PSG-Real Madrid: desde París sin amor

Vuelve la Copa de Europa. Vuelve la competición fetiche de un Real Madrid que visita esta noche París para enfrentarse al conjunto de Thomas Tuchel. Y es hoy, especialmente, cuando cobra más importancia el sentido literal de la frase, pues sin Neymar, Mbappé, ni Cavani, el cuadro francés será, por encima de todo, lo que quiera su entrenador. Él será el gran puntal sobre el que los parisinos intentarán sobreponerse a estas dolorosas bajas y dar un golpe sobre la mesa, tras un verano en el que se han movido mejor que en el último lustro.

Solo el paso a tres centrales, con Diallo siendo de la partida, puede alejar al PSG del once más previsible esta noche.

Seguramente fuesen portería y centro del campo las asignaturas pendientes a reforzar de cara a ese objetivo al que solo su tremenda delantera podía acercarle. Especialmente los nombres de Keylor Navas, Ander Herrera y Pablo Sarabia elevan el techo de un equipo que, ahora sí, tiene más cerca ese equilibrio que tanto demandaba. Con la guinda de Mauro Icardi en el cierre de mercado, Tuchel tiene un abanico suficiente para intentar plasmar un once y un sistema que busquen las debilidades de un Real Madrid imprevisible y volátil en juego e identidad.

A priori, y tras algunas probaturas con sistema de tres centrales en este inicio de temporada, quizá la apuesta por un 4-3-3 sea lo más probable en el cuadro francés, con Navas bajo palos, Thiago Silva y Marquinhos comandando la zaga, Meunier y Bernat en los carriles, Gueye como medio centro con Verratti y Ander escoltándole desde los interiores, y una tripleta atacante con Di María y Sarabia por fuera (intercambiándose quizá por momentos) e Icardi en la punta de lanza.

Hazard, Bale y James suponen una suma de calidad notable respecto a cualquier otra combinación en la línea de mediapuntas.

Tampoco parece que vaya a haber demasiadas sorpresas en el once madridista, al no ser pocas las bajas que tendrá que resolver Zinedine Zidane y escasas también las posibilidades de intercambio de cromos. Sin Marcelo, Ramos, Modric, Isco ni Asensio, el francés quizá ordene a los suyos bajo un once en el que, los hasta hace poco aislados, James Rodríguez y Gareth Bale sean de la partida, en un esquema eminentemente ofensivo junto a Hazard y Karim en ataque, Kroos y Casemiro en el doble pivote, y una línea defensiva formada por Carvajal, Varane, Militao y Mendy.

El inicio de temporada merengue está siendo irregular en el plano colectivo pero, y es justo decirlo, ilusionante en referencia a ciertas individualidades. La mejora de Toni Kroos en el puesto de mando, de Casemiro en lo que le hace de los mejores del mundo, el estado de forma de Benzema y la vuelta de la sonrisa en las caras de James y Bale son las noticias más positivas en este primer mes. Sin embargo, desde el plano colectivo, el equipo sigue manteniendo poca continuidad en su fútbol. Lejos de una estructura que se sobreponga a momentos individuales, la fluidez en el juego y acierto ofensivo dependen, por ahora, de la inspiración de sus mejores hombres. La vuelta de Hazard en ese aspecto supone un paso al frente.

Benzema alimentando a Bale y Hazard, y Militao y Varane anticipando, dos aspectos muy potentes en clave madridista.

De cara a valorar a posibles duelos concretos a destacar frente al PSG o aspectos tácticos que cobren especial interés, seguramente sea la pareja Eden Hazard-Gareth Bale la que merezca mención especial. Jugando por detrás de Benzema, en ese triángulo vacío que se genera entre lateral (Meunier o Bernat), central (Thiago Silva o Marquinhos) y pivote (Gueye previsiblemente) podrían encontrar el espacio para atacar las cosquillas al engranaje defensivo rival. Con un Benzema muy fino en su juego que puede potenciarles a la perfección para que reciban de cara cerca de la frontal, ambos, a día de hoy, son las dos grandes armas anotadoras blancas. De la conexión entre los tres dependerá gran parte del devenir reciente del equipo.

Por su parte, cruzando al campo hasta las cercanías de Courtois, la figura de Pablo Sarabia se intuye como principal de cara a golpear a un sistema defensivo muy alejado de su mínimo exigible. Seguramente de haberse enfrentado a Marcelo se estaría planteando esta previa de una forma diferente, pues la eminente profundidad y altura de partida del brasileño serían un filón a explotar por el español, tanto arrancando en banda y atacando el pico del área como cargando el segundo palo. Será Mendy el que tenga que bregar con él, pero visto su gran concurso defensivo en Villarreal existe un buen precedente para intentar valorar su potencial sin balón, algo que a la larga puede darle minutos en ciertos partidos. Algo así como lo que sucedió con Coentrão en aquel tramo 2012-2014. En cuanto al centro de la zaga, la pareja que formarán Varane y Militao conlleva contar con dos zagueros que se sienten muy cómodos yendo a defender lejos de su área. En ese sentido, el acecho que supone Icardi en esas acciones quizá no sea demasiado peligroso, ya que se trata de un delantero de radio corto de acción y más prolífico a dañar dentro del área que lejos de ella. Si Varane o Militao tienen que salir a anticipar contra Di María o Sarabia, en caso de que la línea Kroos-Casemiro quede expuesta, las ausencias de Mbappé y Cavani corriendo al espacio les minimizan el riesgo.

Sin tener que enfrentar a dos de los atacantes que componen el TOP5 actual, Zidane y el Madrid están ante una oportunidad de ganar autoestima e inyectarse un chute de confianza que palie, en parte, las dudas que su inicio liguero está generando.