Randolph, bueno para Eslovenia y para el Real Madrid

Cosas de la globalización, imagino. En el próximo Eurobasket habrá más jugadores de la actual plantilla del Real Madrid que jueguen para Eslovenia de que los que lo harán para España. Bueno, el que lo hará, porque únicamente Sergio Llull representará al club blanco en la cita continental con la selección española. Aunque en el caso de Eslovenia, hay ciertos matices, toda vez que Anthony Randolph consiguió el pasado de mes de junio una de esas nacionalizaciones que tanto se estilan en el baloncesto FIBA. Un pasaporte esloveno que no sólo le permitirá competir internacionalmente en torneos de selecciones, algo más complicado (¿imposible?) si lo hubiera buscado hacer con Estados Unidos, sino que también beneficia al propio Real Madrid. Porque Randolph no ocupará plaza de extranjero de cara a la 2017/18. Eso abre las puertas definitivas, sin cortes de playoffs ni nada por el estilo, a Trey Thompinks, toda vez que Campazzo recibirá su pasaporte español y tampoco ocupará una de las dos plazas, mal llamadas, de extranjeros.

Más allá de las ventajas que le ofrecen al Real Madrid estos asuntos legislativos, el hecho de que jueguen juntos durante todo el verano Anthony Randolph y Luka Doncic, y de que compitan a primer nivel durante unas semanas otorga un punto positivo al Real Madrid, por encima del desgaste que puedan sufrir dos jugadores jóvenes y no excesivamente desgastados, todavía, por el rigor de la alta competición.

Eslovenia, además, no sólo es Anthony Randolph y Doncic y no busca, como otras selecciones de otros países han hecho en otros momentos, una nacionalización para dar la cara en los torneos. Con el fichaje del alero de Estados Unidos, el combinado esloveno quiere apuntalar la calidad de un plantel que cuenta, entre otros, con los hermanos Dragic en sus filas.

El país, en su día miembro de la extinta Yugoslavia, respira el baloncesto casi como religión y, a pesar de no cosechar todavía ninguna medalla internacional, firma más de una decena de presencias en los Eurobasket y ha estado en los tres últimos Mundiales o Copas del Mundo, como ahora se conoce al campeonato universal. Fueron cuartos en el Eurobasket de 2009.

Randolph llega a una Eslovenia candidata a cosas importantes, dentro de un plantel que siempre ha competido. Ya ha debutado al lado de Doncic y las impresiones que ha dejado la pareja han sido notables. El proceso de nacionalización, algo nuevo para este 2017 en Eslovenia, obligó incluso al cambio de leyes nacionales, pues para ello se exigía haber residido un año en Eslovenia. No, evidentemente Randolph no ha estado 12 meses en Eslovenia, y han sido las variaciones de las normas las que le hacen ahora ciudadano esloveno.

Histrorias del mundo moderno, de la globalización y de las leyes de la FIBA, que lo permiten y no miran demasiado esos procesos de adopción de nacionalidades. Si el país da el visto bueno, adelante. Siempre con el límite de un jugador nacionalizado por selección y torneo. Todo sea por el bien del espectáculo. Eslovenia ha dado el paso de incorporar jugadores internacionales. No nos pondremos éticos y disfrutaremos de la presencia de Randolph, y de otros asimilados. Su incorporación es buena para el Eurobasket, para Eslovenia y, en última instancia, para el Madrid.