Como Juanito en Pucela

El 26 de abril de 1981, el viejo estadio José Zorrilla vivió un hecho excepcional, de esos que se recuerdan pasen los años que pasen. Se disputaba la última jornada de la temporada 80/81 y el Real Madrid de Boskov rendía visita a un estadio que pocos meses después fue demolido para acoger el Nuevo Estadio José Zorrilla —apodado de ‘La Pulmonía’— con motivo del Mundial 82. Fue la última visita del Madrid al antiguo estadio pucelano.

El Madrid dependía de una carambola. Igual que en esta última jornada de la 20/21, justo cuarenta años después: ganar su partido y esperar que el rival, en aquella ocasión la Real Sociedad, perdiera. Ahora, al Madrid le vale con que el Atleti no gane. Y tanto hace cuatro décadas como ahora, el Real Valladolid es juez y parte en todo este asunto. Los pucelanos, aquel 26 de abril de 1981, no se jugaban nada, pero en cambio ahora, de perder, estarían sin remisión posible en Segunda División. Ganando tampoco lo tienen mucho mejor, pero al menos albergarían una esperanza de salvación in extremis. Son las que mejor saben.

Lo cierto es que el Madrid ganó 1-3 el partido y Juan Gómez ‘Juanito’, genio y figura, comenzó a recorrer el camino hacia los vestuarios de rodillas en cumplimiento de una promesa que había hechos días previos. Una imagen icónica que se producía al mismo tiempo que en el graderío la hinchada madridista entonaba el alirón.

Pero no era eso lo que estaba ocurriendo en realidad. Una confusión en los marcadores simultáneos y las comunicaciones de la época, hicieron creer a los aficionados y jugadores que velaban armas en el José Zorrilla que el partido de El Molinón donde se enfrentaban el Sporting y la Real Sociedad había concluido con la victoria rojiblanca. Pero lo cierto es que el realista Zamora había marcado en el último suspiro y la Liga se marchaba hacia San Sebastián al mismo tiempo que Juanito encaraba de rodillas los escalones del túnel de vestuarios.

La historia, con muchos matices, es cíclica y este sábado hay argumentos comunes con aquel 26 de abril del 81. El Madrid no juega en Pucela, lo hace el Atleti, pero al igual que sucedió entonces, no depende de sí mismo y el Real Valladolid es convidado clave en un desenlace que promete ser de infarto.

A Juanito, que es protagonista del santoral madridista, se le cortó en seco aquella promesa que estaba empeñado en cumplir de rodillas. Zamora fue el héroe y don Juan se quedó con el molde.

Quizá sea por ello por lo que el fútbol, empeñado en tantas y tantas ocasiones en ser cíclico y buscar coincidencias imposibles, esté preparando una de sus monumentales sorpresas para la tarde de mañana. ‘Yo no creo en las meigas, pero haberlas, haylas’, dice el refranero gallego.

Al Madrid no le queda otra que ganar y esperar. La temporada ha sido tremenda, un continuo Mortirolo de lesiones, bajas por Covid-19 y arbitrajes espantosos. A pesar de todo ello, tirando de ADN, de escudo y de una unidad B que a la hora de la verdad, ha dado el paso adelante, llega al último partido, al último saludo en el escenario con opciones de levantar el título. Algo que no está al alcance de cualquiera, como bien se ha visto con el FC Barcelona, desconectado cuando las rampas más duras hicieron aparición.

Pucela tiene la última palabra. Quizá sea el momento de cerrar el círculo del camino que comenzó Juanito hace cuarenta años. A las 19:50 horas, tendremos las respuestas a este galimatías en el que se ha convertido la última jornada de esta temporada.

Fotografías Imago.