El Barça ha abierto una tienda oficial en el corazón de Madrid. Está en su perfecto derecho. Ya Laporta puso su careto en todo lo alto del Paseo de La Habana, anunciando que tenía ganas de volver a vernos, y gracias a este movimiento, tildado de genial tanto por sus palmeros como por el madridismo más melindres, se aupó fulminantemente a la poltrona barcelonista. Esta gente es así, o muchos de ellos lo son. Una gracieta de tono chusco, ochentero, que traiga consigo cualquier signo de hortera animadversión al rival envidiado, te puede llevar a lo más alto, suponiendo que lo sea la presidencia del FC Barcelona. Son sus costumbres y hay que respetarlas.
El Barça, decimos, está en su perfecto derecho de abrir una tienda en la calle Arenal o en la del Turco, donde asesinaron a Prim, pero no sabemos hasta qué punto lo tiene de colocar también una pancarta gigantesca acusando (porque es una acusación) a uno de los más grandes mitos del madridismo contemporáneo, Raúl, de ser culer (culer significa culé). Se conoce que no era suficiente con poner la tienda, sino que también había que intentar molestar. Pues nada, hombre, si os quedáis más contentos nosotros tan felices por vosotros, una pajilla y a la cama, chavales, que las leyes del acné son veleidosas.
Ahora bien, a nosotros nos duele más que a vosotros porque os queremos bien, pero nos vemos obligados a deciros que como chiste tiene la gracia en el culo y el culo de vacaciones, de vacaciones en provincias, para ser exactos. Estamos en condiciones de desmentir que Raúl sea culer, pero en dicha terminación lumbar es justamente donde se os sedimenta el talento, quizá de ahí el equívoco. Os lo avisamos para ver si logramos evitar que hagáis el ridículo, es por vuestro bien.
Estamos en condiciones de desmentir que Raúl sea culer, pero en dicha terminación lumbar es justamente donde se os sedimenta el talento, quizá de ahí el equívoco. Os lo avisamos para ver si logramos evitar que hagáis el ridículo, es por vuestro bien
No sabemos si es legal o ilegal mentir en todo lo alto, con señales de diversa visibilidad en el skyline madrileño que tratáis de usurpar con paletos procedimientos, pero es bien sabido que tanto la resistencia a la verdad como la ostentación de dicha resistencia constituyen atributos conspicuos de la inmadurez. Estáis en la edad de matar al padre y os lo vamos a seguir permitiendo con condescendencia y amplitud de miras, que es como tratamos a los gilipollas en la capital, también a los que vienen a la misma con el afán de emitir sus deyecciones antimadridistas y antimadrileñas.
De hecho, ahora que tenéis por aquí una subsidiaria, constataréis que el centro de la villa y corte está cuajado de tiendas de souvenirs en las que conviven las camisetas y las gorras del Madrid con las del Barça, que no nos molestan de tan inofensivas como nos resultan. Así que ya lo veis: no os queda ni siquiera el vacuo consuelo de la originalidad. Ya había numerosos trozos de tiendas del Barça en el centro madrileño, como santas reliquias de cuando Villar, Platini y Messi os hicieron grandes durante un rato. Sobre esa grandeza reposa ahora una lápida onerosa de tiempo y espacio. Estáis tan muertos que lo estáis incluso aquí.
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