En esta serie de artículos de La Galerna, especulamos sobre cuál es el mejor lateral derecho de la historia del Real Madrid. Para ello, hemos pedido a varios de nuestros colaboradores que se decanten por su favorito y argumenten su elección.
No pretendo convencer a nadie de que Quique Sánchez Flores haya sido el mejor lateral derecho de la historia del Real Madrid. Es evidente que no es así. No obstante, creo que su mención dignifica a la lista de candidatos, tanto por la calidad que demostró sobre el terreno de juego, como por lo peculiar de su entorno y de la etapa en la cual cumplió sus dos temporadas como merengue.
Que tu padrino de bautizo sea Alfredo Di Stéfano convendrán que es, en términos madridistas, algo así como si te hubieran bautizado dos veces. Quique es ahijado de la Saeta Rubia y de Nora, esposa de Jose Emilio Santamaría, honor que debía a su padre, Isidro Sánchez, histórico lateral derecho del equipo blanco a principios de los sesenta.
Quique es ahijado de la Saeta Rubia y de Nora, esposa de Jose Emilio Santamaría, honor que debía a su padre, Isidro Sánchez, histórico lateral derecho del equipo blanco a principios de los sesenta
Pero si el oficio y la demarcación llegaron por vía paterna, fue su madre, la folklórica Carmen Flores, hermana de La Faraona, quien le proveyó del talento y porte del que hizo gala. Isidro y Carmen eran naturales de Jerez de la Frontera, tierra de flamenco, pero también de danzas ecuestres, a cuyo ritmo parecía bailar Quique Sánchez por su banda: jugador de trote, quiebro y giro más que de velocidad y potencia; de piernas ligeras, más adecuadas para la precisión que para la contundencia; y siempre conservando con elegancia la mirada alta, como si pusiera especial énfasis en el orgullo de quien representaba, por linaje, mucho más que a sí mismo.
Quique llegó al Real Madrid en el tramo final de su carrera, a los 29 años, y tras haber completado, durante diez temporadas, una brillante trayectoria en el Valencia, un factor que no despertó suspicacias en el Bernabéu, dado el legado de su progenitor, la bendición de su padrino —que también le entrenó en el equipo che— y a que su llegada esquivó, por los pelos, el antimadridismo que pronto iba a prender en las Fallas, habiendo coincidido, en su último año como valencianista, con el héroe de la Séptima.
Jugador de trote, quiebro y giro más que de velocidad y potencia; y siempre conservando con elegancia la mirada alta, como si pusiera especial énfasis en el orgullo de quien representaba, por linaje, mucho más que a sí mismo
Desde el principio, Jorge Valdano le otorgó el rol de titular, en una defensa que comandaba la legendaria pareja de centrales de los noventa, Hierro y Sanchís, con Lasa en el flanco izquierdo. Desde la derecha, Quique no solo ofrecía profundidad, sino que también participaba en la salida de balón y construcción del juego, gracias a su técnica y visión, lo que le hacía participe de múltiples triangulaciones junto a Martín Vázquez, Fernando Redondo, Luis Milla y Laudrup. Por delante de él se proyectaba Luis Enrique, presto a la recepción del pase o a ser doblado por el que un día fue su amigo. Una amistad que, sin embargo, todavía duró menos que la estancia de ambos en el equipo.
Cuentan que el asturiano aprovechó una partida de la Pocha, en la que habitualmente participaban los dos junto a Míchel y Luis Milla, para echar en cara a Quique, presuntamente, haber contado al entrenador que él generaba mal ambiente en el vestuario. Cosa que en ese momento sin duda certificó, puesto que el lateral le recriminó su acusación con despecho, ante lo cual, Luis Enrique le exigió que le devolviera el dinero que había puesto para el regalo de su boda, billetes que, sin más demora, Quique lanzó a sus pies con la misma destreza con la que acostumbraba a asistirle.
Fue su madre, la folklórica Carmen Flores, hermana de La Faraona, quien le proveyó del talento y porte del que hizo gala
El año anterior, los dos habían sido protagonistas de uno de los acontecimientos más memorables de la historia del club: el 5-0 al FC Barcelona. En la retina permanece la estupenda actuación de Quique Sánchez, junto a la de los otros doce jugadores blancos que participaron en el encuentro, pero también la salvaje agresión que sufrió por parte de Hristo Stoichkov, que le clavó los tacos en la rodilla. Pocos creían que pudiera sobreponerse a la violencia de la entrada. Pero cuando, tras ser asistido, Ángel Cappa le preguntó si se veía capaz de continuar, Quique le replicó: “yo esto no me lo pierdo por nada del mundo”.
Fue la venganza de la misma manita que el Real Madrid recibiera, un año antes, en el Camp Nou y que el madridismo interpretó como el pistoletazo de salida de un periodo de éxitos que parecía emerger con la figura de Valdano, al mismo tiempo que decaía la hegemonía del Barça de Cruyff. El equipo conquistó, con brillantez, el campeonato de Liga, pero tan solo resultó ser un espejismo. Lo que se imaginó como un principio, no fue, en realidad, más que el broche de oro de una generación que ya tocaba a su fin.
5-0 al FC Barcelona. Hristo Stoichkov le clavó los tacos en la rodilla. Pocos creían que pudiera sobreponerse a la violencia de la entrada. Cuando Ángel Cappa le preguntó si podía continuar, Quique le replicó: “yo esto no me lo pierdo por nada del mundo”
La temporada siguiente el equipo naufragó con estrépito y, a su término, Quique Sánchez Flores abandonó la entidad blanca destino a Zaragoza, donde apenas jugó nueve partidos antes de que una lesión precipitase su retirada. Al Real Madrid llegaba Fabio Capello, acompañado de Illgner, Roberto Carlos, Panucci, Seedorf, Suker y Mijatovic. Esta vez, sí, el principio de una gran era.
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Índice:
Capítulo 1: Chendo
Capítulo 2: Gabriel Alonso
Capítulo 3: Míchel Salgado
Capítulo 4: Juan José
No sabia de los malos rollos entre Luis Enrique y Quique. Honestamente a mi tambien me dio bastante pena que Quique se marchase, creo que aparte de talentoso fue muy profesional yo creo.
Nunca ha demostrado ser madridista a pesar de jugar de juvenil, del primer equipo y entrenador del juvenil A, nunca se declaró madridista mas bien al contrario
desde luego yo le recuerdo alguna declaracion agradeciendo al club la posibilidad de empezar a entrenar y tal pero que efectivamente, no se consideraba madridista, mas bien valencianista. Reconozco que declaraciones contra el club de forma abierta o solapada tampoco le recuerdo.
un saludo
Buen futbolista. Guardo buen recuerdo de su estancia en el club.