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Por qué dejé de ver el Tour de Francia

Por qué dejé de ver el Tour de Francia

Escrito por: Antonio Valderrama18 febrero, 2025
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Hace mucho tiempo yo veía el Tour de Francia. Lo veía con pasión verdadera, no me perdía una etapa. Llegaban las tres de la tarde en aquellas sobremesas de verano, del mes de julio, que antes duraban tanto, tanto —antes el tiempo siempre duraba más, se dilataba como un chicle en el espacio—, y me ponía ante el televisor, sin falta. Ponía la Uno y mientras mi padre se echaba la siesta en el sillón yo acaparaba el sofá y me abstraía por esos paisajes franceses tan bonitos, la dulce Francia, el color áspero, de hueso, de la Francia pirenaica, con esas carreteras de montaña de aspecto lunar llenas de grafitis proetarras, o esos valles de los Alpes, tan verdes… me encantaba, me lo pasaba en grande escuchando a De Andrés y a Perico Delgado, que en mi cabeza se me figuraban pareja gemela de Míchel y José Ángel de la Casa en el fútbol, y mientras veía a aquellos tíos subir como titanes los puertos de montaña, achicharrados al sol, jaleados por la turbamulta, que si ikurriñas por aquí, que si El Señor del Mazo por allá, vestido de diablo, un personaje, me entusiasmaba si Joseba Beloki podía ganar el Tour y romper la racha, por fin, de Armstrong, o me pasaba las horas esperando a que Ülrich levantara por fin el culo de la bici y atacara de una vez.

Y un día, sin más, dejé de verlo. Todos los campeones del Tour iban dopados. Todos, uno detrás de otro, sin faltar nadie. Todos ganaban, llegaban a París, daban la vuelta triunfal por los Campos Elíseos, y al día siguiente daban positivo por EPO, por nandrolona, por clembuterol… la competición, la verdad, dejó de tener sentido para mí. ¿Por qué, qué interés tenía algo que estaba amañado y en donde no ganaba el mejor, ni el que mejor jugaba sus bazas, ni el equipo que desarrollaba la mejor estrategia, sino pura y simplemente el que se enchufaba en las venas la mejor mierda?

Armstrong y Ulrich

Con el fútbol español me está pasando lo mismo. Dice Hughes, en lo que él llama su croniquilla, que la situación es la que es y, por lo tanto, se acepta. Es decir, que el Madrid no puede irse de la competición ni salirse del campo ni darle un plantón a la Liga, como sí, por ejemplo, puede hacerlo el Barcelona, que de hecho, ya lo hizo una vez, y no pasó nada. ¡Qué iba a pasar! Que al Madrid sólo le queda la Copa de Europa y literalmente. Y es cierto. Le queda la Champions, por ahora.

Porque, de momento, la única reacción del Madrid como club ante semejante estado de cosas ha sido propulsar su destrucción, no de la Liga, ni de la Copa del Rey, sino de la Copa de Europa tal y como la conocemos. Y así, de esa manera, el club no sólo deja vendidos a sus futbolistas, expuestos finde tras finde a un chuleo y a un descaro que no tiene nombre, o sí, sí que lo tiene, y se llama fraude, sinvergonzonerío y humillación intolerable; lo peor es que deja a los pies de los caballos, o mejor dicho de los burros, ya quisiera la zahúrda del antimadridismo que pulula por las gradas y por los despachos parecerse a un animal tan noble e inteligente como el caballo, a su masa social. Que se sulfura sistemáticamente por nada.

Y un día, sin más, dejé de ver el Tour. Todos los campeones iban dopados. Todos, uno detrás de otro, sin faltar nadie. Con el fútbol español me está pasando lo mismo

Para ver al Madrid en liga hay que ir teniendo ya un talante especial, una paciencia para la sufridera. No es como cuando te enfrentas a un equipo netamente superior o cuando el tuyo está hecho unos zorros y cada partido es un calvario. Es peor. Es el aquelarre sin respuesta, un circo semanal del antimadridismo, que es la forma última del rencor social y la más ruin de todas. Es que te tomen por tonto y encima te manden callar, una y otra vez, ante la risotada grotesca del público general. Ante una situación así como la que lleva viviendo el Madrid en España, particularmente en los tres últimos partidos, donde El Sistema le ha birlado siete puntos con una impunidad y una alevosía sin precedentes, al aficionado sólo le queda perder el interés. No es que el robo sea una cosa novedosa, sorprendente. Lleva mucho tiempo pasando, la Guardia Civil sospecha que más de tres décadas, pero la cosa está subiendo de nivel y no parece tener ya ni el límite del escrúpulo o la apariencia.

Al aficionado le queda el pataleo y poner su granito de arena en la labor, ímproba, del colapso económico del tinglado. No pagar por nada de este “producto”, ni entradas, ni merchandising, ni por supuesto por verlo en la tele. Es poco, casi nada, pero es algo. Somos humanos y necesitamos creer y sentir que algo, al menos, depende de nosotros, que uno puede, haciendo un poder, un gesto supremo de la voluntad, apartarse de esto, que apesta.

De otro modo el club, como organización, puede continuar indefinidamente así, pues al fin y al cabo es un club de fútbol y es eso o disolverse puesto que, como todo el mundo sabe, si fuera catalán, o vasco, podría saltarse las normas sin temor a consecuencias, pero de momento sigue radicado en Madrid; pero el aficionado, que cada vez es más pobre, me refiero al madridista español, un tieso al que también le roban en su tiempo libre… es demasiado, honestamente, sólo apto para sadomasoquistas, para muy cafeteros, someterse contra su voluntad a un bukkake, algo insoportable y desde luego insostenible en el tiempo a poco que uno tenga ya una edad.

Si el Madrid alza la voz a través de sus medios de comunicación sólo consigue que se recrudezca el latrocinio y el perjuicio contra sus intereses. Esto ha quedado probado, en especial este año. Yo no le pido, como el barcelonista promedio, al club que amo, que intrigue para adulterar la competición y que se jodan los otros. Yo quiero que el Madrid maniobre donde tenga que hacerlo para que la liga sea transparente y justa y se destierre la arbitrariedad. Que ponga las toneladas que pesa su nombre y su prestigio en el mundo para drenar la ciénaga.

Al aficionado le queda el pataleo y poner su granito de arena en la labor, ímproba, del colapso económico del tinglado. No pagar por nada de este “producto”, ni entradas, ni merchandising, ni por supuesto por verlo en la tele

Ellos, los árbitros, que como estamento están bajo la lupa de los jueces de instrucción, sólo aquí, en una charca como la española, pueden encima sacar pecho sin que socialmente nadie, con la verdad por delante, se lo parta. Sólo en un país así pueden sentirse “molestos”, “ofendidos” no por una enjundiosa sospecha de fraude continuado sino por… ¡la queja de las víctimas! Se sienten perjudicados por un comunicado del Madrid, no por la evidencia de que su Comité Técnico Arbitral estuvo comprado por uno de los clubes, y por lo tanto actúan en consecuencia, en la consecuencia del villano, me refiero: con matonismo, echando cojones, cuando deberían, primero pedir perdón, y luego callarse.

Medina Cantalejo es un muy digno representante de este colectivo tan orgulloso de puertas afuera como sumiso de puertas adentro. Los árbitros españoles, la mayoría munueras, son fuertes toreando de salón, con Vinícius y con Bellingham, a los que El Sistema ya ha puesto una diana y convertido en las putas apaleadas oficiales. Porque España es una ciénaga, todo es charca y el fútbol no iba a ser menos. Los árbitros se permiten el lujo de ir de chulos y de sheriff con los futbolistas del Madrid que no se callan, con los más famosos. Luego nos pretenden convencer de que no han oído a miles de tíos antifascistas gritar “Vinícius, muérete” y, sin embargo, sí con mucha claridad a Bellingham diciendo fuck you. Lo peor como digo es la tomadura de pelo, que se crean que aquí somos todos imbéciles mientras ellos se lo llevan crudo. Que se saquen por lo menos el B2 de inglés para tratar con futbolistas de veinte mil países, ya que somos la “liga de las estrellas”.

 

Getty Images

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Madridista de infantería. Practico el anarcomadridismo en mis horas de esparcimiento. Soy el central al que siempre mandan a rematar melones en los descuentos. En Twitter podrán encontrarme como @fantantonio

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13 comentarios en: Por qué dejé de ver el Tour de Francia

  1. Suscribo todo lo que dice el artículo. A mí me pasaba igual con el ciclismo por qué había disfrutado en mi infancia y juventud con los Bahamontes, Julio Jiménez , Luis Ocaña , Anquetil , Merck, etc. Me parecía un deporte magnífico, y sus estrellas unos verdaderos héroes.
    Pero un día apareció el dopaje y todo se vino abajo. No solo empecé a dudar de los implicados sino que mis sospechas se ampliaron a los ganadores inmediatamente anteriores, entre ellos algunos españoles muy famosos. Sus palmareses ya no me decían nada, me producían rechazo. Y se acabó todo, dejé de verlo y para mí ya no existe.
    Con el fútbol estoy teniendo un proceso muy parecido. La única diferencia es que aquí está la Champions, que todavía ofrece una imagen de competición más o menos limpia. Pero no me hago muchas ilusiones, ya ha habido algunos episodios oscuros y me temo que este cáncer acabará por corromperla también; en ese momento el fútbol se acabará para mi como se acabó el ciclismo.

  2. Excelente artículo, gracias. Retratas el sentir general que tenemos los madridistas, la desazón, que sigue al cabreo inicial. Efectivamente, como a un tieso que ya le roban hasta en su tiempo libre. Esa es la sensación y con el paso de los días también aumenta, al menos en mi caso, la preocupación hacia los jugadores. ¿Cómo se han tenido que sentir en el campo ante la impunidad de los árbitros y de los jugadores rivales que los cosían a patadas? Vista la violencia con que se están empleando los otros equipos, creo que el club debería, ante todo, protegerlos y, como dicen algunos por aquí, priorizar y alinear jugadores del filial al menos en los partidos fuera de casa. Seguro que ellos también se llevarán patadas pero no sé si tantas…No es lo mismo descargar las iras en un Vinicius o un Bellingham que en un Aguado o un Gonzalo.
    Saludos.

  3. Si por el fútbol en general fuese no habría que haberlo visto nunca... El robo arbitral a España en el mundial de Corea, la mano de Dios, el gol de Michel a Brasil en México 86 que salió en poster en Interviú, los chanchullos de la UEFA con platini, anteriores y posteriores, etc etc.
    En todos los deportes pasan cosas de estas y están corruptos hasta la médula, cosa habitual donde se juega dinero, prestigio nacional o intereses políticos. Acordaos de la gimnasia rítmica y las puntuaciones de jueces, los árbitros de baloncesto contra el Madrid en los 80/90, etc, etc.
    Lo único distinto es que ahora nos toca en el fútbol y con mayor descaro. Y que es un sistema contra el que hay que luchar.

  4. ¿Pero cómo no van a ir con ese descaro? Se descubre, mediante facturas con iva, que un club ha estado comprándose el estamento arbitral para su beneficio y el perjuicio de su máximo rival, y aquí no ha pasado nada. Encima siguen teniendo al 99% de la prensa (queda alguna honrosa excepción) de su lado tapando y justificando todo ¿de qué se van a preocupar?. Como se suele decir: ¡VIVA LA PEPA!

    P.D. Me ha pasado lo mismo con el ciclismo; ya no lo veo.

  5. Me pasó algo muy parecido con el Tour de Francia.
    Dejé de verlo cuando lo de Armstrong se convirtió en certeza. Pero la sospecha alcanza a todos los ganadores del Tour, incluidos españoles, desde hace muchos años.
    Desde entonces, creo que lo más honrado que podrían hacer es llevar anuncios en el maillot de los productos dopantes que utilizan. Así podrían patrocinarles las farmacéuticas respectivas, a plena luz del día.
    Para lo del CTA y nuestra liga no encuentro solución.
    ¿Quizá Las camisetas del Farça llevando "NEGREIRA" en la zona pectoral?
    Saludos.

  6. Yo el Tour lo veía siempre también pero ya cuando empezó Perico había empezado a dejar de verlo. Armstrong se veía que iba dopado como ya le había pasado unos años antes a Berzin, un ruso que le robó un Giro a Induráin y poco después desapareció tras su dopping. O con Bjarne Riis que fue el que ganó el primer Tour tras los 5 de Miguel y también se veía que iba dopado (un desconocido danés de 30 años que lograba lo que no habían hecho en los 5 anteriores años auténticos monstruos). Pero también buena culpa la tenía el sistema. Es absurdo meterles etapas de 250kms con 5 puertos de montaña notables que durante 5 horas hasta la conexión de final de etapa no ve nadie).
    La Liga española hace 2 o 3 años que apenas la veo. Media docena de partidos del RM por temporada. Y este año la Champions apenas he visto un par de partidos completos con el formato absurdo e imposible de entender que han impuesto para forrarse más los corruptos de la Uefa.

  7. Huelgo de mandos caídos. Baja en suscripciones del paquete fútbol.

    Hacer ver a patrocinadores y distribuidores del producto de La Liga que ya no interesa tanto.

    Exactamente lo mismo con diarios deportivos y programas deportivos de radio sesgados. Yo solamente escucho Disidencia Deportiva (Intereconomía) y El Primer Palo (esRadio).

  8. Me paso exactamente lo mismo con el ciclismo, el año pasado deje de ver la liga tras el partido del Pizjuan, con Del Barça Bengoechea al silbato. Al final este año he vuelto a ver los partidos, solía ver varios cada jornada, ahora solo los del Madrid. Tengo para mi que, como dice el refranero, lo que no te mata te hace mas fuerte, y por aportar una esperanza a esta situación, creo que esta constante lucha contra la injusticia es en parte responsable de la fortaleza mental del equipo y de sus triunfos europeos. Recuerdo que el día "Manolas" un periodista, dijo ante el penalty por mano de Pique, es que estan acostumbrados que en España eso no se pita.

  9. Los madridistas sois las mayor carroña de la vida. Estáis tan acostumbrados a robar que cuando os pitan algo que es normal os indignais.
    El día que la palme el capo y salgan a la luz todos sus chanchullos debería desaparecer la organización delictiva real de Madrid

    1. Cuando pitan algo que es normal no nos indignamos, nos indignamos por ejemplo que un club pague al vicepresidente del comité técnico de árbitros por hacer informes de jugadores, cuando es un conflicto de intereses, y que además ése club ni presente los informes ni les haya nunca informado a sus socios que parte del presupuesto de la temporada,se iba a las manos de él.

  10. A mí me pasó lo mismo. Desde entonces no he vuelto a ver ninguna competición de ciclismo. Y me ha pasado, temporalmente por ahora, con el fútbol. Pero, tal como está de corrupto, no sé cuánto veré fútbol.

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