Razones de mayo para ser del Madrid

Los finales de Liga apretados entre Madrid y Barça, sobre todo aquellos en los cuales el Madrid depende de sí mismo, tienen en común una descomunal presión mediática, sociológica y hasta financiera para que el rival del Madrid dé lo mejor de sí y derrote a los blancos. Tan indudable es esa presión como la completa ausencia de la misma para que el rival del Barça haga todo lo posible para derrotar a los azulgranas.

Los medios que padecemos llevan semanas adelantándose al broche de Liga en Málaga poniendo en entredicho la profesionalidad de Míchel como argucia para forzarle a... No sé muy bien a qué. Supongo que a dar instrucciones tácticas particularmente atinadas para doblegar a los de Zidane. Se utilizan como excusa unas declaraciones del técnico madrileño de las que se resaltó aquello de "Soy más madridista que Valdano" y prácticamente se ocultó el remate de la frase ("pero siempre hay que intentar ganar"). Con ese pretexto se somete al mítico interior derecho madridista, hoy profesional del Málaga, a un acorralamiento ético.

Este acoso a Míchel me recuerda muchísimo al que el presidente del Barça en persona (a la sazón Josep Lluis Núñez, muchos años antes de ingresar en prisión) descargó sobre el portero del Tenerife Agustín en la previa del primero de aquellos dos célebres tenerifes. Agustín era el portero isleño pero había crecido en el Madrid y formado parte del primer equipo durante muchas temporadas.

"Va a ser imposible que el Madrid pierda allí", se lamentó públicamente Núñez, en su conocido tono de plañidera contralto. "Hay varios ex jugadores merengues en las filas del Tenerife, como por ejemplo Agustín. No creo, no creo".

La respuesta de Agustín en entrevista radiofónica fue la más rotunda que he oído desde que tengo uso de razón futbolera: "Que le den por culo". No es un tono que yo suela aplaudir, pero poniéndolo en contexto con las torticeras declaraciones previas del mandatario culé (nunca mejor dicho), me pareció casi excusable. Como ya insinué, Agustín no podía entonces sospechar que tiempo después Núñez iría a prisión, donde tantísimo cuidado hay que poner en que el deseo de Agustín no se haga realidad literal sobre tu persona,  por lo que ni siquiera de esa crueldad podemos acusar al guardameta.

La reacción desabrida de Agustín en aparición radiofónica pre-primer-tenerife revelaba en la misma medida su propia integridad moral, su mal genio y la eficacia de la treta de Núñez. Había logrado su propósito: indignar al portero para que, a modo de reacción, extremase su profesionalidad puesta en duda.

Recuerdo que pensé lo siguiente: "Núñez ha optado por picar el orgullo del Tenerife en lugar de, directamente, dar dinero a sus jugadores para que ganen al Madrid. Ha buscado ahorrarse la prima".

Era joven, ingenuo y no podía estar más errado. El uso de recurso tan zafio no excluía la llamada del vil metal. Está documentadísimo, en ese primer tenerife, el trajín de maletines entre la Ciudad Condal y las Afortunadas. Jugadores del Heliodoro en aquella época han reconocido públicamente la prima cobrada de las arcas culés en aquella ocasión. A Dios rogando y con el mazo dando. Por un lado dudamos, con luz y taquígrafos, de la integridad moral del rival del Madrid para estimular su orgullo, y por otro les ofrecemos maletines para azuzar su codicia.

Yo no sé si a los jugadores del Málaga le han ofrecido maletines. Sí sé, en cambio, que el Eibar no jugará primado. "Si para ganar una Liga el Madrid tiene que pagar primas, el Real Madrid no ganará esa Liga", dijo una vez Florentino Pérez. Lo relevante no es que lo dijera. Lo relevante es que no ha habido un solo final de Liga apretado en el cual el adversario del Barça, en la última o penúltima jornada, haya dado la sensación de jugar primado. Ni siquiera recuerdo que haya habido jamás rumores de ello. Me puedo equivocar, pero la sensación es que Florentino se ha aplicado esa máxima con todo el rigor.

No se puede decir que no hayan ido primados, en cambio, los rivales del Madrid. El Mallorca en la última jornada de la segunda Liga de Capello. El propio Celta hace unos días. Claro que no tengo pruebas y por tanto no lo sostengo, pero nadie me acusará de retorcido si me permito deslizar un atisbo de duda más que razonable en virtud de la historia (ya referida) y sobre todo de la actitud. Cuando tú no te juegas nada pero reclamas al árbitro poseído por el espíritu del Mono Burgos, a quien Dios guarde muchos años, tú te juegas algo. Una cosa es intentar ganar en buena lid, y otra emplear en ello un histerismo que es imposible no considerar sospechoso y que hemos visto de manera flagrante en las instancias que señalo.

Se suele decir que las primas a terceros no son ilegítimas "mientras sean por ganar". No sé si son ilegítimas. Sé que son una ordinariez. Sé que pocas cosas representan el lado más chabacano y burdo del fútbol que esas primas (en B, claro) a terceros, aunque sean por ganar. Las defiende enardecido Cristóbal Soria, ¿qué más quieren saber?

Cobrar de un tercero que habitualmente no te paga a cambio de hacer el trabajo por el cual, en principio, ya te paga otro (es decir, tratar de ganar con todo tu empeño) es algo de pésimo gusto. ¿Comprensible el aceptarlas? Sí, sobre todo cuando la dificultad económica aprieta. ¿Edificante el ofrecerlas? No, FCB (porque el donante, cuando de ganar la Liga hablamos, es invariablemente el FCB).

Asimismo, el lanzar insinuaciones de escasa profesionalidad sobre (precisamente) profesionales del fútbol puede no ser ilegal -tengo mis dudas-, pero es algo propio de espíritus ruines como el de Núñez. Tampoco a eso han recurrido históricamente el Madrid ni su entorno en finales de Liga apretados. Tampoco ahora lo hacen.

En definitiva, hablar de "maletines", así, en genérico, para referirse a primas que pudieran decidir el título de Liga supone consagrar una injusticia similar al clásico "los árbitros benefician a los grandes". Los maletines, de haberlos, son del Barça y no del Madrid de igual forma que la tendencia arbitral es favorecer al Barça y no al Madrid. Lo mismo cabe decir de las campañas mediáticas y sociológicas, a veces coadyuvadas por declaraciones institucionales, de acoso al rival último del Madrid (nunca al rival último del Barça por parte de los blancos o su entorno).

Personalmente, no me enfurruño más de lo estrictamente necesario. Si algo se deriva de esto es la corroboración de que como madridista estoy en el lado correcto: el de quienes esperan que sea el deporte y solo el deporte el que decida situaciones de competencia deportiva. En ese terreno se mueve el Madrid, y el saberlo no hace sino abundar en mis razones para ser madridista, por si aún tuviera pocas. Razones de mayo, de finales de mayo, para ser más que nunca lo mismo de siempre.