gol de Benzema. Extra pass, si me permiten parafrasear a Laso, hasta que el balón llegó a Asensio, que hizo esforzarse a Unai Simón. Sin embargo, el rechace quedó en semifallo a Modric (capaz de taconear y errar en un margen de apenas unos segundos) y Karim solo tuvo que empujarla. Bajo el cántico de “Balón de Oro” llegaba el gol de los blancos en el minuto 40. Vinícius ya estaba en el partido y las amarillas de Lekue y Zárraga lo atestiguaban. El descanso sentó mucho mejor sin el peso del empate aún en el electrónico.

Marcelino debió pensar que era demasiado arriesgado mantener a Lekue amonestado frente a Vinícius ataque tras ataque y decidió apostar por De Marcos para el segundo acto. Zárraga avisó de tiro cruzado con la diestra en los primeros compases de la reanudación. Respondió pronto el conjunto local con un mano a mano de Vini que, sin embargo, no condujo con el balón pegado al pie y De Marcos se anticipó antes del momento de la ejecución. Más tarde, Kroos de excelso disparo con la derecha se quedó a un palmo del tanto. Sin embargo, los de Marcelino lejos de achicarse enseñaron las garras y solo el cuerpo de Lucas evitó el tanto visitante en una gran jugada trenzada por la banda derecha.

Llegó el momento de los cambios. Asensio, un fijo a la hora de abandonar el terreno de juego antes de tiempo, dejó su sitio al recuperado Rodrygo mientras Modric hizo lo propio con Fede Valverde. Por parte blanquirroja, Nico Williams salió para formar dupla de ataque junto a su hermano y le acompañaron Sancet y Berenguer. El plan de Marcelino estaba claro: intentar aprovechar una contra con la velocidad punta de los Williams. Sin embargo, la ocasión más clara para el empate llegó con una jugada individual de uno de los recién ingresados en el juego. Sancet sorteó a Casemiro y Alaba en el interior del área, pero Courtois salió rápido para tapar el máximo hueco posible y repeler con su cuerpo el disparo del jugador franjirrojo.

Camavinga y Nacho saltaron al terreno de juego a diez minutos del final por Kroos (excelso pero exhausto) y Lucas Vázquez que, como acostumbra, completó un buen partido en líneas generales. El Athletic Club no cesaba en su intento de rascar un punto siempre valioso en el Bernabéu y Mikel Vesga a punto estuvo de conseguirlo de no ser por la providencial aparición de Militao que, con la mandíbula y a la desesperada, interceptó el cabezazo a bocajarro del centrocampista bilbaíno.

Le costaba al Madrid trenzar, asociarse, defenderse con el balón, incluso llegar al minuto noventa. En esta ocasión, los cambios de Fede y Camavinga no otorgaron el pulmón y el empuje suficiente al equipo, que acabó metido en área propia ante el asedio del conjunto de Marcelino que, ocasión errada tras ocasión errada, se llevaba las manos a la cabeza. Afortunadamente, el pim pam pum de los visitantes fue con balas de fogueo y eso permitió a los de Ancelotti sumar tres puntos más, salvar el segundo puerto de estas exigentes dos semanas y, a lo tonto, colocarse a siete puntos (aunque con un partido más) del segundo clasificado.

Fotografías Imago.