La cosa se explica en pocas palabras, y sin embargo hay que hacer un esfuerzo para creerla. No voy a mentir. Es todo lo que puedo prometer de inicio.
En la noche del 19 de mayo de 1998, la voz de Lorenzo Sanz se escuchó en el programa de José María García en la Cope. Como cualquier madridista que se vista por los pies habrá adivinado, hablaba desde Ámsterdam, donde al día siguiente jugaba el Real Madrid el partido más crucial de los últimos 32 años de su Historia. Yo le escuchaba desde mi casa en Madrid. Era yo un apasionado madridista de
28 años que dudaba si vería al Madrid, algún día, ganar la Copa de Europa. La noche en cuestión estaba, por tanto, henchida de expectativa.
En un momento dado de su entrevista periodística con García, Sanz lanzó una predicción. Puede traicionarme la memoria, han pasado veintitantos años, pero lo que el entonces presidente del club profetizó no fue algo muy distinto de esto, y con la siguiente observación preliminar:
-He estado viendo entrenar a los chicos y, a pesar de que aún no ha marcado en esta competición, estoy convencido de que el hombre de la final será Pedja Mijatovic.
Lo dijo. Es imposible que no lo dijera. No habría podido dormir ni bajo el efecto del somnífero más infalible, estaba demasiado nervioso como para eso, de manera que no se trata de una ensoñación que yo creyera oír, en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia.
Hace pocos días, por causas que no viene al caso detallar aquí, tuve la ocasión de hablar unos minutos con Pedja Mijatovic. En un momento dado, le recordé el vaticinio de su querido D. Lorenzo. Me miró frunciendo el ceño.
-Te confundes con Fernando Sanz, su hijo- aventuró-. Fernando me había dicho que iba a marcar, y por eso me fui corriendo como un loco hacia él cuando logré el gol. Fernando estaba en el banquillo y…
No, le dije a Pedja. No. Conozco lo que cuentas, ha sido contado mil veces. Sé que Fernando Sanz te había dicho que marcarías y que por eso le dedicaste el gol. Pero yo te hablo de otro augurio. El del padre de Fernando.
-¿Lorenzo Sanz dijo en la radio que marcaría?
-No dijo exactamente que tú marcarías. Eso, ya lo sé, te lo dijo a ti personalmente su hijo. Pero Lorenzo adelantó en la radio que tú serías el hombre de la final. No me digas que no sabías esto.
La cara de perplejidad del montenegrino dejaba claro que no. Que no lo sabía. La perplejidad dejó paso súbitamente a la emoción.
-Los dos. El padre y el hijo. Los dos lo intuyeron. Hay algo mágico aquí…
La emoción, en el fondo, era toda mía. Por un momento, en mi insignificancia de aficionado, yo había pasado a jugar un papel en el entramado de leyendas urbanas en que consiste la Séptima. Había jugado el papel de hilo transmisor de las mismas. Si durante varios lustros yo había dado por hecho que todo el mundo conocía la profecía de Lorenzo Sanz en el programa del Butano, ¿cómo no iba a conocerla el protagonista de la misma? Pues resulta que no. Que no la conocía. La incredulidad de Mijatovic ante la revelación de la anécdota solo era superada por mi propia estupefacción ante el hecho de que no la supiera. Daba la historia por universalmente sabida, casi por lugar común. Y resulta que al mismísimo héroe no le había llegado el canto del juglar.
Días después, comí con Lorenzo Sanz hijo. Tengo una buena amistad con él. Aprecio mucho su inteligencia, su conversación siempre amena y ese amor incondicional por el Madrid que ha heredado de su padre. Por supuesto, le había reservado para los postres lo de Mijatovic y la profecía de Lorenzo Sr.
-¿Te puedes creer que Pedja no sabía lo de la predicción de tu padre la víspera de la Séptima?
-¿Qué predicción?
-Lo del Butano. Lo de que Pedja sería el hombre de la final.
Lorenzo me miró algo aturdido. Es un caballero y no disfruta corrigiendo los errores ajenos.
-Creo que te equivocas. El que auguró que Pedja marcaría el gol de la victoria fue mi hermano Fernando. Por eso Pedja salió corriendo hacia el banquillo, para dedicarle el gol.
-No. A ver, Lorenzo. Si de eso soy consciente, puntualicé. Yo te hablo de otro augurio, parecido pero no el mismo. Te hablo de tu padre en la Cope. Lo que dijo la víspera. Todo el mundo lo sabe.
Quizá todo el mundo lo sepa, pero Pedja no. Quizá todo el mundo lo sepa, pero Lorenzo tampoco.
-¿Mi padre declaró en la radio que intuía que Pedja sería el hombre de la final?
He llegado a pensar que tal vez no se trate de que todo el mundo lo sepa excepto Pedja y Lorenzo. Tal vez no lo sabe nadie excepto Jesús Bengoechea, que cree saberlo erróneamente y de modo pretencioso pretende ahora haber contribuido a conectar los cables sueltos del testimonio oral del trivial pursuit de la Séptima. ¿Trivial pursuit? Las historias que rodean la Séptima, transmitidas de generación en generación, forman parte del mito tanto como la Séptima misma. La conjura de la habitación número 5. El minuto 66 como guiño al año 66, la anterior Copa de Europa frente a otro equipo blanquinegro. El champán gentilmente cedido por una Juventus derrotada (cuánta dignidad decadente cabe en un champán prestado por el perdedor). La profecía alentadora, boca a oreja, de Fernando Sanz al ocho, vas a marcar. ¿La de Lorenzo Sanz padre a José María García la misma noche de la conjura de la habitación número 5? La pongo entre interrogaciones porque ya dudo. ¿Es posible que algo tan extraordinario pasara desapercibido para los triunfadores? ¿Es posible que la celebridad de la profecía de Fernando Sanz eclipsara a la de su padre? ¿Es posible que, en el tumulto de tanto júbilo, se perdiera uno de los eslabones de la leyenda y que yo, en mi infinita humildad de mero mitómano, les haya descubierto este detalle a dos personas tan cercanas a la carne de la gesta?
Decidme que nunca escuché tal cosa. Mentidme con el registro ficticio de los archivos sonoros de la Cope (¿era la Cope?) en la noche en cuestión. Contadme que nunca ocurrió. Decidme ya que estoy loco. Necesito amputar de mí este orgullo insensato de correveidile de la gloria.
Fotografías: Imago.
A mí, nacido en 1980 y por tanto 10 años más joven que D. Jesús, lo que me chirría es precisamente lo de Antena 3 Radio. Creo que para 1998 ya se había producido el antenicidio. Por si sirve de algo, quizá me equivoque.
Ni en el 98 García estaba en Antena 3, estaba en Cope, ni pudo ser el día 27 porque el partido se jugó el 20 de mayo del 98, nivelazo...
No aseguro nada. Me suena mucho que Lorenzo Sanz , efectivamente, hizo hincapié en Pedja Mijatovic diciendo que iba a ser el hombre de la final en Amsterdam. Lo que tengo menos claro es si se lo escuché decir dirigido al butanito o al otro.
Sea como fuere, con predicción o sin ella, el partido se jugó y se ganó. Contra pronóstico, de manera merecida, peleando cada balón... campeonamos. Yo también era un joven de 28 años repleto de dudas acerca del Madrid y la Copa de Europa, y no puedo corroborar la historia del Butano porque dejé de escucharlo mucho tiempo antes, tras las persecuciones a la Quinta del Buitre y a Perico Delgado, o los silencios cómplices tras los atracos de Tenerife o la final de Copa del 90 en Mestalla. Lo de la prensa antimadridista viene de mucho tiempo atrás.
Muy parecido me sucede. Pero esa noche sabíamos que podía ser la antesala histórica de la Décima, era muy especial y es más probable que hiciese "tuning", decidiendo hacer una excepción al ver que el protagonista era el presidente del Real Madrid, don Lorenzo Sanz. Lo tengo claro, con, Juan Padrós, Santiago Bernabéu y Florentino Pérez el mejor presidente, para mí, que ha tenido el club.
¡ HALA MADRID Y FORZA BRASIL !
“La Sétima”.
Creo que Bengoechea confunde una entrevista a Lorenzo Sanz padre en Dortmund el día de la semifinal. Ese día Lorenzo dijo que había estado viendo al equipo entrenar en el Westfallen a pie de campo y que estaban como aviones (y era cierto) y que Mijatovic sería el hombre del partido. Sin embargo el hombre del partido fue Redondo que se marcó una exhibición y se comió al campeón de europa. Lo que vino después es historia.
Carlos Santandreu Muñoz socio número 1057.
Yo sí te creó,y no dudo de la veracidad de la afirmación,esa copa de Europa fue toda ella mágica,en la fase de clasificación, habíamos dejado al todo poderoso Manchester United de David Beckham fuera 0-0 en Madrid 2-3 en Manchester,y al n menos todopoderoso Bayern Múnich en semifinales 2-0 en Madrid 1-2 en Munich,no podíamos perder en Ámsterdam.
Que Dios tenga en su Gloria a Don Lorenzo...
Una vez más, puede ser que me equivoque, pero creo que esa eliminatoria contra el ManU que Ud. apunta fue dos años después, cuando la Octava, en el 2000. Lo recuerdo porque el Madrid ya iba equipado con Adidas, y ese partido vistió la negra con la que luego ganamos la final al Valencia.
Exacto. El Madrid eliminó a Leverkusen y Dortmund.
La temporada a la que usted se refiere es la 1999-2000.
Pues quizás sea que el tiempo tergiversa y notifica los recuerdos, pero don Jesús, yo juraría que le oí decir más o menos lo mismo al presidente.
MODIFICA los recuerdos.
La profecía si non e vero e ven trovato.
Jesús, andamos por los mismos años. Los más jóvenes no pueden hacerse a la idea de lo que fue esa Copa de Europa. El Madrid tenía las míticas seis copas, pero eran anteriores a nuestro nacimiento. Parecía que una nueva copa de Europa no iba a llegar nunca. Tampoco en baloncesto. Lo de las copas en blanco negro dolía. El anuncio de un coche que llegaba a un paraje tan recóndito y perdido que un hombre solitario preguntaba: ¿y el Madrid qué? ¿otra vez campeón de Europa? también dolía. La derrota del 81, los intentos fallidos y frustrantes de la Quinta del Buitre… Mi pesadilla era que algún equipo nos llegase a superar en copas de Europa.
Todo eso me ha permitido ser consciente de lo dificilísimo que es ganar una copa de Europa y el mérito que tiene. Me ha permitido disfrutar de todas las copas del Madrid en su justa medida.
Cierto, pero ahora muchos madridistas se parecen en exceso al primo de Harry Potter en el día de su cumpleaños.
Y el antimadridismo ha crecido porque la gente se había acostumbrado a que el Madrid, en términos competitivos, fuera un equipo más, a la altura del Athletic, Valencia, Sevilla y en ocasiones por debajo de Barça o Atleti.
Hago mías todas tus palabras hasta el punto final. Yo siempre decía que no me quería morir sin ver al Madrid ganar una Copa de Europa. Y tenía un pánico enfermizo porque estaba casi convencido de que el Milán iba a superarnos en número de trofeos. Los italianos en aquellos años eran absolutamente imbatibles. Y el Milán... Creo que no los galácticos me han hecho disfrutar tanto como la quinta del Buitre y "su evolución", pero es que llegaba el Milán y nos comía siempre. Por eso, en la Séptima, cuando nos tocó otro italiano, con Zidane y Davids, que era un fenómeno aunque tendrían que haberlo expulsado al final del primer tiempo, yo tenía ese gusanillo de pensar que estaba viendo algo histórico que no sabía si volvería a ver, pero estaba casi convencido de que íbamos a palmar.
Era un pálpito que tenía mucha gente. Mijatovic no había marcado en todo el torneo, lo que era extraño, y por lo tanto se esperaba que para la final ofreciera su mejor cara y fuera decisivo, tal como sucedió.
Lo de la final de Amsterdam marcó un punto de inflexion en el madridismo yo creo. Un renacimiento del madridismo como club puntero en Europa tras 32 años donde lo más cerca que se estuvo fue en los 80 sin llegar a completarlo.
Para colmo de regocijo, el butano, en esa epoca en la cadena cope, hizo el ridiculo en directo cuando intento contactar con el presidente del real madrid en su hotel de amsterdam, llamando el mismo y tratando de que la recepcionista le pasase con Sanz, en un cutrenglish que daba una mezcla entre pena y risa... ojala este en youtube..