La noticia del adiós de Ramos me sorprendió en Asturias, entre osos y sidrerías. Iba con dos amigos, de pueblo en pueblo, de chigre en chigre, preguntando a los paisanos, entre escalopines al cabrales y arroz con leche, dónde había tenido lugar el penúltimo avistamiento.
—Ayer mismo vímoslo aquí, a cincuenta metros.
En La Peral, Somiedo, Veigas y El Valle del Lago recibimos la misma respuesta.
—Ahí, ahí mismo estaba, en ese claro, comiendo bayas.
El oso, esquivo y caprichoso, siempre aparecía el día anterior a nuestra llegada. Según se iban encadenando los fracasos, mitigados por el disfrute del paisaje y buenos almuerzos entre amigos a casi dos mil metros de altura, aprendí que los avistamientos de osos son tan poco frecuentes como los de los extraterrestres, solo se dejan ver cuando ellos quieren, es decir, un día antes de cuando quiero yo. Llegó un momento en el que tenía más esperanzas en ver descender a un marciano de un platillo volante que a un oso de un árbol.
Estábamos en La Peral, escanciando sidra en una terraza y mirando de vez en cuando con los prismáticos al claro donde, como no podía ser de otra forma, había aparecido un oso la tarde anterior, cuando el camarero, al servir unos vinos a los parroquianos de la mesa de al lado, soltó la noticia:
—¿Sabéis que Ramos se marcha?
—¿A dónde? —preguntó uno de ellos.
—Ni idea, acaba de salir un comunicado del Real Madrid diciendo que se va.
Al escuchar aquello me lancé al móvil. De repente el día se había oscurecido y los truenos sonaban a lo lejos, amenazando lluvia.
El Real Madrid C. F. comunica que hoy jueves 17 de junio, a las 12:30 h, tendrá lugar un acto institucional de homenaje y despedida de nuestro capitán Sergio Ramos, con la presencia de nuestro presidente Florentino Pérez.
A continuación, Sergio Ramos comparecerá ante los medios de comunicación en una rueda de prensa telemática.
Leí el comunicado y suspiré. No estaba preparado para aceptarlo.
—Echa un culín— dije mecánicamente, intentando no pensar en lo impensable.
Me cayó una gota de agua. Luego dos. Un minuto después llovía torrencialmente. Dejamos la terraza y nos resguardamos en el interior del bar. Vi a Ramos en el aire, a mi lado, elevándose sobre Asturias, mi vida y la defensa del Atlético. Tragué saliva. La melancolía del paso del tiempo se mezcló con el tamborileo de la lluvia contra las mesas de la terraza.
Habrá otros goles, otros títulos, pero el 92,48 nunca se despegará de tu piel. Hagas lo que hagas verás a Ramos a tu lado, cumpliendo años, levantando mil copas mil veces mil. La vida. Tu vida.
Aquella noche me costó conciliar el sueño. Al amanecer, harto de dar vueltas y vueltas en la cama, me levanté y preparé café. Estábamos a más de mil metros de altura, en una casa rural con un gran jardín lleno de hortensias y avellanos, al final de un largo valle flanqueado por altas montañas.
Cuando el sonido de la cafetera, que se sumó al penetrante olor del café, se extendió por toda la casa, me serví una pequeña taza, abrí la puerta, caminé hasta una esquina del jardín, me senté en una mesa debajo de una pérgola de madera y le di un par de sorbos. La mañana era fría.
Lo vi a unos veinte metros de la casa, caminando entre las piedras de un pequeño riachuelo. Me asusté y me levanté de golpe derramando el café. El oso se paró, giró la cabeza y me miró fijamente. Me quedé paralizado, no sabía si correr hasta la puerta o quedarme inmóvil. Fueron unos interminables segundos, luego se olvidó de mí y siguió su camino. Al girarse vi claramente, sobre el pardo pelaje de su espalda, un reluciente número cuatro.
Fotografías Imago.
Ramos: "Planifica la temporada sin mí".
Yo: "Vete a la piiiiiii".
Schuster:"No hase falta desir nada más".
Asturias...que privilegiado ha de sentirse por estar ahí. Un encanto de región. Por todo.
Pues sí Fred, se va.
A corto plazo, deportivamente el Madrid pierde, como pasó con Cristiano, Di María, etc.
Espero que por lo menos estas decisiones resulten positivas a medio/largo plazo.
Confiemos en tu amigo Florentino.
El oso lleva el cuatro.
Cuatro entorchados
difíciles de olvidar.
Cuatro esquinas ,
con cuatro patas
el Madrid moderno
se solía sujetar.
A tres abatieron
y con una pata
tendremos ,
al tiempo ,
que andar.
¡ Brillante !
Y bonito