Toda liga encierra incontables historias, aunque la conclusión más objetiva de la corriente coloca al Real Madrid como el mejor equipo de España con certeza. Cualquier alegación en contra induce el rechazo automático, pues la superioridad se ha manifestado desde la primera jornada sin apenas descuidos o debilidades. Esta competición refleja el carácter sostenido, la voluntad persistente, la constancia, en un juego siempre travieso, ocultador de accidentes inesperados. Así es el fútbol, cuya única vara de medir es la victoria, y al conseguir el título de Liga la temporada del Real Madrid nunca encierra un fracaso, sino el objetivo logrado.
Así me lo explicó Wayne Brabender antes de que fuera jugador de la primera plantilla, ya que el destino me condujo previamente a la selección nacional, en la que coincidimos. La Copa de Europa antaño y la Champions y la Euroliga hoy día significan el logro de la gloria inmediata, si bien aún es más esquiva que la competición propia. No hay más que echar un vistazo al palmarés del equipo de fútbol. El trofeo soñado se ha conseguido siempre en tacadas prodigiosas, 5-3-4, a excepción de la solitaria yé-yé, una extraña en este tipo de argumentación. Junto a la gran cantidad de ediciones celebradas, y que el Madrid sea el más laureado sólo con 13 de 65, explica —junto al razonamiento previo— la enorme dificultad de su obtención, el mérito sin par del Real Madrid y el ilógico de colocarla como objetivo único, a salvo de querer convertir la marcha del club en fracaso casi continuado.
Así es el fútbol, cuya única vara de medir es la victoria, y al conseguir el título de Liga la temporada del Real Madrid nunca encierra un fracaso, sino el objetivo logrado
Si Europa es el éxtasis, la Liga es el disfrute continuo, el sabor incomparable de lo habitual, casi cotidiano cuando se juntan las jornadas en una semana. El Real Madrid imbuyó en mi persona este deseo permanente de victoria, y me tomo muy mal cualquier derrota, de forma que tengo otra razón más para colocar la ligar en primer plano, y creo que no soy el único con este pensamiento. Los partidos ligueros han dado grandes tardes de gloria, y la presente edición se une a una de las más brillantes. El actual cuenta con jugadores artísticos, de genial ejecutar, a los que resultaría un placer hasta verlos como se calzan las botas, y que crean retazos sorprendentes en momentos sin importar la circunstancia.
Sólo ver jugar a Modric, Kroos y Benzema justifica el pago del abono, ya que todos se armonizan con la perfección, con la sincronicidad, con la belleza de la ejecución en movimiento. También Vinicius es un jugador del que se espera lo impensable, aunque lo alterne con errores de bulto que compensa con los aciertos decisivos, con su bregar y su sonrisa que invita a la imitación.
Por estas y otras cuestiones —tampoco anido el ánimo de la exhaustividad— soy un gran seguidor de la Liga, de esos estadios envenenados para cualquier visitante, de esos domingos en el sillón disfrutando del Real Madrid con la mente en blanco. Me parece un acierto decidido que la afición y el club consideren la regularidad como un gran premio, pues el credo madridista que me enseñaron incluía la cláusula del esfuerzo diario, por la camiseta y por los aficionados. Y así es la historia de este club, el más laureado del mundo porque consiguió una enorme cantidad de competiciones nacionales. Y así debe seguir siendo.
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Admirado José Luis, no puedo estar más de acuerdo. Cuando escucho que alguien defenestra la Liga o los campos pequeños yo siempre saco la teoría del "a pesar de".
El Madrid tiene que ir a jugar a esos campos pequeños, malencarados, que te esperan con un cierzo o una lluvia fina helada en las tardes de invierno. Tiene que ir a jugar a las cuatro de la tarde a una isla soleada. Tiene que ganar partidos funcionariales como el administrativo que ficha un miércoles de agosto. ¿Por qué? Porque en su deber está ganar La Liga a pesar de todo eso. Está escrito, el Madrid ganará.
Y ganará a pesar de los chanchullos del tinglado. A pesar de jugar contra todos, que es poesía de la victoria. El Madrid va a seguir ganando a pesar de que todo esto y mucho más. Eso es el Madrid y no cualquier otro club.
Madridista, cuando alguien te amenace con un lacónico "hemos vuelto" no olvides responder "¿y cuándo nos hemos ido nosotros?".
Excelente artículo.
Soy un Madridista en la distancia que una vez descubrio que el escudo y la historia en lo más importante nunca ha mirado mirado hacia atrás…Hala Madrid!
El antimadridismo no descansa, tan solo se decepciona, encabrona o intensifica . Y es bastante previsible.
Los madridistas sabíamos que los antis siempre valoran más el título no obtenido por el Real Madrid que el alcanzado. De tal modo que ,si no se gana la Champions esta temporada, esta será la competición mucho más importante. Nos conocemos todos.