Pesadilla preotoñal

Buenos días. Zidane no pasará a la Historia como uno de los mejores entrenadores de la Historia del Madrid (lo es) por el partido de ayer. ¿Qué añadir al atinado análisis de Antonio Escohotado? ¿Qué agregar al lúcido juicio de Quillo Barrios? "Zidane no es perfecto", dice Quillo, y es muy posible que ayer tuviéramos la mejor prueba de ello.

Nadie entendió ayer la alineación del glorioso calvo, a quien definitivamente se le fueron de la mano las rotaciones. El actual Madrid, máxime este Madrid que tiene a Cristiano injustamente vetado, se sostiene sobre la excelencia de cuatro centrocampistas mayestáticos: Casemiro, Modric, Kroos e Isco. Si quieres reservar gente -y Zidane contará con todo nuestro apoyo mientras lo haga racionalmente, pues no en vano esta política nos condujo la temporada pasada al mejor año desde 1958- puedes dejar en el banquillo o en su casa a uno de esos tres, a dos de esos tres. Pero tener a los cuatro en condiciones de jugar y apostar por una alineación donde solo luce uno de los cuatro nombres se nos antoja, con todo el respeto y el afecto, temerario incluso ante el Levante, máxime cuando la revolución implica también un cambio de sistema en el que Marcelo y Theo juegan en la banda izquierda estorbándose mutuamente.

Cabe desear que este tropiezo (muy diferente, pese al idéntico marcador, al del Valencia, dado que frente a los chés se jugó francamente bien) no mine la fe de la plantilla en la mencionada política de rotaciones, cuya bondad se sostuvo ya el año pasado en unas cuantas victorias más o menos agónicas. Las rotaciones precisan de esa pizca de suerte para contribuir a incrementar la moral de la tropa en lugar de torpedearla. Ayer no hubo suerte tampoco (Kroos la mandó al palo, Bale remató de cabeza fuera cuando casi se cantaba el gol y Raúl sacó una mano extraordinaria ante el propio Bale) y se escaparon los puntos, esperemos que no la moral.

Con un Barcelona sumido en una grave crisis institucional, y que acaba de protagonizar el mercado de verano más ridículo de su historia, sería absurdo sostener que este es un buen comienzo de temporada para el Madrid cuando dicho Barcelona nos saca cuatro puntos en apenas tres partidos. Pero aún debería ser muy pronto para la desesperación, incluso para los que están deseando desesperarse. Queda el partido de Anoeta, que será clave y donde habrá una buena dosis de presión, impropia de esta época del año, antes de que vuelva Cristiano y nuestros problemas, presuntamente, se vayan a paseo.

Para ello hará falta además vigilar el equilibrio entre la audacia de las rotaciones y su eventual inconsciencia. Zidane, que tiene un crédito no ilimitado pero casi, sabrá rectificar sobre sus propios errores.

En Barcelona se frotan las manos por la goleada que ayer infligieron a un pobre Espanyol a manos (o a pies) de un gran Messi. Magnífico. Que lo disfruten mientras puedan. El Madrid volverá cuando despierte de esta pesadilla preotoñal.