Quien lea Puskas, la novela de Daniel Entrialgo, tendrá al húngaro como su jugador favorito de la historia. Y se lamentará de que Amazon, Netflix y HBO realicen sus producciones en los tiempos de Sergio Ramos y no en los de Ferenc Purczeld Bíró, el nombre real con el que nació Puskas hasta que su padre decidió modificar el apellido familiar ante el ambiente enrarecido que había entre los magiares hacia todo lo que sonaba a alemán poco antes del comienzo de la II Guerra Mundial.
Entrialgo aborda a modo de novela la vida de Puskas, desde sus partidos en un descampado cercano a su casa de Budapest hasta su nómada carrera como entrenador (dirigió equipos en los cinco continentes), a la vez que repasa los acontecimientos más importantes que tuvieron lugar en Centroeuropa desde los años 30 hasta los 60, siempre con la carrera de Puskas como eje central.
Se empatiza tanto con Puskas y su vida que si al acabar el libro le piden al lector que tiene la posibilidad de cambiar el resultado de cualquier partido de la historia, elegirá eliminar el milagro de Berna y consagrar a los magiares mágicos. La historia (y el árbitro inglés que anuló el gol legal del empate de Puskas en los últimos minutos) eligió que ganara Goliat (Alemania) antes de ser Goliat.
Puskas era la estrella de aquel Equipo Dorado y, sin embargo, lo más admirable de su carrera llegó después de todo aquello, cuando ya tenía 31 años. Tras casi dos años sin poder jugar por la sanción que le impuso la FIFA tras la denuncia de la federación húngara (había sido acusado de traición a la patria en su país) y con 18 kilos de sobrepeso, Pancho, como lo rebautizó Di Stéfano porque según él Ferenc se parecía a Francisco pero ya había un Paco (Gento), se puso a sudar bajo el madrileño sol abrasador del mes de agosto con un chándal de tejido muy grueso para coger la forma cuanto antes y seguir marcando goles hasta los 39 años.
Fue el mejor goleador del siglo XX, con una zurda que hipnotiza a quien se ponga a ver sus goles en Youtube, y da rabia que su nombre no salga entre los cinco mejores de la historia, quizá porque cueste asumir que un equipo juntara en la misma época a dos talentos tan brillantes como el húngaro y Di Stéfano; como si la cuota de aquel tiempo ya estuviera cubierta con el argentino. Es el problema de hacer clasificaciones sin tener todos los datos a nuestra disposición o sin haberlo vivido todo. Sí disponemos de libros de historia futbolística y un museo en el Santiago Bernabéu que da fe de que el Madrid se hizo gigante con Di Stéfano, Gento y Puskas: cuesta poco imaginar en el nuevo Bernabéu una estatua de los tres al estilo de la Santísima Trinidad del United (George Best, Denis Law y Bobby Charlton) en las afueras de Old Trafford; otra cosa será verla.
Puskas creció en una tierra cercada primero por la ultraderecha y después por el comunismo. Fue leyenda, repudiado, exiliado, ¿traidor?, resucitado en España y homenajeado 25 años después en su país. Una vida de película, o de novela, en este caso, que Entrialgo remata con la frase que dijo Puskas en una de sus últimas entrevistas: "He disfrutado mucho la vida... Pero, ¿sabe qué? Más aún que la vida me gustó el fútbol".
Excepcional jugador injustamente olvidado por los que no tuvieron el privilegio de verle sobre un terreno, mientras se alaba y se idolatra a auténticas medianias. El más grande goleador que yo haya visto , con un ratio de oportunidades/ goles increíble. Y ademas como ser humano fue una persona de una generosidad extraordinaria.
Yo no tuve la ocasión de verle jugar.
Mi padre, que ya era seguidor del Madrid desde los años 30, sí.
Y siempre me dijo, que junto a Di Stéfano, Puskas era el mejor jugador que había visto nunca.
Se cuenta que entrenaba chutando a los postes y al larguero, y apostaba con los compañeros sobre quién acertaba más golpeando el poste. Como era de esperar, ganaba Puskas.
Gracias por recordar a una leyenda.
Saludos.
Era más difícil todavia, ponían una cajetilla de tabaco sobre el travesaño y se jugaban las cañas del aperitivo a ver quien le daba. Y casi siempre ganaba Puskas.
Que bueno.
Yo he visto imágenes antiguas, que muchas no hacen justicia.Pero sí he leído cosas de gente que jugó con él, o que le vieron jugar. No hay discusión es uno de los grandes. Pero es que menudos jugadores que tenía el Madrid. Si no, no se gana lo que se ganó.
Y don Francisco???
A este no le va a superar nadie.
Un grande muy grande. Cañoncito pum.
Sin duda alguna don Alfredo Puskas y Gento están entre los 10 mejores de la historia...sucede que son del REAL MADRID, y no lo digo yo, mirar estadísticas a ver quién las superan...los gustos interesados son como la espalda todos tenemos una pero los números no engañan, pues eso...ajo y claro esta a estos les uno cr7 Raúl y ZZ
El madridismo tiene que transmitir la memoria de estos portentosos jugadores, porque son los que crearon la leyenda del Real Madrid. La camiseta blanca es lo que es gracias a ellos. Todo lo demás, por bueno que haya sido, es añadir al mito.
Eso es verdad. Una verdad con una casa. No hemos visto jugar a Di Stéfano, ni a Puskas, ni a Gento, ni a los grandes clásicos del Madrid, pero entonces... ¿Por qué somos del Madrid? Porque ellos, con Bernabéu, crearon la leyenda y el mito, que ha trascendido el tiempo por encima de desviaciones periodísticas e historiadores trileros. Cuando yo tenía unos 8 años ni había Internet ni p*****en vinagre. En una biblioteca donde íbamos a documentarnos para nuestros estudios, recuerdo que, consultando una enciclopedia, vi con los ojos como platos que el equipo más veces campeón de Europa era ni más ni menos que... ¡El Real Madrid!
Los datos quedan siempre para la historia, y la historia es nuestro hoy vilipendiado Madrid. Por eso el vinagre que nos da a beber todos los días «la mejor prensa deportiva del mundo» quedará en el olvido en unos años y las recientes Copas de Europa quedarán por siempre en la historia, sumándose a las que yo descubrí asombrado según mi infancia. Eso es indeleble y queda grabado. Para siempre.
Por cierto, sería genial que a los chavales de la cantera les enseñaran este tipo de artículos.
Vi jugar a Puskas y para ser un zurdo cerrado le daba lo mismo de donde viniera el balón, remataba con la zurda, tenia un porcentaje muy elevado de poner el balón entre los tres palos aunque tampoco lo hacia mal con la derecha ó de cabeza si las circunstancias lo exigian, con los mismos resultados, tenia la portería contraria perfectamente ubicada en su cabeza, no tenia pierna mala, como justifican ahora.
en saques de falta con el balón no andaba con tanta parsimonia y teatralidad como vemos ahora, a veces ni la tocaba antes de chutar, le daba igual para donde mirara la válvula o donde se pusiera la barrera, la pelota iria entre los palos o muy cerca.
Di Stéfano y Puskas son los dos portentos más grandes que he visto en el fútbol
Puskas con menos años y antes de venir al Real debió ser la Luna en Verso Futbolistico. siempre
!! HALA MADRÍ !!