He leído que le han preguntado a Benzema sobre Giroud, el delantero titular de la selección francesa, y el madridista ha respondido: “¿Comparaciones con Giroud? No confundas un Fórmula Uno con un kart”. La frase proviene de un directo en Instagram en el que el lionés ha respondido a preguntas de los aficionados e incluso ha hablado con Ronaldo Nazario, a quien le ha dicho que para él es el mejor, por delante de Zidane.
Están los ánimos en el Twitter de L’Equipe de un modo que recuerdan a los de, por ejemplo, el Ouija Today, pero en francés, claro. Es curioso ver cómo suceden las mismas cosas que aquí por ahí afuera. Recuerdo que una vez, en Berlín, salí del hotel por la noche para comprarle chocolate a mi mujer. No hacía mucho frío y al volver me detuve un momento y pensé, mirando a mi alrededor, que esa calle, allí mismo, podía ser una calle de Madrid.
La globalización lo ha cogido casi todo. De un modo a veces tan angustioso como cuando Neo, el de Matrix, se toma la pastilla y una especie de metal líquido empieza a cubrirle todo el cuerpo. Ese metal líquido ha llegado hasta el Twitter futbolero francés, donde resulta que se dicen las mismas cosas y de la misma forma que en los agradables y educados trinos españoles.
“Bande de merde”, le dice una aficionada benzemista al diario francés, a propósito de las declaraciones de Karim, sacadas, cómo no, de contexto. Hay franceses que están poniendo a Giroud por delante de Benzema en este partido inventado porque el primero tiene una Copa del Mundo y el segundo no. Es fascinante. No la comparación, que también, sino el asombroso parecido a cualquier polémica ad hoc suscitada por cualquier diario deportivo patrio.
Es una pena que casi todo sea igual. A lo mejor siempre lo fue y aquel misterio que sentíamos por los países y las ciudades y las cosas sólo era imaginación. La ignorancia amable de pensar que lo desconocido es mejor, o al menos distinto. Tan iguales somos, que estamos igual de jodidos. Supongo que en aquella calle de Berlín tan parecida a una de Madrid estarán también todos hoy metidos en casa, esperando el milagro de la normalidad. Qué cosas.
La normalidad como algo extraordinario es lo que ansiamos ahora. Todo es relativo, pero no necesitamos relativismos sino certezas. El relativismo como algo interior, no social. El relativismo vivo, pero confinado, nos lo pide hoy la mismísima naturaleza. Como para no hacerle caso. Como para no dejar de experimentar un rato, muy largo a ser posible. Para probar, aunque sólo sea eso.
No nos gusta (o no nos gustaba), aunque a muchos sí (más que a los que no), pero la normalidad ansiada es ver (descubrir) al diario L’Equipe tergiversar unas palabras de nuestro especial delantero favorito como si lo hiciera el diario As. Queremos oír decir y leer cosas fantásticas de Lautaro en los periódicos cataculés. Que nos hablen de Haalands (como soñaba Julia Pagano, ánimo Julia) y de Camavingas precisamente ahora, sí. Denle candela.
Ahora es el mejor momento para la fantasía y la comedia. Para el vodevil y la pantomima. Que saquen de nuevo la ouija o anuncien otra hernia de camino al tesoro de la paz. Perdónenme, pero hoy me siento un poco Blanche Dubois (en realidad siempre, aunque ahora de forma distinta, alarmantemente distinta) cuando decía aquello de que no quería realismo sino magia.
Giroud el delantero centro titular de la selección campeona del mundo que en todo el mundial 6 o 7 partidos no tiro ni una vez a puerta
Ils ne sont pas les mêmes et ne le seront jamais.!
Benzema est le seul!
Comme le Real Madrid!
?
No son ni serán lo mismo, nunca!
Benzema es único!
Como el Real Madrid!
Roncero es la leche jaja. Si le echais huevos a jugar a la ouija como se debe de jugar os dejo todo lo que necesitáis saludos.
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