Fue Winston Churchill quien dijo que “cambiar no siempre equivale a mejorar, pero para mejorar, hay que cambiar”. No deja de sorprender la reticencia a la evolución que suelen mostrar los estamentos que rigen el fútbol. Cualquier propuesta transformadora se confronta como si de una amenazante fiera se tratara. No es la primera vez que Florentino Pérez demanda que se alteren aspectos evidentemente mejorables del arbitraje, especialmente en lo que atañe a su transparencia. La respuesta obtenida tanto de opinadores y medios poco afines, como de las instituciones implicadas, ha sido contundente e invariable; ni se contempla, ni se toleraría el más mínimo intento de modificación.
Instalados en la paradoja, llevan décadas pintándonos al presidente del Real Madrid como un malvado ser con un poder omnímodo a nivel político y deportivo. La ausencia de esa supuesta autoridad apabullante queda demostrada con el hecho de que las sugerencias procedentes de la directiva merengue son indefectiblemente rechazadas por Federación o Liga, teniendo este último organismo numerosas denuncias interpuestas por el Madrid.
Otra paradoja de difícil explicación; si el Madrid es siempre el gran favorecido por el arbitraje, según reza la incesantemente difundida leyenda negra, ¿por qué es el único que pretende cambiarlo? Ni un solo otro club ha recogido el guante lanzado por Florentino. Ni siquiera aquellos que han sufrido evidentes perjuicios esta temporada, que incluso les han costado el descenso, han querido sumarse a la iniciativa renovadora madridista. Y los que lanzan comunicados acerca de supuestos agravios históricos con su rival local por una jugada muy concreta y obviando datos que no se pueden explicar desde la estadística si eliminamos la posibilidad de que exista una tendencia intencional, también parecen encontrarse cómodos en este sistema.
Si el Madrid es siempre el gran favorecido por el arbitraje, según reza la incesantemente difundida leyenda negra, ¿por qué es el único que pretende cambiarlo?
La conclusión lógica es justamente esta; si no te quejas de los métodos del CTA, ni quieres conocer sus criterios arbitrales para puntuar, ascender, descender, asignar partidos o ‘meter en la nevera’ a los colegiados es porque crees en la integridad del régimen actual, o porque estás sacando tu tajada. Existe una última posibilidad, que seas consciente de que ponerse enfrente de este gremio supuestamente neutral te convierte en su enemigo, y que acabarás pagándolo.
El arbitraje, que acumula gigantescas sospechas de corrupción en los últimos años, sigue intentando convencernos de que se mantiene impoluto, mientras asistimos a escándalos semanales, algunos tan groseros como el hurto de imágenes del VAR a un árbitro que, solo con lo que había visto en directo, ya debería haber tomado una decisión completamente diferente a la que determinó. Si anda como un prevaricador, habla como un prevaricador y decide como un prevaricador, el ‘juez’ de un partido no puede ser otra cosa. Nuestros antis, siempre incansables en su miseria, han intentado darle la vuelta a la situación para apuntar al Madrid como beneficiado de la anulación de la sanción a Vinicius, que se produjo por una prueba viciada y por tanto inválida. Tremendo rédito obtenido con este dictamen por el club blanco, estando el brasileño lesionado y sin jugarse absolutamente nada en los últimos partidos del campeonato. La injusticia, si la sufre el Madrid, es menos injusticia, intentan hacernos creer.
Quienes aboguen por el inmovilismo, bien están pringados, bien se aprovechan de él
Los herederos de Negreira (y probablemente de unos cuantos dirigentes más) y de sus prácticas, los árbitros que él mismo promocionó, educó e integró en la charca que es ahora el CTA ni tienen credibilidad, ni están capacitados para renovar un estamento cuyo funcionamiento desprende un hedor difícilmente soportable. Como partícipes y beneficiarios de esta estructura, su primer objetivo es protegerla a toda costa. Y si para ello hay que pasar por encima de la única entidad que a día de hoy amenaza su supervivencia, no les temblará el pulso. Al fin y al cabo, tienen las retransmisiones y a casi todo el poder mediático trabajando sin descanso en disfrazar al gran perjudicado del sistema como si fuera su principal beneficiario. Al menos ya sabemos detectar a los que quieren que los atropellos de los árbitros y del videoarbitraje sigan vigentes. Quienes aboguen por el inmovilismo, bien están pringados, bien se aprovechan de él.
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El por que no se cambia y los motivos del cambio vienen de la respuesta a esta pregunta. ¿Por qué los arbitros en la champions con motivos conocidos para perjudicar al madrid no lo hacen o lo hacen minimamente?. Pues no lo hacen por que son árbitros de naturaleza honrada, dirigidos por otro árbitro de naturaleza honrada (collina). El problema en España es ese, todos los arbitros actuales, dirigentes arbitrales e incluso federativos fueron ascendiendo en un sistema corrupto, luego hay unos pocos honrados (normalmente los mejores, IE Mateu) y una mayoria de arbitros malos que ascendieron por antimadridistas y no tener excrúpulos. Ese es el tema, para limpiar la ponzoña habría que cambiar todalmente el staff arbitral, no solo la cúpula sino que tambien el 90% de los árbitros.
Esto va a ser rechazado por el sistema y solo nos queda la lucha mediatica.
Es obligación del club , y también de los fans madridistas, luchar por cambiar esas tendencias claramente antideportivas que rigen el fútbol español. Y que nadie se llame a engaño . Tamaña aberración extradeportivas no obedece solo a cuestiones arbitrales y de VAR, muy relacionadas con la manipulación (por
activación u omisión) de imágenes , NO. Hay algo todavía más determinante. Se trata de los futbolistas de equipos, sin relación oficial con Real Madrid o Barcelona, peeroo...que muestran, por lo que sea, muy diferentes actitudes de ganar en función de si es uno o el otro el contendiente. Hace más de 20 años tachaban de conspiranoicos a los pocos que se atrevían a sugerir las negreiriles ayudas expuestas a través de los saldos arbitrales. Pues, el escándalo todavía es mayor. No lo duden. No hay que ser un observador especializado en Psicología del Deporte o un avezado conocedor de ninguna materia en especial. Con tener dos ojos en la cara
y no adolecer de un serio déficit visual es suficiente para poder constatarlo.