¿Qué estabas haciendo cuando el Real Madrid fichó a Mbappé? Es probable que esta pregunta sea habitual en las conversaciones futuras entre madridistas. Con un poco de suerte, yo podré decir: «cuando el Real Madrid fichó a Mbappé, estaba escribiendo un artículo en el que preguntaba qué estabas haciendo cuando el Real Madrid ficho a Mbappé». Sería una agradable paradoja.
En estos momentos, la sensación (no información, o al menos no confirmada) es la de que hoy seguiremos con este tira y afloja entre Madrid y PSG y mañana podría ya anunciarse la llegada de la joven estrella francesa al club blanco.
Si finalmente sucede, ¿qué podrían estar haciendo algunos personajes conocidos (escogidos al azar, por supuesto) cuando llegue el momento? Vamos a fantasear un rato.
Por ejemplo, a Piqué lo imagino cabreado como una mona, como ese púber malcriado que tiene rabietas cuando sus padres no le montan en los caballitos. Seguramente se burle del fichaje de Mbappé arguyendo alguna razón demagógica mientras él mismo se encuentre ideando un negocio poco elegante, como cuando intentó entrar en el Espai Barça y Bartomeu se lo impidió porque no era ético. O tal vez, mientras critica el gasto del Madrid, él se compra el Tour de Francia. O la Estatua de la Libertad. Vaya usted a saber. Los inmaduros ricos y caprichosos son capaces de cualquier dispendio.
A Piqué lo imagino cabreado como una mona, como ese púber malcriado que tiene rabietas cuando sus padres no le montan en los caballitos
Me figuro a la fauna filoculé de El Chiringuito poniendo cara de tristeza real. «¿Qué estaba haciendo usted cuando el Madrid fichó a Mbappé? Pues mire, yo estaba haciendo la tristeza, la tristeza más absoluta. Me se iba la vida». La verdad es que no sé sus nombres. No lo digo con orgulloso ni con un sentimiento elitista, realmente no sé quienes son muchos de ellos. Sí conozco a Cristóbal Soria, que es un personaje ridículo que estoy seguro que interpreta a cambio de dinero, porque no puede existir alguien así de verdad. Lo mismo ocurre con el sudoríparo Jorge D’Alessandro. Al resto los respeto, no dudo de su bondad y profesionalidad pero no sé cómo se llaman, del mismo modo que ellos no tienen ni idea de quién soy yo.
Imagino al aficionado atlético, pero al atlético mamporrero del Barça, más enfadado aún que los seguidores del PSG. El mamporrero atlético probablemente se encuentre alimentándose de alimentos fritos y grasientos en el momento del fichaje de Mbappé por el Madrid, y en ese mismo instante comenzará a balbucir con la boca llena las comparaciones más demagógicas que la humanidad vio jamás. Son expertos en ello, siempre han vendido la burra de que son el equipo del pueblo, casi de que ellos se mantienen casi con el aire, con un gasto frugal, nimio, como pajarillos. Mientras tanto, han gastado más dinero en fichajes que el Madrid, Simeone es el entrenador mejor pagado, han sido equipo del Régimen de verdad o algunos representantes de su afición se han dedicado a cometer graves delitos de manera recurrente.
Visualizo periodistas del estilo de Juanma Trueba, Juanma Castaño, Alfredo Martínez, Kike Mateu o Kike Marín, leyendo en su Internet Explorer noticias de última hora tales como que Bartomeu explica en Harvard la singularidad del modelo Barça. De repente, reciben un telegrama en morse (o los más modernos un fax en hebreo antiguo) en el que les informan del fichaje de Mbappé por el Real Madrid. Entonces montan el cólera y a lomos de ella acuden a la redacción, donde tienen el ordeñador personal o PC y escriben con los dedos índices y despacio mensajes del tipo: «180 millones es una cantidad indecente mientras haigan personas pasando hambre» o «Menos capitales y más hospitales». Luego que si Ibai.
Visualizo a periodistas del estilo de Juanma Trueba, Juanma Castaño, Alfredo Martínez, Kike Mateu o Kike Marín, leyendo en su Internet Explorer noticias de última hora tales como que Bartomeu explica en Harvard la singularidad del modelo Barça
No sé por qué, pero algo me dice que el fichaje sorprenderá a Victoria Beckham haciendo un sofrito para el arroz con cosas. Pero nada más conocerlo, acudirá a la presentación de una nueva marca de neveras con una foto del Kylian en las manos.
Y finalmente imagino al seguidor medio madridista trabajando, en una terraza, en casa o escribiendo absurdeces varias en un folio, y en el momento del anuncio del fichaje de Mbappé, espetará un «¡Bien!», sonreirá, hará otra muesca en el revólver y lo celebrará tomándose unos vinos y comiéndose un helado de turrón.
Fotografías Imago.
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