Al final del partido, Casemiro le dice al entrevistador que le pregunta, otra vez, por el plan B del Madrid, que no hay plan B. El plan B es una invención. Casi podría decirse que es el chantaje de una prensa que ya no sabe cómo chantajear. El plan B en realidad es el plan sin letras. Es El Golpe, The Sting, ideado por Zidane como si fuera Henry Gondorff. Sólo falta la escena final cuando los muertos reviven con cápsulas de pintura roja en la boca y al malo se lo lleva la policía en una perfecta y hermosa jugada.
Porque eso es este Madrid. Perfecto y hermoso. El Madrid es control y es alegría. Es clasicismo e irreverencia. Es Zidane (¡Oh Capitán, mi Capitán!) en una partida de póker contra los poderes establecidos llamando Lonimen y Lineman y Loneman a todo aquel que pretende hacer trampas. El plan era que no jugaran Marcelo, ni Cristiano, ni Luka, ni Toni, ni Keylor, ni Benzema... y que no se notara.
Y no se nota. Sólo falta llegar a Chicago para culminar una obra magna. Una gesta que de no completarse casi no debería importar porque en cualquier caso significará el inicio de una Belle Epoque madridista, todo el mundo lo sabe, y lo digo en francés porque para ello es imprescindible que el camino lo dirija Zidane.
Hubo cuatro goles en la primera parte que pudieron ser ocho; y en la segunda no hubo ninguno pero pudieron ser otros ocho a un pobre Granada que jugó bien, con gusto a pesar de la debilidad extrema y, sobre todo, al poderío cegador de un Madrid por el que Tony Adams, el curioso entrenador granadista, parecía en el banquillo el Lex Barker de la Dolce Vita antes de que aparezca Adriano Celentano y sus Rocky Boys.
El impacto de este Madrid es similar al de esos Rocky Boys en las termas de Caracalla alborotando a la concurrencia vip; como Morata abriendo para Lucas Quinto que descerraja un pase a James en línea de gol, quien marca el primero de la noche en el minuto tres. Es bonito ver marcar a James y luego verlo jugar, parándose y mirando con el balón en los pies. Es como un gorrión dando saltitos y picoteando entre la yerba.
Y Fabio, me beso las yemas de las dedos. Fabio, como Lucas, buscando a James, el delantero centro. Qué locura es ésta. Fabio al ataque internándose, dejando atrás al defensa rival y poniendo un centro con la dirección y la velocidad idóneas para que lo pique otra vez el colombiano. Todo es diferente en este Madrid. Lucas retrasa al primer toque un balón alto para mantener su posesión. El sonido Redondo de su bota contra el esférico es el miedo del antimadridismo que vive últimamente en una casa llena de ruidos extraños.
La gestión de este equipo, su solvencia, su reflejo en el campo es aterrador. Cómo si no podríamos llegar a ver a Lucas defendiendo en su área a un gigante como Foulquier. Lucas no le teme a nada con esos ojos de niño. A Lucas no le presentaron en el Madrid sino que le mostró a la sabana el babuino Rafiki igual que a Simba. Lucas es un rey león y Fabio puede ser el penúltimo milagro del profeta Zizú.
Asensio lo intenta sin mucho recorrido y Nacho da la hora en Granada como si tañeran las campanas. Nacho empezó siendo un reloj y ahora es un carillón. En esa defensa escandalosa rebotan todas las pelotas que recoge Casemiro para lanzar la carga. En una de ellas Danilo sobre la línea de fondo, otro al que destrozó un oso en el bosque y salió con vida, retrasa para Morata que dispara en carrera al larguero para marcar un gol como para gritar racatacatá.
Más tarde el madrileño se inclina con toda su longitud por la banda, dos veces, dos recortes como dos curvas a derecha para marcar su segundo. El cuarto y último de la noche. Pero quedan muchas cosas, por ejemplo Nacho corriendo con una potencia inusitada, sorprendente. Como si hubiera crecido y ensanchado. Y como si reluciera.
Casemiro riéndose parece Billy Zane, el malo de Titanic, a pesar del labio partido recuerdo de Godín. Lucas la manda al larguero en jugada personal de arrancada y desborde hacia el interior; y aún la va a tener el gallego tras un pase entre líneas de Kovacic (que va corriendo de lado), pero se encuentra con Ochoa demasiado cerca. La segunda parte es casi mejor, y comienza con Ramos recorriendo el campo entero. Lástima de fuera de juego de Asensio que parece desconcentrado en busca de sus musas.
La fuerza de Kovacic es una fuerza interior, bruta, que se está puliendo. La está puliendo Zidane. Cuando termine, el croata llevará sombrero y antifaz y hara zetas en el césped. A falta de media hora para el final sale Benzema por Marco. Otra vez el cambio fresco y limpio a la hora justa. Los suplentes del Madrid, los suplentes de Zidane, sean quienes sean, son como blancas sábanas tendidas al aire del campo, listas para ser estiradas y usadas.
Además Benzema está planchado y se mueve como un recortador portugués con la pausa de un paisajista. James se adueña del campo. Por mis críticas antiguas a Danilo rezo cinco Padres Nuestros y cinco Ave Marías, qué menor penitencia. La virtud de estos futbolistas es contagiosa. Coentrão hace un perfecto control esquinado y centra a bote pronto a Ramos que remata fuera por poco. Coentrao está en forma, sí, ahora. Lo está.
Sale Isco por Casemiro y es Coentrao quien, solícito, lleva la cadena prohibida del malagueño a la banda. Hay equipo incluso en las cortesías. Sale también Mariano por Lucas. A cada sustitución se oye un toque jazzístico de platillos. Así es Zidane, el Bonaparte que incluso ha inventado la carga defensiva, ¡la contradefensa! que anula contraataques en un santiamén. Todo es justo en este Madrid, hasta la importancia que se le dan a las derrotas; porque este Madrid siempre está arriba como en el minuto noventa y con diez jugadores frente al Barsa. Eso es una inversión para el futuro que ya está aquí. Eso sí que son momentos (y no esos momentos Santori lost in traslation de los que se habla por ahí sin asomo de vergüenza con mucho ruido y escaso convencimiento) que nadie ha visto nunca.
...Una gesta que de no completarse casi no debería importar porque en cualquier caso significará el inicio de una Belle Epoque madridista, todo el mundo lo sabe, y lo digo en francés porque para ello es imprescindible que el camino lo dirija Zidane...
...El sonido Redondo de su bota contra el esférico es el miedo del antimadridismo que vive últimamente en una casa llena de ruidos extraños...
...La gestión de este equipo, su solvencia, su reflejo en el campo es aterrador...
...Todo es justo en este Madrid, hasta la importancia que se le dan a las derrotas; porque este Madrid siempre está arriba como en el minuto noventa y con diez jugadores frente al Barsa...
SIMPLEMENTE GENIAL, HALA MADRID!!!
Aunque parezca mentira, he llegado a oír que ZZ tiene suerte porque Bale se ha lesionado (creo que lo he oído en uno de los podcast de El Radio). Nada que objetar, el mundo está lleno de imbéciles con los que convivimos todos los días. Supongo que si me preguntasen por Messi, estaría tentado a decir que en ocasiones resulta contraproducente y que harían bien en venderlo. Y podría encontrar hasta razones: que se desentiende del juego cuando no tiene el balón, que si carece de capacidad de liderazgo, que si desequilibra las cuentas de las fichas ... aunque no creo que llegara a decirlo porque me podría poner colorado y me llegaría a dar algo de vergüenza.
Pero escuchar a madridistas decir que hay que vender a Bale o mandarle al banquillo porque tenemos un plan B me abre las carnes. ¿El fútbol vuelve gilipollas a la gente o qué?
Es que el madridismo está repleto de gilipollas que no saben ni dónde tienen la mano derecha. Es un hecho que se demuestra en que hay seres luminiscentes que quieren vender a D. Gareth Bale o a Benzema.
Hay que ser tontolculo y beberse el AS y el MARCA como si fueran güisky. Se impone en estos casos un buen golpe de remo.
Los culés y anti madridiras varios, que pululando por el Bernabeu, son los que silban a Cristiano... Dicho esto... Cuando van a reconocer la revolución de creer y jugar con 22 jugadores ... Y llegar al final con todos los jugadores en un gran momento físico, todos enchufados, que permite hacer rotaciones y que no no se resienta el juego? Hala Madrid ... Nos vemos en Carrier ...
Cardiff, Gales... Ay los automatismos ...