Hace unos lustros, que un futbolista fuese o no a su selección era un refrendo casi necesario para asentar su estatus en el Madrid, no digamos ya si era español, que antes de la Ley Bosman eran la mayoría. A los madridistas nos hacía ilusión, a algunos incluso les llenaba de orgullo y satisfacción cual monarca en Nochebuena. Incluso su presencia o no en el equipo nacional era tema de enconado debate: que si Buyo está mejor que Zubizarreta, que juega con garrota y solo se deja caer hacia los lados, que si por qué narices Míchel no va a la selección, etc.
En cambio, ahora sucede lo contrario, al menos para una parte de los aficionados, entre los que me encuentro. Si un madridista titular no es convocado, muchos respiramos con alivio. En la actualidad, que un jugador del Madrid acuda con su combinado nacional es una faena. El número de partidos internacionales ha aumentado en la misma medida que ha decrecido la categoría y el interés de los mismos. Antes se jugaban un puñado de encuentros clasificatorios y la fase final de eurocopas y mundiales, más algún amistoso suelto de preparación. Ahora bajas a comprar y te encuentras un Bélgica-Luxemburgo en la sección de frescos del Carrefour.
Si un madridista titular no es convocado con su selección, muchos aficionados respiramos con alivio
La ausencia de Mendy en el Mundial ha generado controversia. Deschamps no ha convocado al lateral izquierdo madridista y hay quien no comprende la decisión del seleccionador francés. Con toda seguridad, al primero que le habría gustado ir es al propio Ferland. La alegría que produce la presencia en un mundial para un jugador es el único aspecto positivo que aprecio. Afortunadamente, su no presencia disminuye la probabilidad de que se lesione, de que lo lesionen o de que sufra algún problema de esos que se pueden padecer cuando uno viaja a un país donde no se respetan los derechos humanos, como es el caso de Catar.
Tampoco voy a analizar las causas que han motivado a Deschamps a dejarlo fuera del mundial, precisamente porque es Deschamps, un tipo que no convocó (afortunadamente) a Benzema durante años —más allá de que hubiese otro tipo de motivaciones— deja bien claro que sus decisiones no pueden juzgarse desde la lógica, y desde otros puntos de vista no me veo capaz de analizarlas.
Hay, sin embargo, situaciones en las cuales sí es positivo que convoquen a un madridista, por ejemplo cuando no es un titular indiscutible pero juega con asiduidad, ya que no está saturado de partidos y disputar encuentros con la selección puede ayudarle a coger ritmo de competición. También para los casos de futbolistas que participan en los partidos lo mismo que la foto de la primera comunión de la prima Angelita que está en la mesa de la tele (que está en la mesa de la tele la foto, no la prima Angelita, que ya tiene 48 años, pesa 75 kilos y desencolaría el mueble).
Este es el caso de Hazard, que no sabemos si hizo o no la primera comunión o tiene una prima Angelita, pero sí sabemos que no juega con el Madrid aunque esté en él. Y no juega porque no se encuentra en la forma necesaria para participar. De modo que actuar con su selección tiene la doble ventaja de que lo mete de lleno en la dinámica de los partidos y, con suerte, destaca y algún club quiere ficharlo.
Ahora muchos madridistas no necesitamos que nuestros jugadores titulares acudan a la selección para valorarlos o quererlos más. Por eso la presencia o no de Mendy con Francia no debe influir para su renovación con el Madrid, porque a dos años y medio del final de su contrato parece que se ha abierto ese melón.
Si fuese necesario renovarlo ahora, entiendo que sería una buena decisión hacerlo. Insisto, si hubiese necesidad, que a más de dos años de extinguirse la relación contractual no parece que la haya, pero vaya a usted a saber si me he perdido algo.
Si fuese necesario renovar a Mendy ahora, entiendo que sería una buena decisión hacerlo
Mendy no es el futbolista más estético que ha pisado la banda izquierda madridista, pero sí una maldita roca ígnea contra la que nadie quiere chocar. Las cualidades defensivas de Mendy —recordemos que es defensa— están fuera de toda duda. Es más, los que ven en el fútbol una tabla Excel dicen que cuando Mendy es de la partida el Madrid pierde menos. Dato nada despreciable si tenemos en cuenta de que lo que verdaderamente distingue al Madrid del resto es que gana más que nadie.
Sus detractores se escudan en lo tosco de su juego de ataque, en las accesos de inconsciencia que en ocasiones lo poseen cuando saca el balón controlado y lo llevan a asumir unos riesgos que han llenado las consultas de los cardiólogos de medio mundo. Sin embargo, creo que esos aspectos pulibles de sus juego no merman la valía de este futbolista.
Me erijo, sin autoridad alguna pero sí con entusiasmo, en representante de los defensores de Ferland y digo: queremos a Mendy y queremos que Mendy siga jugando en el Real Madrid mucho tiempo.
Getty Images.
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